El plan ha funcionado. Rafael Nadal viajará el próximo lunes a Londres para jugar Wimbledon después recibir una respuesta positiva al tratamiento con radiofrecuencia pulsada al que se sometió en Barcelona (en dos sesiones distintas), dentro de la batalla que lleva tiempo librando contra la enfermedad de Müller-Weiss, una displasia del escafoides tarsiano que sufre desde 2005 en su pie izquierdo. Así, el mallorquín disputará el tercer Grand Slam del año con la esperanza de reconquistar un torneo que ha ganado en dos ocasiones (2008 y 2010), y que no disputa desde 2019.
"Inmediatamente se notan cambios, y los he notado", explicó Nadal este viernes en Mallorca. "Tengo sensaciones un poco extrañas. De alguna manera, me ha bajado el dolor articular que no me dejaba apoyar. Con el tratamiento ocurren cosas extrañas en el pie. Por ejemplo, a veces se me duerme una parte y a veces otra. Según parece es algo normal y en teoría al cabo de unas pocas semanas el nervio se reorganiza y vuelve a enviar las señales adecuadas", prosiguió el español.
"Confiemos en que las cosas vayan bien. Estoy contento. Llevo una semana sin ir cojo, que para mí es muy importante. Ya es un avance. Hay que esperar un poco a ver cómo evoluciona todo en las siguientes semanas. Mi intención es intentar jugar Wimbledon".
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Durante cinco días consecutivos, de lunes a viernes, el campeón de 22 grandes se entrenó en las pistas de hierba de Santa Ponsa para probar si las inyecciones habían ayudado a disminuir las sensaciones en el pie, desinhibiendo el nervio y borrando el dolor permanente. Rápidamente se dio cuenta de que el tratamiento había funcionado, permitiéndole entrenar sin dolor y acercándole al objetivo de disputar Wimbledon.
"Hemos jugado un set, pero le he visto genial", reconoció a este periódico Feliciano López tras entrenar con Nadal el viernes. "Me ha dicho que hacía tres años que no jugaba en hierba, pero estaba muy suelto y moviéndose muy bien. Su bola viene endiablada. Me da la sensación de que juega mucho mejor al tenis, que es mucho más completo", reconoció. "La pelota le venía muy rápida para llevar tanto tiempo sin jugar en hierba".
Siguen las buenas sensaciones
"Después de tres años sin jugar en hierba, hay que tener una evolución", aseguró Nadal. "Paciencia. Los primeros días las sensaciones fueron más complicadas, pero he ido mejorando. Me queda una semana de entrenamientos en Londres antes de empezar el torneo. Espero que me sirva para llegar competitivo. A nivel tenístico, el hecho de haber jugado bien en Roland Garros ayuda, pero la hierba es una superficie difícil porque hay poca lógica".
El plan de Nadal es el siguiente: cuando llegue a Londres el lunes, el número cuatro mundial combinará los entrenamientos con un par de exhibiciones en el selecto club de Hurlingham, que muchos jugadores suelen usar como preparación para Wimbledon. En consecuencia, y controlado su problema en el pie, el balear buscará adaptarse a la superficie con una meta clara: levantar el título de nuevo en la Catedral de la hierba.