En un momento en el que se erigen nuevas barreras comerciales, las inversiones se redireccionan o se recortan y las grandes potencias buscan crear nuevas esferas de influencia, la Unión Europea quiere mostrar que "hay otro camino". Este es el mensaje que -sin citar directamente a Donald Trump- ha trasladado la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, durante la primera cumbre entre la UE y los países de Asia Central celebrada en Samarcanda (Uzbekistán). Los dos bloques han establecido una "asociación estratégica", cuyo primer resultado concreto es un acuerdo sobre materias primas críticas, en una región que atesora el 40% de las reservas mundiales de manganeso, así como litio y grafito.
La parada en Samarcanda es una etapa más de la carrera emprendida por la Unión Europea para tejer nuevas redes comerciales. Además del diálogo y las posibles represalias, la diversificación es el tercer pilar de la estrategia que ha diseñado Bruselas para responder al muro arancelario levantado por el presidente de Estados Unidos. La UE busca desesperadamente nuevos mercados internacionales alternativos con el fin de compensar la previsible pérdida de negocios en Estados Unidos por el impacto de los recargos de Trump.
En esta "agenda de diversificación", la Comisión de Von der Leyen ha concluido en los últimos meses acuerdos de libre comercio con Mercosur, México y Suiza; y ha relanzado las negociaciones con India, Indonesia, Tailandia, Filipinas y Malasia. La UE presume de contar con la red de acuerdos comerciales más grande y completa del mundo: 44 acuerdos con 77 países. Y aspira a que la esta cifra siga aumentando. En contraste, Estados Unidos sólo tiene 20, aunque no está claro cuántos sobrevivirán al paso del terremoto Trump. La oferta de Bruselas es estabilidad, fiabilidad y seguridad jurídica, que no se encuentra ahora al otro lado del Atlántico.
"Cerrar acuerdos comerciales beneficiosos con socios como Mercosur y aplicar de forma eficaz los recientemente aprobados se ha vuelto más crucial que nunca. Aunque los productos de la UE pueden chocar con mayores dificultades para acceder al mercado de Estados Unidos, están bien valorados a nivel internacional y pueden encontrar mercados alternativos en países de rápido crecimiento con los que hemos concluido o estamos negociando nuevos acuerdos", relata a EL ESPAÑOL el portavoz europeo de Comercio, Olof Gill.
El acuerdo con Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) es el que ha suscitado un mayor interés renovado, ya que se trata de un vasto mercado de 270 millones de habitantes. El pacto se cerró en diciembre de 2024 tras 25 años de negociaciones, pero todavía no tiene fecha de ratificación. Es más, Francia (que se opone porque teme el impacto en su industria cárnica) todavía busca una minoría de bloqueo para tratar de tumbarlo.
"Tenemos que buscar reforzar la red de socios. Entre ellos, el primero Mercosur. Para nosotros, efectivamente, Mercosur es una zona clave, esencial. ¿Por qué? Estamos hablando de que dos de los sectores más afectados por las medidas estadounidenses pueden ser el vino y el aceite de oliva. Vino y aceite de oliva que serían dos de los más beneficiados si ratificamos el acuerdo con Mercosur", ha dicho este viernes el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, en una entrevista en Onda Cero.
"La Comisión está trabajando con el objetivo de presentar la propuesta para la firma y celebración del acuerdo con Mercosur a los colegisladores (el Consejo y el Parlamento Europeo) antes del verano. No podemos indicar una fecha para la eventual conclusión del acuerdo, ya que esto depende de los colegisladores", explica a este periódico el portavoz de Comercio.
Lo que sí que está claro es que, tras los aranceles de Trump, Francia está más aislada que nunca en su oposición al pacto comercial con Mercosur, cuya suerte final depende de la postura que adopte Italia. El Gobierno de Giorgia Meloni expresó muchas reservas cuando el acuerdo se anunció en diciembre, pero ahora parece inclinarse por el sí.
En una reunión este jueves con el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, el ministro de Exteriores, Antonio Tajani, "reiteró el apoyo de Italia a la finalización de nuevos acuerdos comerciales con terceros países para diversificar nuestras exportaciones, como con Mercosur, la India -donde Tajani viajará en unos días- y otras economías emergentes clave del Indo-Pacífico, África y el Golfo".
A la vez que busca nuevos mercados, Bruselas teme que los aranceles de Trump le provoquen una avalancha de mercancías low cost asiáticas (en particular de China), que se fabricaron pensando en Estados Unidos pero que ahora perderán el acceso al mercado estadounidense debido a los nuevos y elevados recargos. La UE ya vivió una experiencia similar con los aranceles al aluminio y al acero del primer mandato de Trump y tuvo que adoptar restricciones de entrada, que ahora quizá tenga que reeditar pero a gran escala.
"Estos aranceles afectan a todo el mundo. Y algunos países sufrirán aranceles más altos que otros. Esto significa que podría haber una desviación comercial, es decir, que algunos países que ya no pueden exportar sus productos a Estados Unidos podrían optar por mercados alternativos. Cuando este suministro provenga de la sobrecapacidad global, estaremos preparados para defender nuestros mercados. No vamos a absorber las cantidades y volúmenes que Estados Unidos ya no esté aceptando en ciertos mercados", explica un alto responsable comunitario.