Cada día que Rafa Nadal salta a una pista en este 2024 es un triunfo para todos. Para él porque significa que el físico le respeta, para el público porque puede deleitarse al menos una vez más con alguien que apura su carrera deportiva, y para el tenis porque puede presumir de tener aún en activo a uno de los mejores de toda la historia.
El tenista balear está escogiendo al milímetro esta temporada, la de su retirada, dónde, cuándo y cómo compite. Tras Brisbane se vio obligado a parar durante más de tres meses antes de reaparecer en Barcelona. Ahora está en Madrid y posteriormente, si todo sigue según lo previsto, estará en Roma.
Todo esto corresponde a un plan perfectamente estudiado para llegar a Roland Garros en las mejores condiciones físicas posibles y, por qué no, tratar de dar la sorpresa y despedirse a lo grande de París. Allí es el rey y nadie tiene tanta historia en Francia como él, así que no irá para hacer un papel cualquiera.
Ahora en Madrid, Nadal está condicionando completamente la presente edición del torneo. Siempre ha levantado una gran expectación en el Mutua Madrid Open, está claro, pero este año nadie quiere perder la oportunidad de ver al balear en directo. Cada partido suyo se ha convertido en una potencial última vez de Rafa en la Caja Mágica, así que cada encuentro se vive como si fuera el baile final.
Por el momento, su despedida tendrá que esperar unos pocos días más. El exnúmero 1 del mundo venció este sábado a Alex de Miñaur y no de cualquier manera. Dejó tenis de muchos quilates por momentos, recordando tiempos pasados, y el lunes tendrá una vida extra en la tercera ronda.
La venganza con De Miñaur
La semana pasada Alex de Miñaur expulsó a Rafa Nadal del Conde de Godó. Aquello no fue una sorpresa, entraba dentro de lo predecible teniendo en cuenta el estado de forma del español y el nivel del australiano, actualmente número 11 del mundo. De Miñaur se codea con los mejores y Rafa trata de volver a tener un nivel competitivo.
Nadal dio la cara y ofreció batalla en el primer set, pero no pudo evitar una derrota que, no obstante, parecía lógica. En Madrid, sin embargo, se cobró la venganza. El cuadro deparó que ambos tuvieran que volver a verse las caras también en la segunda ronda del Mutua, pero aquí el contexto era diferente.
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Aunque los fantasmas siempre van a estar acechando a Rafa antes de cada torneo y de cada partido, en esta ocasión llegaba un poco más rodado y si cabe hasta motivado. Venció al imberbe Blanch sin apenas tener que esforzarse, pero toparse con De Miñaur suponía subir la exigencia varios escalones.
El partido fue muy intenso. El australiano es una roca y hay que derribarle varias veces para tumbarle definitivamente, y la prueba de ello fue el tiebreak del primer set. Sin embargo, esta vez la balanza cayó del lado del tenista balear, que celebró con mucha rabia su victoria.
Nadal dejó momentos de tenis de muchos quilates. Si en Barcelona había pelotas a por las que ni siquiera hacía además de ir para no forzar su físico, en la Caja Mágica se le vio volando sobre la pista y llegando a todo lo que tenía que llegar. Rápido de piernas, potente físicamente y aguantando un partido que se fue a más de dos horas, como en los viejos tiempos.
No sólo eso. El balear tiró de repertorio en sus golpes y protagonizó varios intercambios largos que cayeron de su lado, eso que durante tantos años ha hecho a las mil maravillas y donde era prácticamente imbatible. Dejadas, globos, derechas paralelas y reveses imposibles que terminaron por derribar a Alex de Miñaur en esta segunda ronda del Mutua Madrid Open.
Se trata, por lo tanto, de la victoria de más entidad que ha conseguido Rafa Nadal en este 2024 tan especial. Venció a Thiem y a Kubler en Brisbane, a Cobolli en Barcelona y previamente a Blanch en Madrid, pero deshacerse de un De Miñaur que roza el top 10 mundial supone un paso muy importante en su mejora.
El plan para Roland Garros
Todo este camino que está realizando Rafa Nadal en lo que va de temporada está enfocado en un objetivo muy claro: Roland Garros. Todos los caminos llevan en este caso a París, donde el español quiere pelear por cumplir un último sueño y competir por última vez en la Philippe Chatrier.
Barcelona, Madrid y Roma, esa es la hoja de ruta que ha preparado su cuerpo técnico para llegar con ciertas garantías a París. Allí Rafa no quiere hacer un papel cualquiera, busca protagonizar un último baile para el recuerdo.
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El plan era jugar un par de partidos en el Conde de Godó para no forzar la máquina. Lo cumplió al caer eliminado en la segunda ronda ante De Miñaur. Los deberes siguen ahora en Madrid, donde Rafa debería jugar unos tres o como máximo cuatro partidos para seguir engrasando el engranaje. Por el momento, la tercera ronda ante Cachín asegura un tercer choque, aunque por supuesto que a cualquier aficionado le gustaría verlo llegar más lejos.
La próxima parada, la de Roma, será todavía un poco más exigente. Ahí la intención es llegar a jugar un partido más que en Madrid para adecuar al cuerpo a una exposición más prolongada, algo similar a lo que supondría avanzar hasta las rondas finales en Roland Garros. Nadal, por lo tanto, no se volverá loco y actuará con cabeza durante las próximas semanas en pos de su meta final para cerrar un círculo perfecto en su carrera.