Tengo el convencimiento de que algunas historias, sean audiovisuales o literarias, son importantes por los desafíos sociales que plantean, porque en cierto modo actúan como estímulo, acaso como focos de resistencia capaces de inspirar determinadas conductas en la sociedad. Iluminada, la serie de Laura Dern y Mike White, es probablemente una de ellas. Su existencia no hubiera sido posible (aunque también hubiera tenido sentido), pongamos, diez años atrás, cuando el tsunami financiero aún no había actuado con toda su furia, cuando el descrédito hacia las grandes empresas y los mercados de inversión aún no generaban estallidos de rabia como los de hoy en día. El activismo frente a las prácticas criminales corporativistas que plantea Iluminada, aunque pueda ser algo cándido (o 'capriano', de Frank Capra) y esté vehiculado por el romanticismo, tiene un propósito. Como la propia Amy Jellicoe (Laura Dern) repite en varias ocasiones, ella (y la serie) es un "agente de cambio". De hecho, es el título del último episodio.
La segunda temporada de Iluminada (Enlightened, HBO), con dos capítulos menos que la primera (de la que escribí en este post), ya ha llegado a su final. La emitirá próximamente Canal +. Hablar de decepciones o entusiasmos no tiene en principio mucho sentido, pues todo depende de la expectativas creadas con el gran final de la primera temporada (las mías eran altas). Creo en cualquier caso que merece la pena ver los ocho capítulos (cuatro horas): recogen y desarrollan las promesas hechas, amplían el radio de acción y, sobre todo, enriquecen y relativizan la lucha social que se traen entre manos. Por otro lado, puede que no haya una tercera temporada, pues la segunda tiene un final conclusivo. Transmite la sensación de que hemos recorrido todo el arco dramático que ha ido trazando la serie.
[Spoilers]
Básicamente, la lucha quijotesca de Amy Jellicoe, en complicidad con Tyler, frente al imperio de la empresa Abadon para la que trabaja, empieza en esta segunda temporada a ganar adeptos y se enfrenta a una realidad más compleja de la que imaginaron. El personaje nuevo con más peso es el periodista
Jeff Flender (Dermot Mulroney), que "compra" la investigación de Amy y le anima a filtrar más información confidencial de la empresa para publicar un reportaje con pruebas y hechos consumados de su actividad delictiva. A la complicidad de Amy y White se suma en determinado momento el jefe de ambos, Dougie, desde luego uno de los personajes más interesantes de la serie, a cuyo actor, Timm Sharp, debemos una escena memorable en esta segunda temporada (atentos al episodio 2.7, No Doubt). Otros personajes satélite que adquieren cierta relevancia son el mismísmo presidente de Abadón, James Rebhorn (Charles Szidon), y su secretaria.
Ya he comentado en este blog que la bipolaridad de la serie, reflejo mimético en todo caso de la bipolaridad de su protagonista Amy, es su principal línea de fuerza. Plantea la incertidumbre, siembra la duda, nos invita a abrazar los propósitos (el plan de venganza) de un personaje al que no siempre podemos defender, del que afloran justificadas dudas sobre su estabilidad mental. Las psicopatías rayanas en la demencia, que generan seres obsesivos y monotemáticos, entregados a su causa sin medir las consecuencias, en todo caso, son comunes en varias teleficciones recientes. Ahí tenemos los casos de Carrie Mathison, la agente de la CIA en Homeland, o el de Sarah Linden, la detectiva de The Killing. No son los únicos. El caso de Amy es distinto no solo porque su obsesión no es su trabajo policial, sino porque representa al común de los ciudadanos, las vidas, los salarios y los empleos de esa masa social determinados por el enriquecimiento de las élites sociales.
El trayecto psicológico de Amy está plagado de aristas, de subidas y caídas, de excitación y depresión, y ese es uno de los alicientes más estimulantes de Iluminada. En determinado momento, el propio personaje plantea la pregunta que una y otra vez nos hemos hecho. La respuesta que le da Levi, su exmarido (que recuerden, al final de la primera temporada emprendía viaje hacia su reconversión espiritual), aglutina el espíritu y el mensaje de la serie. En su réplica están todas las respuestas que hacen de Iluminada una serie tan vivificante y, en cierto modo, necesaria frente a las embestidas del pesimismo. Si respuesta aglutina también el espíritu humanista de Frank Capra (Qué bello es vivir, Caballero sin espada, Sucedió una noche...) que sin duda recorre los cimientos de la serie, esa capacidad de revitalizar la esperanza en tiempos de desesperanza, de iluminar la oscuridad y reconciliarnos con el ser humano.
AMY: "¿Estoy loca?"
LEVI: "No, solo estás repleta de esperanza. Tienes más esperanza que la mayoría de la gente. Es algo maravilloso tener algo de esperanza para este mundo".