Nadal no tiene límites: gana a Fritz jugando lesionado y se mete en semifinales de Wimbledon
El tenista español resiste al dolor en su abdominal y remonta a Taylor Fritz en los cuartos de final (3-6, 7-5, 3-6, 7-5, 7-6).
6 julio, 2022 20:30Rafa Nadal volvió a tirar de épica. A hacer de lo imposible algo posible. De ser nuevamente un jugador de ciencia ficción. Superó unos problemas en el abdominal y después de más de cuatro horas de partido, se impuso a Taylor Fritz en cinco sets para citarse con Nick Kyrgios en las semifinales de Wimbledon. [Narración y estadísticas]
La imagen es increíble. Desde su asiento en la pista central, Sebastià Nadal le está pidiendo airadamente a Rafael Nadal que se retire de Wimbledon. El español está jugando los cuartos de final contra Taylor Fritz, pero no puede ni sacar ni moverse con normalidad porque tiene muchísimo dolor en la zona del abdominal. En mitad del segundo set, el campeón de 22 grandes se marcha vestuario con el fisioterapeuta, intentando un milagro, resistiéndose a aceptar el desenlace e ignorando el consejo de su padre.
Lesionado, el mallorquín sale adelante (4-6, 7-5, 3-6, 7-5, 7-6 en 4h21m) por dos motivos: tiene un espíritu competitivo como ninguno otro en la historia y a su contrario le falta colmillo retorcido para aprovechar una oportunidad tan jugosa. El viernes, Nadal buscará ante Nick Kyrgios (6-4, 6-3, 7-6) una plaza en la final del tercer grande del año.
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"Está claro que algo no va bien en los abdominales", acertó a decir Nadal todavía en la pista tras el triunfo. "Pensé que no podría terminar, pero he buscado la manera de cambiar mi saque y todo fue mejor", prosiguió "Honestamente disfruto mucho jugando estos partidos. Estoy muy contento de estar en semifinales".
Durante la primera hora de partido, Nadal buscó la victoria con el rostro serio, la mirada baja y ni rastro de un puño apretado. Fritz, que venía de encadenar un título sobre hierba (Eastbourne) con una semana magnífica en Wimbledon, recibió esas señales como un regalo inesperado: el camino está despejado para alcanzar mis primeras semifinales de Grand Slam, debió pensar el número 14 del mundo, ignorando que el balear no iba a regalarle ni un palmo del trayecto, ni estando con un dolor tremendo en el abdominal, ni acariciando el abandono.
El característico silencio de la central envolvió el arranque del duelo entre Nadal y Fritz, que comenzó dominando el español (break de entrada) y que niveló el estadounidense (3-3) para poner en muchos problemas al número cuatro del mundo.
Desde que le rompió el saque a su rival, Fritz ganó en confianza y eso se tradujo de inmediato sobre la pista: el aspirante volvió a arrebatarle el saque a Nadal, firmó una racha de cinco juegos consecutivos (de 1-3 a 6-3) y se llevó la primera manga desprendiendo fe en el triunfo.
Para entonces, el mallorquín ya había descubierto que tendría que pasar un calvario en cada turno de saque (entre 15 y 20 kilómetros por debajo de su velocidad habitual, con picos de 140km/h) y en los desplazamientos, faltos de la energía habitual que distingue cualquier encuentro de Nadal.
Ejemplo de superación
Enviando mensajes con los ojos a su banquillo, el balear desveló algo de lo que había evitado hablar los días anteriores cuando le preguntaron los periodistas: los problemas en su abdominal, que le han obligado a jugar con la zona vendada desde el primer día y que han mantenido en vilo a su entorno durante los últimos días.
Desanimado, el español abrió con break el segundo parcial (3-0) y no lo celebró. Posiblemente fue la mayor señal de que algo no estaba bien. Doblándose por el dolor, ya sin poder ocultarlo, Nadal se mantuvo en el encuentro como pudo mientras Fritz encontraba portería con mucha facilidad ante un rival maniatado de pies a cabeza, penando para poner la bola en juego y con un cráter por la zona del revés.
La visita al vestuario con el fisioterapeuta, sin embargo, cambió la dinámica del cruce y alteró el desenlace final.
Ante un Fritz endeble, superado por la presión de tener que ganar a un oponente que estaba en la lona, Nadal hizo dos cosas que le ayudaron en su viaje hacia la remontada: cambiar su gesto al servicio y explotar su revés cortado buscando evadir el dolor y recuperar una pizca de competitividad para entrar de nuevo en el partido y remover las dudas del estadounidense.
Aferrado a una versión de supervivencia extrema, Nadal decidió seguir adelante, no hacer caso a lo que su equipo le había pedido, apretar los dientes y luchar. Así, el balear regresó y ganó el set, empatando el partido. Tuvo sus opciones en el tercero y se hizo con el cuarto, llevando el encuentro hasta un quinto para desafiar a la lógica en el super tie-break: sí, ganar lesionado también es posible para Nadal.