Tristes noticias las que deja este sábado 11 de diciembre en el mundo del tenis y del deporte mundial. Manolo Santana ha fallecido a los 83 años de edad después de toda una vida dedicada al mundo de la raqueta y de pasar unos últimos años apartado casi de los medios de comunicación y de los focos debido a su delicado estado de salud.
El histórico jugador español fue ganador de varios torneos de Grand Slam como Wimbledon, Roland Garros o el US Open y consiguió colgarse también la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de México 1968.
Manolo está considerado como uno de los mejores jugadores de la historia del tenis y como un verdadero pionero e impulsor del deporte de la raqueta en España, una leyenda que solo la irrupción de jugadores como Rafa Nadal han conseguido igualar. Ahora, Santana ha fallecido tras unos últimos años en los que atravesó por un estado de salud realmente delicado.
El extenista consiguió llegar a ser número 1 del mundo en el ránking masculino y estuvo considerado como toda una personalidad imprescindible en el mundo del tenis por todos los grandes de la historia de este deporte. Fue una inspiración para la mayoría de jugadores españoles que crecieron con sus éxitos en las décadas de los 60 y los 70.
Su vinculación con el tenis ha sido total a lo largo de su vida, desde que se enamoró de este deporte cuando era recogepelotas en el club Velázquez de Madrid hasta que tocó el cielo con sus grandes conquistas en el circuito profesional y amateur. Además, fue un adelantado a su tiempo introduciendo un estilo rompedor que le hizo convertirse en una leyenda que se recordará generación tras generación.
Una carrera de éxito
Sus dos victorias en la tierra batida de París marcaron de manera indudable el amor que después han desarrollado los tenistas españoles por los torneos en polvo de arcilla. Además, en el año 1966 tocó el cielo al convertirse en el primer jugador nacional capaz de ganar el torneo más admirado del mundo, Wimbledon, título que levantó en categoría amateur. Fue un hito que no se repitió hasta que Conchita Martínez consiguió en el año 1994 vencer en el All England Club. En la categoría masculina, solo Rafa Nadal ha conseguido vencer también en el prestigioso evento londinense.
Después de su retirada, la cual se produjo en dos etapas diferentes, siguió ligado al tenis profesional como gran impulsor de un deporte que en España no se entiende sin su figura. Anunció por primera vez en 1970 que colgaba la raqueta, aunque decidió regresar a las pistas tres años después para la disputa de la Copa Davis desde ese mismo año.
Más tarde, consideró oportuno alargar su trayectoria casi hasta los años 80, prolongando todavía más su leyenda y una carrera que superó las dos décadas, ya que su inicio como jugador profesional fue en 1958. Tras decir adiós de manera definitiva, emprendió una carrera más empresarial y de dirección al ser promotor de varios torneos de considerable importancia e incluso llegar a ser capitán español en la Copa Davis durante años, torneo en el que fue finalista en los años 1965 y 1967 y en el que ganó más 100 partidos entre individuales y dobles.
Ya retirado, Manolo también arrancó una carrera como entrenador, convirtiéndose en uno de los técnicos más prestigiosos del momento ya que muchos jugadores quisieron ponerse bajo sus órdenes al considerarle un sabio único en la historia del tenis capaz de transmitir los conocimientos que a él mismo le habían llevado hasta el Olimpo de la raqueta.
Santana no solo se prodigó en el circuito individual, sino que también jugó casi medio centenar de partidos en el cuadro de dobles de manera profesional consiguiendo algunos logros tan importantes como su victoria en Roland Garros en el año 1963, antes de que arrancara la época de mayor esplendor de toda su carrera profesional, una de las más brillantes de toda la historia del deporte español.
El exjugador español fue un gran amante del deporte, no solo del tenis, como demostraba su estrecha vinculación con el Real Madrid. Manolo Santana formó parte de la sección de tenis del club para la cual ganó varios torneos de importancia mundial como el Conde de Godó o varios Campeonatos de España de los ocho que adornan su majestuoso palmarés.
Su victoria más destacada en esta época que se produjo entre la década de los 60 y los 70, fue su triunfo en Wimbledon, el cual alcanzó con el escudo de la entidad merengue bordado en el pecho de su polo blanco inmaculado. Además, recibió dos reconocimientos como integrante del Top10 en estos años y uno como mejor jugador del planeta al situarse en el número 1 del tenis mundial.
El madrileño dejó un recuerdo tan imborrable en el universo de la raqueta que hasta una leyenda como Rod Laver, uno de los dos tenistas capaces de ganar los cuatro grandes en una misma temporada en la historia, le describió como un mago: "Manolo era un mago en la tierra batida, golpeaba la bola a los ángulos más increíbles, te volvía loco con sus globos y dejadas. Y mejoró tanto su volea que era peligroso también en hierba. Me ganó fácilmente un par de veces en Europa, haciéndome saber que tenía mucho que aprender sobre la tierra batida".
Un final complicado
Su último cargo, y gracias al cual dejó sus últimas apariciones en los medios de comunicación donde se pudo comprobar que su estado de salud era cada vez más preocupante, fue la presidencia de honor del Mutua Madrid Open, el único torneo de categoría Masters 1000 que hay en España. Además, la pista central de la Caja Mágica, instalaciones en las que se celebra dicho torneo, lleva su nombre en honor a la leyenda del tenis español. Los mejores tenistas del mundo se dan cita cada temporada en este certamen de la gira de tierra batida previa a Roland Garros.
En el año 1979 formó parte también de la selección española de squash donde compartió equipo con, entre otros, el piloto español de rallys Carlos Sainz. Además, en 1984 fue elegido como miembro del Salón de la Fama del Tenis Internacional. En el año 2000 le fue entregada la Gran Cruz de la Real Orden del Mérito Deportivo por el Consejo Superior de Deportes y en 2008 fue nombrado Caballero de la Gran Cruz de la Orden del Dos de Mayo.
En el ocaso de su vida que pasó a caballo entre Madrid y Marbella, estuvo marcado por una enfermedad, el párkinson, que fue apagando la llama de unas de las mayores leyendas de la historia del deporte español y del tenis mundial. Manolo Santana nos dice adiós a los 83 años después de una vida intensa en la que siempre estuvo abrazado a la raqueta para llevar al tenis como espectáculo lo más alto posible.
Juan Antonio Samaranch explica en el libro sobre las memorias del exjugador madrileño la importancia de su aparición para impulsar el tenis en España: "En mi peregrinaje a través del mundo explico, en numerosas ocasiones, la importancia que tuvo para el tenis español el fenómeno Santana. Siempre he dicho que la organización deportiva de un país es como una pirámide, con muchos deportistas en la base de la cual surgirá, en la cúspide, y sin duda alguna, el campeón, el medallista".
"A este tipo de pirámide hay que añadirle otra invertida, que es la creación, aunque sea artificialmente, del campeón, para que en la base surjan miles de practicantes atraídos por sus triunfos. Este ha sido Santana, la cúspide invertida de la pirámide que no sólo dio días de gloria al deporte español, como sus victorias en Wimbledon y Roland Garros y sus actuaciones históricas en la Copa Davis, sino también el promotor de la construcción de miles y miles de pistas de tenis e impulsor de decenas de miles de practicantes en nuestro país. Su nombre está escrito en letras de oro en el libro de honor del deporte español". Un genio adelantado a su tiempo y un pionero que será recordado eternamente.
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