El 2022 está siendo, seguramente, el año más difícil en toda la carrera de Novak Djokovic. El tenista serbio es un hombre de ideales y lo ha demostrado desde el mes de enero, cuando ya se sabía que no estaba vacunado contra el covid-19, condición necesaria para disputar el Open de Australia.
El país le acabó negando la entrada al serbio, que fue deportado y recibido como un héroe a su vuelta a Serbia, pero cuestionado por gran parte de la opinión pública, que no entendía la negativa a vacunarse del deportista cuando había evidencias de la bajada de contagios y muertos gracias a la vacuna.
Djokovic sabía a lo que se enfrentaba cuando viajó a Australia, pero él consideró que no iba a vacunarse y no lo hizo. Y sigue sin hacerlo. Por si fuera poco, sobre la pista dura de Melbourne el trofeo lo levantó su archienemigo en el mundo de la raqueta, Rafa Nadal. El hombre con el que mantiene una lucha titánica para ver quién acaba su carrera con más Grand Slam.
Especialmente dolorosa la victoria de Rafa, porque al igual que el balear domina en la tierra batida, Djokovic es un verdadero especialista en pista dura. Pero la cuestión sanitaria le dejó a las puertas del torneo y, como decimos, con una imagen hacia el exterior que quedó muy tocada.
Por si fuera poco, y en concordancia con sus 35 años, el de Belgrado sufrió problemas físicos en su vuelta a las pistas porque, hay que recordar, que no todos los países ni los torneos le vetaron la entrada. En el Open de Madrid por ejemplo pudo participar.
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Precisamente sobre la arcilla madrileña no pudo dar su mejor nivel y se estrelló contra un Alcaraz que aprovechó la merma física que arrastraba el serbio y su gran momento tenístico para pasarle por encima.
Y es que la nueva generación, especialmente tenistas como Sinner y el propio Alcaraz, también suponen una amenaza en el futuro cercano de 'Nole'. El balcánico sabe que no tiene tantos años de carrera por delante, y desperdiciar los Grand Slam y torneos que engorden su vitrina en favor de sus competidores pueden hacerle perder en el futuro el título de mejor tenista de la historia, al menos en cuanto a títulos se refiere.
Caída en Roland Garros
Tras su eliminación en Madrid, llegó el segundo grande del año, Roland Garros. A pesar de las especulaciones previas por la normativa del covid, Djokovic sí pudo jugar en París, pero allí las opciones se desvanecieron en cuanto Nadal se cruzó en su camino. El español domina su territorio y tras un partido de cuartos de final espectacular, venció al serbio a pesar de sus dolencias en el pie izquierdo.
Un nuevo revés para Djokovic, que llevaba un año aciago. Al menos en ese momento parecía haber quedado atrás la polémica por el covid, ya que, sin tiempo casi para lamerse las heridas de Roland Garros, llegaba Wimbledon, donde de nuevo iba a poder jugar.
La hierba londinense siempre ha sido amable con Djokovic y no decepcionó. El serbio fue de menos a más en los encuentros y parecía que el único capaz de disputarle el trofeo iba a ser el de siempre, Nadal.
El español también fue creciendo durante el torneo, pero tras remontar en un soberbio partido de cuartos de final a Fritz, se retiró del torneo por una lesión abdominal. Esa rotura fibrilar le impidió jugar las semifinales frente a un Kyrgios que accedió directamente a la final.
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El australiano dio lo mejor de sí, pero la final fue para Djokovic, que lloró tras levantar su 7º Wimbledon en un momento catártico para él. Se reconciliaba con el tenis y también con el público, que le ovacionó al acabar el encuentro.
Todo parecía haber vuelto a la normalidad, pero nada más lejos de la realidad. Llegó el mes de agosto y volvieron los problemas para el tenista serbio, que fue viendo cómo se le cerraban las puertas de los distintos torneos por, de nuevo, su negativa a vacunarse.
Entrada denegada
Primero fue el Masters 1.000 de Montreal, que le denegó la entrada al país. En ese momento, la sombra de no poder jugar el US Open ya planeaba firmemente sobre Djokovic. La confirmación tácita fue Cincinatti, que anunció que Djokovic tampoco iba a ser de la partida.
Ahí las posibilidades de que Djokovic disputara el Abierto de Estados Unidos eran ya prácticamente inexistentes. Aún así 'Nole' no se rindió y mandó mensajes en sus redes sociales diciendo que se estaba entrenando como si fuera a estar en Flushing Meadows.
Sin embargo, en la última semana el torneo no ha hecho una excepción y horas antes de conocerse el sorteo del cuadro final del US Open Djokovic anunció su retirada del torneo.
Una noticia que vuelve a poner de actualidad su persona ya que, aunque algunos optaron por posicionarse a su lado en el tema de la vacunación, la mayor parte del público no ha entendido la postura del serbio a no vacunarse y perderse algunos de los mejores torneos del mundo.
Ahora el futuro es incierto. Cabe destacar que Nadal tendrá la oportunidad de sumar su Grand Slam número 23 en Nueva York, mientras que Djokovic seguirá en 21. Aunque habrá que ver cuál es el estado físico de Nadal, que llega casi sin preparación tras su última lesión.
Pero lo más importante es que, en el tramo final de su carrera, Djokovic puede dejar un recuerdo amargo en el imaginario de todos los aficionados al tenis, que ahora mismo le ven como el polémico e irreductible tenista que se ha negado a vacunarse ante un problema de salud pública.
Sus Grand Slam en 2022 se han acabado ya, y ahora 'Nole' solo puede mirar hacia 2023 con la esperanza de que las normas cambien y le permitan volver a entrar en todos los países para disputar de nuevo los mejores torneos del mundo con todas las garantías.