Espartaco fue un gladiador que puso patas arriba la República romana formando una rebelión de esclavos por toda la península itálica, desafiando a las todopoderosas legiones romanas en pos de su libertad. Parecido así se debe sentir Novak Djokovic en plena pandemia del coronavirus, pero su ansiada búsqueda de la 'libertad' es contra las vacunas. De su obligatoriedad.
Porque Djokovic, del que se puede presuponer de mil maneras diferentes que no está vacunado, ha defendido siempre a aquellos que se niegan a ponérsela. Pero en su insistencia por mantenerse en sus trece se ha topado con un problema que ha escalado hasta convertirse en cuestión de estado. En Australia es un irresponsable y en Serbia (al menos para sus políticos) es un salvador.
Lo de Espartaco es un mote que a Novak le ha puesto su propio padre. 'El Espartaco del mundo libre', para ser concretos. A Srdjan Djokovic, como a todo el mundo, le pilló por sorpresa que a su hijo no le iban a dejar entrar en Australia por un problema en su visado. Una cuestión meramente burocrática que, sin embargo, se ha visto agravada por la exención médica que recibió del Gobierno de Victoria y que resulta ser inválida.
El tenista serbio no cumple ninguna de las excepciones que permiten a un no-vacunado entrar en Australia y eso conlleva la deportación. De momento, no es así. Tras pasar casi nueve horas bajo custodia policial en el aeropuerto, le trasladaron a un hotel mientras sus abogados recurrían la revocación del visado. De ahí no se moverá hasta el lunes 10, cuando la justicia tome una decisión.
Lo curioso es todo lo que se ha formado en torno a Djokovic, tanto a pocos metros del hotel en el que está como a miles de kilómetros de distancia. En Melbourne se han reunido antivacunas y algunos compatriotas de Nole en las cercanías del hotel hasta tal punto que, incluso, tuvo que intervenir la policía en algún momento. En su país piden a la gente que se echen a las calles como protesta.
Lo único que se sabe del enclaustramiento de Novak es que está pudiendo jugar al tenis en las instalaciones del hotel y que desde la ventana de su habitación ha mandado besos y corazones a los que le defienden cual mártir.
El discurso del padre roza lo dramático: "Mi hijo es el Espartaco del nuevo mundo que no tolerará la injusticia, el colonialismo y la hipocresía. Está preso pero nunca ha estado más libre. Se ha convertido en el símbolo y en el líder del mundo libre, el líder del mundo de las naciones y las personas pobres y necesitadas", dijo en Sputnik, portal de noticias serbio, horas después de conocerse la retención de su hijo en Australia.
Srdjan, además, avisó que su hijo seguirá con su cruzada global: "Lucha por la igualdad de todas las personas del planeta, sin importar su color de piel, sin importar a qué Dios recen y cuánto dinero tienen". Y añadió: "Es posible que el mundo rico no permita que mi hijo continúe jugando a tenis. Ha demostrado que incluso un país pequeño como Serbia puede tener al mejor tenista y deportista de todos los tiempos, y esa verdad ya no se puede ocultar".
La realidad es que Djokovic, en este punto, tiene casi imposible participar en el Abierto de Australia. En el país oceánico saltó el 'pueblo' contra el trato a favor hacia el número uno, casi obligando a sus autoridades a intervenir para no permitir un despropósito, que una persona estuviera por encima de la ley (y de la pandemia) por ser quien es. Y ese número uno del mundo es lo que Nole podría perder por todo esto.
2.000 puntos a la basura
En Australia, más allá de la polémica actual, no ha habido otro tenista que haya ganado tanto como Djokovic en toda la historia. Suma nueve entorchados en el Abierto, habiendo conquistado los tres últimos de forma consecutiva entre 2019 y 2021. El hecho de venir de ganarlo el año pasado le hace defender hasta 2.000 puntos del ranking ATP que se esfumarían si no juega.
Su amenaza es Daniil Medvedev, que a 3 de enero estaba a 2.900 puntos de diferencia de Djokovic, pero esta se verá reducida cuando termine la ATP Cup que disputa en Sídney con Rusia. Mientras Nole pierde 525 puntos entre el reajuste por la copa de países, a la que renunció este año, su rival ha sumado ya 135 por llegar a semis, que podrían ser otros 440 si acaba ganando. Pero actualmente (con Djokovic en 11.015 puntos y Medvedev en 8.875) la diferencia es de 2.240 puntos.
Eso quiere decir que si Medvedev gana el Abierto de Australia, donde defiende su sitio en la final, sumaría 800 puntos netos. Si a Djokovic se le restan los 2.000 por participar, el ruso se pondría en lo más alto... aunque podría no durarle mucho si no vuelve a jugar inmediatamente tras el primer Grand Slam del año. Eso sí, en caso de recuperarlo Novak tras esto el contador de semanas de su número 1 volverá a cero y Medvedev se sumará a la lista de jugadores que llegaron a lucir como el mejor del mundo.
[Más información: Novak Djokovic trata de frenar su deportación de Australia: en cuarentena en un hotel "infame"]