Detrás de uno de los semifinalistas del US Open hay una historia de guerra, pobreza y lucha. Se trata de Frances Tiafoe (Maryland, Estados Unidos; 1998), el verdugo de Rafa Nadal en los octavos de final y rival de Carlos Alcaraz en semis. Su cara y su nombre han empezado a sonar desde esta semana.
Tiafoe es el tenista número 26 del mundo. Tiene 24 años y nunca antes había llegado tan lejos en un Grand Slam. Lo máximo fue en el Abierto de Australia de 2019, que llegó a cuartos. En su palmarés solo se encuentra un torneo ATP, el Abierto de Delray de 2018. De casi desconocido para el público general a hacer historia en Flushing Meadows.
Big Foe, como le apodan, es el primer hombre estadounidense negro que llega a semis del US Open en los últimos 50 años. Nadie lo había conseguido desde 1972, cuando Arthur Ashe las pisó por última vez -acabó finalista-. Hoy ese tenista es quien da nombre a la pista central del complejo en el que se juega el torneo neoyorquino. Igualar aquello es el mejor homenaje que Tiafoe podía hacerle a sus raíces.
Frances es hijo de inmigrantes del país africano Sierra Leona. Constant Tiafoe y Alphina Kamara, sus padres, escaparon de la guerra civil que comenzó en la nación de África Occidental en 1991 y duró más de una década. Escaparon por separado, para luego encontrarse en los suburbios de Washington DC.
En la capital estadounidense, Constant era un trabajador de mantenimiento y Alphina Kamara enfermera. En 1998 tuvieron gemelos: Frances y su hermano Franklin. Un año después, aproximadamente, el padre de familia empezó a trabajar en la construcción del JTCC (Junior Tennis Champions Center) en el estado vecino de Maryland. Aquel sitio cambiaría la vida de los Tiafoe.
Cuando acabaron las obras, Constant se quedó en el JTCC como jefe de limpieza. Trabajó duro, igual que la madre, para dar una buena vida a sus hijos. Él cogió horas extras y sus largas jornadas de trabajo convirtieron el almacén en su lugar para pasar las noches. Alphina Kamara tenía turnos nocturnos y los niños se quedaban con el padre en el club de tenis, durmiendo en una mesa de masaje.
Tiafoe empezó a jugar al tenis en el JTCC. Era el niño pobre que se enamoró de un deporte para ricos. Por los terrenos del complejo deportivo, el pequeño Frances paseaba, raqueta en mano, buscando chicos con los que competir. Él era el 'raro' entre otros niños que vestían con marcas de lujo y no les faltaba de nada.
Pasar allí tantas horas le sirvió a Frances para empaparse de tenis y empezar a crecer como jugador. Podía tirarse ratos largos observando a tenistas y sus entrenadores para luego practicar por su cuenta. Hasta que un preparador, Misha Kouznetsov, se fijó y empezó a trabajar con él.
"Obviamente, yo no era el niño rico o no tenía todas las cosas nuevas o lo que sea. Pero yo solo estaba viviendo la vida. Podía jugar tenis gratis, el deporte que amaba", decía a CNN en una entrevista en 2015. Como junior brilló y, con 15 años, ganó el prestigioso Orange Bowl que antes ganaron otros como Federer, McEnroe o Courier.
El mejor día de su vida
Luego llegó el salto a profesional, hace ya siete años. Llegó al top 100 del mundo y a asomar la cabeza en los grandes torneos. Los cuartos del Abierto de Australia que jugó en 2019 fueron contra Nadal. El español, que luego perdería la final contra Djokovic, le arrolló dos días después de cumplir los 21 años.
Esta semana se volvieron a ver las caras en otro Grand Slam y Tiafoe se tomó la revancha. El partido se fue a cuatro sets (6-4, 4-6, 6-4 y 6-3) y la fuerza bruta de Tiafoe, unida a su crecimiento en confianza, decantaron la balanza del lado del estadounidense. Fue "el mejor día" de su vida, como reconoció a la prensa.
Tiafoe se tiró toda la noche sin dormir, después de su victoria contra Nadal. Había puesto fin a una racha de 22 partidos invictos en Grand Slam del hombre con más títulos en estos torneos. Había puesto su hombre en la historia negra del US Open junto a una leyenda ganadora de tres majors como Arthur Ashe. Sentiría vértigo.
En la pista, este miércoles, no notó ningún mareo. Al contrario. Se creció con el público volcado hacia él y destruyó en tres sets y 2 horas y 39 minutos a Rublev, número 11 del mundo: "Me encanta jugar en las pistas llenas. Siento que es por eso que entrenas tan duro, para demostrar lo que sabes hacer. Quiero saltar a la pista e intentar dar a la gente lo que quiere, que es que yo gane", decía tras su triunfo.
Duelo físico con Alcaraz
Le espera Alcaraz. Carlos y Tiafoe ofrecerán un duelo cargado de potencia. El español ve cerca cumplir su doble sueño (ganar su primer Grand Slam y ser número 1 del mundo), pero al partido de semis llega con una carga física sobrehumana. Las 5 horas y 15 minutos de partido contra Sinner le dejaron exhausto.
Se cumplió la predicción que hacía Tiafoe en la previa del encuentro: "Solo espero que jueguen un maratón, un partido súper largo, y que se cansen". Dicho y hecho. Frances ha enloquecido a su gente, pero también Carlos con sus puntos imposibles. La batalla estará igualada.
La vida de Tiafoe ha dado un giro radical en los últimos días. De 26 del mundo a ser candidato al US Open. De ganarlo, sería el primer hombre estadounidense en conquistar el major neoyorquino desde Andy Roddick en 2003. Arthur Ashe fue el primer y último afroamericano en lograrlo, en 1968.
Aquel niño que vestía ropa de segunda mano y jugaba al tenis entre niños ricos está a un paso de la historia. Entremedias está Carlos Alcaraz, que quiere escribir la suya propia. Es la historia de Tiafoe, el hijo de un conserje que es ahora el futuro del tenis estadounidense.