César Aira: "Lo mejor que se puede hacer en La Noche de los Libros es entrar en una librería y salir con un ejemplar"
Prolífico escritor argentino (ha publicado más de 30 novelas), César Aira es el encargado de poner voz este jueves a la compleja amalgama de actividades que es La Noche de los Libros. Lo hará a través de una conferencia en torno a "lecturas perdonables", esto es, aquellas de segunda fila pero a las que el lector se entrega por el simple placer de leer. De él mismo dice haber perdonado mucho, aunque no a Marsé, ni a ninguno de sus contemporáneos españoles, porque, afirma, “se quedó en Góngora”.
PREGUNTA.- Su conferencia versará sobre su relación con los libros y la lectura. ¿Puede avanzar algo?
RESPUESTA.- Sí, he tomado este tema desde un ángulo especial para no hacerlo tan convencional. El título es Cuánto podemos perdonar, y con él me refiero a los libros que no son tan buenos pero a los que perdonamos por el mero placer de la lectura.
P.- ¿Ha perdonado a muchos?
R.- Yo fui un fanático de los cómics, de Superman a Batman pasando a La pequeña Lulú. Luego pasé a los libros de piratas de Salgari e insensiblemente me fui dando a la lectura. Antes leía por la aventura, por lo que estaba pasando.
P.- Y llegaría el hito. En su formación, ¿Cuál fue?
R.- Creo que la lectura formadora fue la de Borges, a los 14 años. Con él descubrí verdaderamente lo literario de la literatura.
P.- ¿El libro necesita verdaderamente estos actos que lo socorran o aún se vale por sí solo?
R.- Para los lectores formados el libro seguirá siendo lo que fue siempre, un elemento esencial. En mi vida lo es. En lo venidero, aunque creo que es peligroso hacer futurología, puede que lo necesite más. En cualquier caso, para la industria puede haber cierta alarma, pero se irá adaptando de algún modo.
P.- Conocerá al dedillo el programa de la Noche de los libros, ¿Qué actividad le resulta más interesante?
R.- Lo más interesante que pueden hacer los lectores este miércoles es mirar libros en una librería y salir con uno de ellos bajo el brazo. Es una práctica que yo tengo por norma en mis viajes, no salir de una sin comprar un libro. Ese pequeño objeto es una alegría, una promesa, con frecuencia un rato de felicidad.
P.- ¿Qué autores le dan últimamente esos ratos amables?
R.- Acabo de comprar para mi hijo El vampiro, de Polidori, que leí anoche con disfrute, aunque es una novela baratita, pero de esas perdonables.
P.- Ahora que nombra a su hijo, ¿Cree que se equivocan los que dicen que los jóvenes leen poco o nada?
R.- Mi hijo mayor es gran lector y dibujante de cómics. Una de sus lecturas favoritas es El paraíso perdido, de Milton. Mis hijos han nacido en una casa llena de libros, porque su madre también es escritora, y les habría tocado rebelarse contra ellos, pero no fue el caso. En la mía no los hubo y yo leí por rebeldía.
P.- A Marsé le entregan este jueves el Premio Cervantes. ¿Ha tenido la oportunidad de leerlo?
R.- No, no sé nada de literatura actual española. Sinceramente, me quedé en Góngora.
P.- ¿Y su presencia en los actos del Cervantes no le ha animado a hacerlo?
R.- Hasta la fecha no, aunque tal vez llegue un día de lluvia en que me ponga a ello.
P.- ¿Le parece que el hecho de que un Gobierno Autonómico celebre más 200 actividades en un día para festejar el libro es materia novelable, todo este furor oficial en torno a la práctica lectora?
R.- No lo había pensado, pero me está dando una idea. De todas formas, cuando alguien me da una idea que puede utilizarse para una novela no la cojo. Yo sé cuáles son las ideas que sí me sirven.
P.- ¿Y Las ideas que ha elegido para su conferencia, les servirán a quienes las escuchen?
R.- Solo espero no aburrirles demasiado y que ellos también me perdonen.