Para pasar a la segunda semana de Wimbledon, el mejor Rafael Nadal hasta el momento. El sábado, el campeón de 22 grandes despejó dudas arrollando a Lorenzo Sonego (6-1, 6-1, 6-4) para alcanzar la segunda semana de competición en el tercer Grand Slam de la temporada. El lunes, el español se medirá a un especialista sobre hierba: Botic van de Zandschulp, que derrotó 7-5, 2-6, 7-6, 6-2 a Richard Gasquet. [Narración y estadísticas]
“He hecho cosas mucho mejores que los otros días”, celebró Nadal tras la victoria. “He podido jugar más agresivo, ir más a la red. Estoy contento”, remarcó. “He hecho un esfuerzo muy importante para estar aquí en Wimbledon. A nivel mental y nivel físico. Estoy satisfecho con ello. Hoy es un día positivo porque he conseguido dar un paso hacia delante, controlando mucho mejor los momentos del partido sin estar a expensas de no querer fallar y empezando a construir con mi juego”, prosiguió el balear. “Ha sido un partido positivo en todos los sentidos, ojalá se pueda mantener”.
A la media hora de partido, Sonego estaba lanzando patadas al aire, desesperado por el martilleo constante de Nadal. A diferencia de las dos primeras rondas, que sacó adelante jugando mal, sin estar cómodo en una superficie que se las trae, el balear dio un paso al frente contra el italiano y sentó las bases de lo que debería ser su tenis desde ahora en adelante, preparado para aceptar todas las curvas que se encuentre por el camino.
Sonego, claro, no planteó oposición alguna. El italiano, cabeza de serie número 27 en Wimbledon, jugó un encuentro malo, lleno de indecisiones y sin nada salvable. En una hora,el aspirante solo había sido capaz de conectarle cuatro golpes ganadores a Nadal (¡solo cuatro!), una cifra bajísima para aspirar a nada que no fuese la derrota.
Solo un barullo final ensució la línea recta que estaba dibujando Nadal. Con 4-2 en el tercer set, a solo dos juegos del triunfo, el árbitro del encuentro tomó la decisión de cerrar el techo por falta de luz (la cubierta tiene focos) después de las retiradas presiones de Sonego. A continuación, tras 15 minutos de parón, el italiano rompió el saque de su contrario por primera vez en el encuentro para colocarse 4-4. Lo hizo alargando sus gritos, lo que molestó al balear. Así, el número cuatro tomó una decisión nunca vista: llamar a su contrario a la red para quejarse por lo que estaba haciendo, algo de lo que se arrepintió inmediatamente, pidiendo luego disculpas públicas y privadas.
La victoria, en cualquier caso, fue cuestión de minutos.
Sin gestos de alarma después jugar en segunda ronda con una protección en la zona abdominal, Nadal devoró el cruce en un suspiro mientras dejaba una sensación muy positiva para lo que viene: después de tres años sin jugar en hierba, y tras sufrir para encontrar una versión reconocible en sus dos primeros encuentros, el español ha levantado el vuelo.
Cuidado. Significa que Nadal está listo para el desafío que llegó buscando a Londres: volver a conquistar Wimbledon.