Marc López recibió una llamada de Carlos Moyà el pasado mes de septiembre y respondió pensando que posiblemente no se trataba de nada importante, quizás alguna broma de las que suele compartir con el ex número uno mundial. La conversación, sin embargo, le confirmó que se había equivocado: lo que hizo el mallorquín fue abrirle las puertas del equipo técnico de Rafael Nadal. Desde entonces, Bulet, como le conocen cariñosamente los suyos, afronta un reto mayúsculo. A los 39 años, y después de amasar una carrera fantástica como doblista, incluyendo el título de Roland Garros, la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y la Copa de Maestros, el catalán ha iniciado en 2022 una etapa en el banquillo del campeón de 20 grandes junto a Moyà y Francis Roig.
“El papel que hace Marc lo estaba haciendo Tomeu [Salvà] hasta ahora, pero él está con Jaume [Munar] y en la academia, y es muy complicado que pudiese seguir viajando conmigo”, explicó Nadal a este periódico. “Marc era una gran opción por diferentes factores. Primero, somos buenos amigos; segundo, me da la oportunidad de jugar con él y con Carlos [Moyà], por lo cual ya son dos entrenadores con los que puedo hacerlo; y tercero me conoce muy bien tenísticamente, es una persona que sabe leer bien el juego”, añadió el mallorquín. “En épocas avanzadas de la carrera de uno, como es mi caso, me parece importante tener gente positiva al lado. Toda mi vida los he tenido, tanto con Tomeu antes como Marc ahora. Estoy muy contento con la incorporación. Ya llevamos unos meses trabajando, y ahora mismo es una persona que me viene bien”, remarcó. “Creo que será una gran ayuda, tanto en los entrenamientos como en la competición”.
“Siempre va bien ir renovando el equipo, buscar gente que pueda aportar”, le siguió Moyà, que forma parte del grupo desde la pretemporada de 2016. “Marc es alguien que conoce bien a Rafa y que sabe mucho de tenis. Es una voz nueva y distinta que aportará sus conocimientos. Las relaciones entre jugador y equipo se van desgastando y es bueno que haya personas nuevas para sumar palabras distintas. Creo mucho en ello, y estoy convencido de que Marc puede hacerlo”, reiteró. “Nos complementamos bien. Y también se mantiene Francis [Roig], que sigue como hasta ahora”.
En 2008, López pasó por un momento muy malo de su carrera en el que llegó a plantearse no seguir jugando después de perder la ilusión por entrar en el top-100 de individuales. Apareció entonces Nadal para darle la oportunidad de jugar el dobles en el torneo de Doha, en el arranque de la temporada 2009. Ocurrió que la pareja terminó ganando el título, dejando por el camino a los números uno del mundo. En consecuencia, aquello le abrió los ojos a López, dándole confianza para intentar la aventura en la modalidad por parejas. No fue una mala idea: 14 títulos y haber alcanzado el número tres del mundo respaldan la decisión.
“He compartido muchos momentos con Rafa, pero como amigo”, recordó López, que en 2016 se colgó el oro Río de Janeiro junto al balear. “Ahora es diferente. Le conozco muchísimo. Llevo bastantes años viendo sus partidos y sé lo que piensa cuando juega. Coincidir en el mismo grupo de trabajo con Moyà y Francis me servirá en esta nueva etapa. Ellos llevan muchos años y yo muy poco, así que encantado de aprender y ayudar todo lo que pueda”, reconoció el catalán. “Mi función es intentar echarle una mano al máximo. En la pista cambio la mentalidad y le digo todo lo que veo, y fuera tenemos la misma relación de antes. Él le da mucha importancia a su entorno. Soy de sus mejores amigos y estamos de broma, pasándolo bien. Es importante que se sienta cómodo en todo momento”.
En 2022, y aunque en sus planes entra despedirse de su gente jugando por última vez en el Conde de Godó de Barcelona, López acompañara a Nadal durante 14 semanas con un objetivo claro: sumar para que el mallorquín siga aumentando su leyenda.