He tenido la suerte de poder compartir estos últimos 17 años con el que es posiblemente el mejor deportista español de todos los tiempos. No sé si es el tenista más grande de la historia, pero está claro que es el único que ha ganado 21 grandes. Luego se pueden discutir las cosas y cada uno tendrá sus baremos, pero la realidad es que nadie tiene más títulos de Grand Slam que él. En cualquier caso, eso es algo que habrá que entrar a valorar cuando todos hayan terminado sus carreras porque Roger Federer y Novak Djokovic siguen en activo.
En el 2005, a Rafa le dijeron que posiblemente no podría jugar más al tenis. Le tuvieron que hacer unas plantillas especiales y salió adelante, pero pagando un peaje alto. Yo he vivido en primera persona lo mermado que ha estado durante muchas partes del año: perdiendo el número uno en dos temporadas en las que iba muy bien encaminado, perdiendo grandes, jugando esos torneos con hándicap, no pudiendo entrenar muchas veces jugadas especificas por culpa de estas lesiones…
Y, aún así, ha sido capaz de ganar estos 21 grandes. Eso dice lo bueno que ha llegado a ser. Sin duda, el mejor luchador de la historia dentro del mundo del tenis. Rafa ha sabido utilizar las armas de las que ha dispuesto en cada momento: lo que ha tenido lo ha rentabilizado al 100%.
En cualquier caso, su evolución como jugador ha sido increíble. Por ejemplo, por sus primeros partidos en hierba nunca habrías dicho que conseguiría los resultados que ha logrado después. Antes practicaba un tenis mucho más físico, de repetición y fuerza mental. A día de hoy, tiene mejor saque y revés, más habilidad, más capacidad para irse adelante, ha mejorado el resto… Por todo esto ha podido seguir ganando. Y es algo difícil de hacer y aceptar cuando eres número uno del mundo, aunque te lo digan.
Además de eso, merece un reconocimiento su manera de ser, tanto dentro como fuera de la pista. Su actitud y respeto por el rival. Por el equipo. Por los aficionados. Ha sido un ejemplo en todo. Nunca ha roto una raqueta. Tiene un respeto enorme por todos los que estamos con él. Sí, debería ser normal, pero si miramos alrededor vemos que hay muchos jugadores que no lo tienen.
Rafa jamás ha puesto una mala cara, al revés escucha mucho. Y la dedicación que demuestra con todos los aficionados es alucinante. No he visto nunca que haya dicho que no para firmar a alguien. Parece una cosa sencilla, pero viendo su día a día… es de admirar esa paciencia brutal.
Además de todos los títulos, ha logrado algo que muy pocos consiguen. La gente se involucra con Rafa, sufren con él. Ha conseguido que muchas personas siguiesen el tenis, pese a que era un deporte que no les gustaba. Eso dice mucho de su carisma. La energía que transmite cuando está en pista es única y levanta pasiones.
Nadal, claro, solo hay uno.
***Francis Roig es entrenador de Rafael Nadal desde la temporada 2005