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El partido no fue épico, pero el aficionado español pudo disfrutar por última vez de un duelo entre Rafa Nadal y Carlos Alcaraz. Un enfrentamiento entre el rey del tenis nacional y su heredero al trono. Un duelo entre dos generaciones llenas de títulos y en el que el manacorí le pasó definitivamente su testigo al murciano.

Alcaraz no tuvo piedad en cuanto a lo deportivo se refiere (6-3, 6-3). Dominó de principio a fin a su compañero y rival para poner rumbo a la final del Six Kings Slam de Arabia. Allí le espera Jannik Sinner, su archienemigo.

Apenas se pudo ver la mejor versión de Nadal. Llegó a contagotas, pero quedó de manifiesto su falta de ritmo competitivo (no jugaba desde los Juegos Olímpicos) y poco pudo hacer ante un Alcaraz sólido e implacable durante todo el choque.

Tendrá la oportunidad de resarcirse Nadal el sábado ante Djokovic. Un nuevo duelo entre dos de las mayores leyendas de la historia, también la última, en la que Nadal "trataré de dar lo mejor de mí como hago siempre".

Sin rival

Alcaraz, vigente número dos del mundo, ganó en una hora y veinte minutos. No necesitó exprimir su juego. Le bastó mantener las distancias respecto a Rafa, conservar su saque en todo momento y asegurar la victoria.

Dejó de lado el posible impacto emocional que podía suponer un último cara a cara ante una leyenda del tenis, uno delos mejores de la historia, un espejo en el que se ha mirado desde sus inicios y con el que ha compartido objetivos, como en los juegos olímpicos y con el que coincidirá dentro de un mes, como miembros del mismo equipo en las finales de la Copa Davis de Málaga y se centró en el objetivo, en la victoria.

El murciano, en plena efervescencia competitiva, puso de su lado los ocho primeros puntos en juego, ganó los dos primeros juegos en blanco. El balear ganó su primer punto en el tercer parcial, al saque. Fue un síntoma. Mejoró después Nadal que ofreció buenos momentos y se le vio concierta velocidad pero con falta de minutos sobre la pista. Dos meses y medio sin competir. No es cualquier cosa.

El ganador de veintidós Grand Slam, de 38 años, sin título desde que ganó su decimocuarto Roland Garros en el 2022, su título número 92, pretende llegar con solvencia y con tiempo de juego a Málaga, donde será su última competición y su despedida.





Alcaraz emergente, segundo del mundo, 21 años, está en plenitud. Ya cuenta con dieciséis títulos, entre ellos cuatro Grand Slam: dos wimbledon, un US Open y un Roland Garros. Esta temporada ha logrado cuatro trofeos y la plata olímpica en París.



Todo ha salido al antojo de la organización de la exhibición más lujosa. Habrá final entre los dos mejores del mundo en la actualidad. El italiano Sinner, número uno, que batió a Djokovic previamente por 6-3, 6-7(0) y 6-4, y contra el número dos, Alcaraz. Y antes, el clásico de la historia del tenis. Djokovic, el mejor de la historia, con veinticuatro Grand Slam, y Nadal, el que le sigue, con veintidós. Sesenta cara a cara entre ambos. Más que nunca, más que nadie.