Jenaro Talens
El poeta y ensayista pronuncia la conferencia 'Poesía y verdad: del nombre inexacto de las cosas' este martes en la Fundación Juan March (19.30 h.)
Pregunta.- En su conferencia reflexiona sobre la relación entre la poesía y la verdad. ¿En qué medida se puede alcanzar la segunda a través de la primera?
Respuesta.- Aunque el lenguaje parece que está hecho para mentir, la poesía no lo permite, no se presta. Aunque uno intente controlar lo que dice, el lenguaje poético tiende a decir la verdad. Una verdad en un sentido amplio, no como un concepto cerrado. Salvo si escribe con mucha premeditación, no se puede engañar en poesía.
P.- ¿Entonces diría que la lengua, en el territorio de la poesía, no se puede domesticar?
R.- Los efectos del sentido de lo que se dice son incontrolables. Lo único que se puede hacer es establecer uno límites de pertinencia para que a uno no le hagan decir lo que no quiere. Eso se consigue con oficio.
P.- Y el jueves leerá algunos poemas suyos, de todas sus épocas. ¿Qué siente cuando lee sus versos de hace 40 años?
R.- Pues me siento raro. Igual que cuando miro una foto de esa época. El año que viene se cumple medio siglo de la publicación de mi primer libro, El umbral del hombre. Pero a la hora de hacer la antología para este ciclo no he intentado disimular quien fui, aunque a veces aprecie torpezas o ingenuidades.
P.-¿Y desde esa ingenuidad hacia donde ha evolucionado en todo este tiempo?
R.- Hay claves que se mantienen. Sobre todo la voluntad autorreflexiva. Ahora, como entonces, sigo intentando comprender el mundo a través de la poesía. Y es curioso que, a pesar de esa ingenuidad, percibo la imposibilidad de controlar el lenguaje que comentaba: en esos versos hay mucho más de lo que creía. A estas alturas, después de todos los años que he cumplido, los libros que escrito sobre poesía, la actividad académica que he desarrollado, las preocupaciones no se han modificado. Quizá se hayan ampliado, sin sustituirse la unas a las otras, y las aborde con algo más de escepticismo, porque cada vez creo en menos cosas.
P.- Una de esas preocupaciones es el yo, la identidad. Dice que usted no escribe de ti, sino desde ti. ¿Qué quiere expresar con esta diferenciación?
R.- Cierto. Esa es un tema esencial en mi poesía. Siempre he tenido muy presente el mandato presocrático de "llega a ser quien eres". La identidad no es algo que viene dado con el nacimiento, sino que se va construyendo, en un largo proceso. Cierta poesía lírica se entiende como un ejercicio confesional. Yo no comparto esta perspectiva. No es necesario contar tus problemas para expresar tu experiencia.
P.- En la conferencia del martes saca a relucir su vertiente de teórico de la poesía. Pero le molesta que su obra se tilde de metapoética. ¿Por qué?
R.- Yo eso de la metapoesía no lo entiendo muy bien. El lenguaje es la ordenación de un universo de referencias. ¿Entonces la metapoesía es la reordenación de algo ya ordenado? Me parece redundante. El lenguaje es la herramienta necesaria pero no el protagonista de la poesía.
P.- En 2011 publicó El cielo ávaro de esplendor, su último poemario. ¿Cuándo podremos leer el siguiente?
R.- El jueves leeré un par de poemas inéditos. Forman parte de una colección nueva, un libro que ya está hecho y en el que la poesía dialoga con la fotografía. Lo he dejado reposar de momento, que es lo que hago siempre.