Alejandra Vallejo-Nágera
Hoy celebra en el Karting Carlos Sainz (Madrid) un acto benéfico a beneficio de la Fundación Pequeño Deseo, junto a otros "embajadores de la felicidad" entre los que se encuentra el conocido piloto.
Pregunta.- ¿A qué conclusiones han llegado en el II Congreso de la Felicidad?
Respuesta.- En primer lugar, que la felicidad no es un cuento chino ni tampoco exactamente una aleación química del cerebro, aunque este órgano tenga mucho que ver. También que hay una predisposición genética a estar más abiertos a lo positivo que a lo negativo pero que independientemente de ello el acceso a las oportunidades es algo que se puede aprender. La familia juega un papel muy importante en ello: padres optimistas educan a hijos que tienden a serlo y al contrario.
P.- ¿Cuáles son los resultados más sorprendentes de las encuestas que realiza el Instituto CocaCola de la Felicidad?
R.- El 70% de los encuestados asegura que es más feliz cuando puede compartir esa felicidad con otras personas. Un porcentaje muy alto asegura que se siente muy bien por el hecho de saber que no están solos porque tienen una familia, y muchos piensan que la felicidad se consigue cuando tienes pareja.
P.- ¿Por qué está tan de moda la literatura de divulgación científica, en especial la dedicada a la gestión de las emociones?
R.- Sí, afortunadamente está de moda. Pensábamos que las emociones pertenecián a un terreno indomable, pero la ciencia se ha puesto a nuestra disposición para que comprendamos cómo funcionan el miedo, la tristeza y la rabia, que son las emociones negativas más importantes. Lejos de desbordarnos, podemos, si no controlar, al menos estar atentos a ellos y gestionarlos. Por otro lado, la ciencia nos descubre qué tipo de prácticas pueden ayudarnos a estar mejor. El bienestar es contagioso, si uno se encuentra bien, se tratará mejor a sí mismo y a los demás.
P.- Entonces, ¿la felicidad es un barco que podemos timonear?
R.- La felicidad no es algo permanente. No somos felices, estamos felices. Es un error pensar que la felicidad es algo estable y que la vida debe proveerla. Es una conquista.
P.- Como experta en tanatología, ¿cuál es la clave para ser feliz sabiendo que tarde o temprano uno se va a morir?
R.- No me atrevería a decir que un enfermo terminal es feliz, sería una falta de respeto. Pero quienes hemos trabajado con estas personas podemos aprender mucho de ellas, como ser conscientes de que cada minuto es irrepetible. Los moribundos de ninguna manera están felices pero pueden hacer algo para irse despidiendo poco a poco de forma que se instale en ellos la paz.
P.- ¿Qué hay que tener para ser un embajador de la felicidad como los que se reúnen hoy con usted?
R.- Hay que apostar por la felicidad y predicar con el ejemplo. Nosotros apostamos por las salidas, sabemos que la vida no es un parque de atracciones pero hemos puesto la mirada en las posibilidades y no en los obstáculos.