El ruso Andrey Rublev, que llegó a Madrid lastrado por una derrota tras otra y distanciado de la condición de favorito, salió coronado de la Caja Mágica, con su segundo título de categoría Masters 1000 bajo el brazo y reafirmado como una de las alternativas para todo los grandes retos que restan en la temporada.
El moscovita, segundo ruso tras Marat Safin en lograr este evento madrileño, tardó casi dos tres horas, dos y 48 minutos, en enmendar un mal inicio, sometido por el canadiense Felix Auger-Aliasimme, adversario inesperado, ante el que había mostrado casi siempre una notable autoridad y había mantenido a la distancia.
Rublev afrontó el Masters 1000 con cuatro partidos perdidos en los últimos compromisos. Pero el pupilo del español Fernando Vicente vio como sus principales adversarios, como los candidatos más considerados, caían uno detrás de otro por diversas circunstancias e iban despejando el cuadro.
Fue el ruso el verdugo de Carlos Alcaraz en cuartos de final. Ahora hereda la corona que el español ha mantenido durante los dos últimos cursos. Tras el Masters 1000 de Montecarlo, Rublev añade Madrid. Son los dos éxitos más lustrosos en un historial que se va ya a los dieciséis trofeos, dos en este 2024 al contar con el de Hong Kong al inicio de curso.
No dejó escapar Rublev la oportunidad que se le presentaba para reivindicar su condición de jugador de grandes momentos, de escenarios mayores a los habituales de los que le suele apartar las lagunas de concentración y una personalidad algo díscola en la cancha. Traicionan esos instantes de enojo, muchos contra sí mismo, otras contra el mundo. Desaires que le han sacado de los partidos y que le han distanciado de la cumbre.
Fue una labor ardua, una escalada la que le llevó en Madrid a conquistar su segundo Masters 1000. Ambos en tierra. Después del de Montecarlo el pasado año, ahora reafirma su carácter competitivo en Madrid, ante un rival que se encontró en un momento único, inesperado. Por su juego pero también por la dimisión de sus adversarios. El checo Jakub Mensik se retiró a medio partido. Jannick Sinner ni se presentó. Jiri Lehecka apenas permaneció en pista un cuarto de hora.
Salió disparado a la pista el tenista de Montreal decaído en la clasificación lejos de las expectativas generadas. Rompió de inicio el saque de Rublev. Lo hizo también en el quinto y se puso con un desequilibrio de 4-1. Quiso reaccionar el moscovita que se acercó en el marcador pero terminó por asumir la superioridad de su adversario, sobre todo en el saque.
Y es que Auger-Aliassime transitó con superioridad impulsado por el servicio. Saques directos -catorce- y un alto porcentaje en los primeros -84 por ciento-. No se adaptó a la situación Rublev hasta el segundo set. Fue de menos a más y en el tramo final consiguió una nueva rotura que le dio la manga y el empate en el marcador.
Rublev, con más horas en juego que su rival, estaba más adaptado a la situación. Dio más sensación de ganador que el canadiense. Todo lo que no solucionara su saque ere un contratiempo serio para Aliassime que no amenazó ya la ventaja del ruso.
El desequilibrio llegó al final, en el duodécimo juego del tercer set. Rublev aprovechó la presión que sintió su rival y se hizo con el parcial. Logró el break en el duodécimo y selló el triunfo al resto.
La quinta victoria sobre el canadiense del ruso, la segunda en tierra y la segunda en este 2024 tras Rotterdam, le dio un nuevo Masters 1000. había jugado cinco finales el moscovita y había perdido cuatro. Ahora apuntala su historial con Madrid, un nuevo éxito reputado que consigue después de dejar en el camino a jugadores como el argentino Facundo Bagnis, el español Alejadnrdo Davidovichy, el neerlandés Tallon Griekspoor, el campeón vigente Carlos Alcaraz y en semifinales, el estadounidense Taylor Fritz