El fútbol camina lento, aunque inexorablemente a una muerte de éxito. Deambula borracho de partidos, torneos con renovados formatos y competiciones creadas recientemente con el objetivo de explotar a una gallina a la que se le agotan los huevos de oro. El fútbol se ahoga, pero los futbolistas se oponen a quedarse sin oxígeno. "Si esto sigue así, no nos quedará otra opción que ir a la huelga".
La reflexión de Rodri, jugador del Manchester City, encendió la luz de alarma. El nuevo formato de la Champions podría ampliar hasta a cuatro el número de partido y, tras un verano de Eurocopa y Juegos Olímpicos, el próximo periodo estival contará con el nuevo Mundial de Clubes. "Entre 40 y 50 partidos, un jugador puede jugar a un alto nivel. Luego baja, porque es imposible mantener este nivel físico", aseguró Rodri.
Situación similar a la que lleva atravesando el mundo del tenis desde años. La nueva queja del fútbol es una constante en el deporte de la raqueta. Cada vez hay más torneos y de mayor duración. Cuatro Grand Slam, 8 Masters 1000, cuatro torneos ATP 500 y uno o dos ATP 250. Eso es a lo que están obligados a competir la mayoría de jugadores del circuito ATP.
A lo que habría que sumar las ATP Finals, si se clasifican, las convocatorias posibles a Copa Davis y otros eventos como la Laver Cup. En el circuito WTA pasa lo mismo. Los tenistas compiten y viven a caballo entre una ciudad y otra. Sin tiempo para descansar, ni para entrenar, ni para prepararse físicamente y reponerse de molestias. Todo ello en un deporte cada vez más veloz y potente.
Sirva el último US Open como reflejo del cansancio de los tenistas. Ni Alcaraz, Djokovic, Musetti y Aliassime, semifinalistas en los Juegos Olímpicos, se clasificaron siquiera a octavos de final del último Grand Slam de la temporada. Las reacciones del murciano rezumaban a cansancio.
Se llevó el dedo índice a la cabeza para, inmediatamente, negar a su banquillo. El partido no había terminado, pero él ya estaba fuera de él. Su mente y sus piernas ya habían dicho 'basta'. Estaba agotado, como ya avisó aquella raqueta rota en el Masters 1.000 de Cincinnati. Este curso, el programa masculino no concede casi tregua y en 2025, la dinámica será todavía peor, porque siete de los nueve Masters 1000 serán de dos semanas.
"Al añadir más días, tienes que ser una especie de superhéroe para ser consistente durante dos semanas seguidas. Todo esto perjudica al deporte. Empieza por lo mental y continúa con lo físico; hace que los jugadores nos lesionemos”, criticaba en su día Tsitsipas. Como contrapartida, el aumento de los días conlleva un incremento de la cifra de participantes, por lo que se amplía la horquilla de profesionales que pueden acceder a los cuadros.
Más partidos, más torneos, menos espectáculo
"Son fantásticos para los que están entre el top-50 y el top-100, pero no para los del top-10. Así de sencillo", se expresa Zverev. La última voz autorizada que ha mostrado su contariedad ha sido Carlos Alcaraz, desde Berlín, donde está disputando la Laver Cup con el combinado europeo tras precintar una gira americana para el olvido en lo deportivo.
"Ha sido una temporada dura. No he jugado tantos torneos, pero sí muchos partidos. En cierto modo, nos están matando. Ahora hay muchos lesionados por el calendario, pero habrá jugadores que se tengan que saltar torneos porque tienen que cuidar su cuerpo, su familia y su otra vida aparte del tenis. Es difícil mantener la motivación. A veces no me siento motivado. Me gustaría cogerme algún día libre y no puedo porque tengo que entrenar, compromisos, viajar, tengo jet lag...".
Alcaraz reconoce que el calendario está muy apretado y augura un futuro todavía más cargado. "Cuesta encontrar días de descanso. Creo que hay demasiados torneos y probablemente habrá más. Va a haber muchas más lesiones, así que algunos jugadores deberemos renunciar a algunos torneos. Y tenemos familias con las que estar", abundó sobre el tema mientras sigue labrando su camino con la raqueta. Tenis todos los días y a todas horas.