Las lágrimas de Simeone, Xisca y la hermana de Nadal en el emotivo adiós de Rafa a Madrid

Rafa Nadal cerró este martes su historia en el Masters de Madrid. La victoria del checo Jiri Lehecka (5-7 y 4-6) acabó con un emocionante paso por el torneo que regaló a todos los aficionados el tenista balear a sus 37 años. Las emociones estuvieron a flor de piel en la Caja Mágica durante todo el partido y muchos no pudieron contener sus lágrimas con el homenaje posterior que recibió la leyenda del deporte español.

Tras dos horas y un minuto de partido, ya de madrugada, Nadal dejó su último golpe en la pista Manolo Santana de la Caja Mágica: un revés que se le marchó al pasillo de dobles. Rafa jugó su último partido en el Mutua Madrid Open mientras enfila el final de su legendaria carrera: primero irá a Roma y luego verá si puede jugar Roland Garros por última vez.

El público estaba rendido a su ídolo, que quiso destensar un poco el ambiente cuando cogió el micrófono a pie de pista: "Que era una broma, que el año que viene vuelvo". Esa frase sacó una sonrisa a todos, aun sabiendo que no era verdad y que las lágrimas ya inundaban los rostros de algunos. Su discurso fue muy emotivo y así se reflejaba en todo aquel al que las cámaras apuntaban, entre ellos su mujer Xisca Perelló y su hermana Maribel o Diego Pablo Simeone, entrenador del Atlético de Madrid.

"Ha sido un regalo el que me habéis hecho durante estos 21 años. Las emociones que me llevo de esta pista, de jugar en Madrid, de jugar enfrente del público español, es algo que tendré para siempre", dijo un Nadal que a duras penas pudo contener también las lágrimas. Su rival esa noche, Lehecka, también lucía emocionado desde su banquillo.

La organización del Mutua Madrid Open tenía una sorpresa en forma de homenaje para Rafa que hizo que la ocasión fuera aún más especial. Primero se desplegaron -con algunas dificultades- cincos lonas honrando cada uno de sus títulos en la capital y después se proyectó un sentido vídeo con algunos de sus mejores momentos. Feliciano López, director del torneo y amigo de Nadal, y le hizo entrega también de un trofeo conmemorativo.

Nadal regaló a todos en Madrid un emocionante último paso por el torneo. Renunció a Montecarlo y en Barcelona, en el Godó, logró disputar dos partidos, pero en la capital se superó. "Hace tres semanas no sabía si iba a volver a jugar un partido oficial", reconocía en rueda de prensa días atrás. Pero a Rafa le quedaban en torno a ocho horas en pista, repartidas en cuatro partidos, para dar a esa gente que ha vibrado tanto con él a lo largo de los últimos 21 años.

En Madrid debutó en 2003, invitado por la organización. Entonces arrancó una historia que ya es leyenda, llevando a Nadal a ganar hasta en cinco ocasiones el torneo que más veces ha disputado en su carrera. Lehecka, con sus raquetazos secos, escribió el capítulo final en una noche de emociones.

Nadal, ante los miles de espectadores que no se quisieron ir de la pista hasta que él la abandonara primero, dejó un último mensaje: "Este es uno de esos días que cuando llega es muy duro, pero la vida y mi cuerpo me están enviando señales desde hace mucho tiempo. El sueño era terminar aquí en la pista".

"He tenido la suerte en mi vida de poder convertir mi pasión en mi trabajo, soy un privilegiado. Soy un afortunado de la vida por todo lo que he vivido, no puedo pedir más. Espero haber sido un ejemplo para las nuevas generaciones", concluyó. Gracias, Rafa.