Un golpe al alcance de muy pocos, un golpe de número 1. La imagen de la victoria de Carlos Alcaraz en el épico partido contra Jannik Sinner fue un golpe que dejó al final del segundo set. Una histórica batalla de más de 5 horas en el US Open resumida en un exquisito gesto técnico.
Alcaraz, maestro de lo imposible, fue un paso más allá en la Arthur Ashe de Nueva York. Tiene solo 19 años, pero seguro que este es ya uno de sus golpes que se recordarán al final de su carrera. Entre los Grand Slam que levantará y otros premios que apiñará, en la galería siempre aparecerá la impresionante foto que dejó esta madrugada.
Sus pies elevados del suelo, el brazo derecho por detrás de la espalda y la muñeca de la mano que sostenía la raqueta girando hacia el sitio justo. Una delicatessen visual que Alcaraz convirtió en un recurso efectivo. Para sorprender a un inquebrantable Sinner y para despertar al público de la sesión nocturna del US Open.
Es el mejor punto del año en el mejor partido del año, con permiso del Nadal-Medvedev de la final de Australia. Una obra redonda. Llegó en un momento en el que Alcaraz estaba tocado, al menos sobre el papel. Venía de tirar tres puntos de sets en el saque de Sinner, que tenía la ventaja para mandar la manga al tie-break.
El italiano sacó con potencia, como siempre. Alcaraz se defendió como pudo y Sinner armó el brazo para lanzar una derecha a contrapié. Carlos vio que la bola se le quedaba detrás del cuerpo y modeló su figura para responder. Con toda la intención, calculó en décimas de segundo la fuerza del golpe, la altura del salto y su giro de muñeca con la raqueta baja. Jannik quedó vendido y el español remató de seguido.
Mientras que la locura se desató en las gradas, Alcaraz alzaba el dedo al cielo. Subía a su vez la barbilla buscando la mirada de su cajón, donde Juan Carlos Ferrero alucinaba con la última maravilla de su pupilo. Ya van unas cuantas, pero ninguna tan imposible de descifrar bajo la lógica como esta.
Para suerte del partido, Sinner no se achicó ante la genialidad del golpeo de su rival. Se repuso, acabó ganando el servicio y se llevó un disputado tie-break. Luego de eso, la tercera manga también fue para él. Se fue a la muerte súbita, pero esta vez el italiano la ganó en blanco.
Igual que Alcaraz regaló ese golpe imposible cuando menos se esperaba, ocurrió lo mismo con su reacción que le llevó hasta la victoria. Salvó una bola de partido y, en el cuarto set, pasó de 5-4 a 5-7. La machada quedó completada en la manga definitiva, donde por momentos se tambaleó y luego se erigió con fuerza. De 3-2 a 3-6. Victoria de Carlitos, el más joven en pisar las semis del US Open desde 1990.