Nadal se quita la cinta de la frente y resopla tras saludar a Navone. Hacía tiempo, años mejor dicho, que el balear no supera las cuatro horas devolviendo los intercambios de su rival. Ante Navone selló su pase a semifinales de Bastad (6-7, 7-5 y 7-5) y se llevó el segundo partido a tres sets más largo de su dilatada carrera deportiva.
Aunque lo más importante fue que aprobó un examen de resistencia en el momento más necesario: a una semana de que empiecen los Juegos Olímpicos. Continúa Nadal readaptándose al ritmo de los partidos y recuperando progresivamente los automatismos.
Tras superar el ensayo ante el desarmado Leo Borg y la prueba de envergadura contra Norrie, Nadal sigue engrasándose y reincorporando las sensaciones que todo tenista siente sobre la pista. Con Navone retomó lo que significa un partido desgobernado, en el que cada tenista manda por momentos, y largo, en los que el joven Nadal se movía cómodamente.
Eso no lo ha perdido. Nadal se está preparando físicamente, pero su persistencia y la capacidad de darse otra oportunidad y no dejar de insistir son capacidades innatas. Si el rival le quiere ganar debe pasar por encima de un Nadal, irregular en sus virtudes, pero sólido con sus capacidades. Y eso es mucho para este Navone, bravo, valiente, que tuvo al balear contra las cuerdas.
El argentino hizo suyo el partido en el inicio. Imprimió su ritmo, su juego y, con una remontada en el primer juego, selló un break que descentró a Nadal y encaminó a conquistar el primer set. No arrancó cómodo Nadal. Falto de chispa, cometió demasiados errores no forzados en a lo largo de la primera manga.
Todo lo contrario que Navone, al que le salía todo. Pero la energía fue por rachas. En la propia, Rafa le endosó un parcial de 3-0 para recuperar el terreno perdido y forzar un tie break que, sin embargo, se lo apuntó Navone después de una desconexión que llevó al balear a jugar lento y volver a cometer errores no forzados.
Rafa entró más fuerte al partido en la segunda manga. Retocó su derecha y logró mover al argentino. Aunque, de nuevo, la energía cambió de lado. El 3-0 a favor del balear se tornó en un 3-4 tras un bajón del balear ante el que se envalentonó Navone. Nadal estaba incómodo, sin encontrar soluciones definitivas a los problemas que le llegaban desde el otro lado de la pista.
Resistió el manacorí para sellar el segundo set y emplazar la resolución a la última manga. Que empezó igual que las dos anteriores. Con la electricidad cambiando de raqueta. Navone rompió el servicio y ganó su saque, pero Rafa se sobrepuso y selló un parcial de 5-0 para colocarse a un juego y con saque a favor de la victoria.
En la grada se barruntaba el triunfo balear, pero Navone volvió a emerger e igualó a cinco. No obstante, prevaleció Nadal. El Nadal que se sobrepone a las adversidades aferrado a su fortaleza mental para encontrar brillantez entre la irregularidad. El nuevo Rafa se reencuentra con el viejo Rafa.