No ha sido un camino fácil, pero Garbiñe Muguruza tiene nuevos motivos para sonreír. Si a principios de año decía en una entrevista que ya no iba a esconder esa sonrisa porque "trabajar duro no significa estar callada o de mal humor", ahora ha plantado ese gesto en su cara con el motivo respaldado por títulos. Después de perder un par de finales, llegó el gran éxito este pasado fin de semana tras dos años de malos gestos y resignación.
La tenista española volvió a la senda del triunfo en el WTA 1.000 de Dubái después de 706 días sin ganar un gran torneo. Venció a la checa Barbora Krejcikova y subsanó las heridas que aún estaban abiertas por caer en el Open de Australia después de haber tenido a Naomi Osaka con pelota de partido o haber perdido la final de la semana anterior en Doha ante Petra Kvitova. Lamentarse ha quedado atrás para una Muguruza que ha aprendido a mirar solo hacia adelante.
La jugadora de origen venezolano hablaba tras el torneo de sentirse "vacía mental y físicamente" y que había tenido que convencerse para aguantar, pero que todo esto había sido posible por los cambios psicológicos que han tardado en dar sus frutos y que ahora prometen mantenerla en las posiciones más privilegiadas año tras año. El gran paso que ha dado este fin de semana será trascendental para completar el camino que emprendió este 2021.
El objetivo está claro y se centrará en mantener el nivel mostrado este fin de semana en el próximo Grand Slam, Roland Garros. Desde que comenzó el año ha sido constante, una cuestión que venía minando su fama. Ni tan siquiera piensa en ser favorita para el torneo francés, o para Wimbledon. Sabe lo que es salir victoriosa de ambas citas, pero también conoce que no es la misma tenista y que sus rivales aún están un punto por encima.
El gran cambio
Conchita Martínez y Muguruza centraron la preparación en la fortaleza mental que había mermado en las últimas temporadas a la tenista. En 2019 se puso en sus manos recuperando el tándem que consiguió el triunfo en el All England Tennis & Cricket Club, pero lo más importante era el trabajo en su cabeza para acabar con el tormento que le venía acompañando. Ha sido un largo proceso de dos años, pero empieza a merecer la pena.
El top10 de la WTA está a su alcance y es el siguiente paso que se han marcado maestra y pupila. No es una obsesión recuperar el número uno del mundo que un día ostentó, pero estar entre las mejores del mundo será una prueba factible para comprobar que la mejor Garbiñe está de vuelta. Han sido muchos los momentos en los que se ha hablado de que la española estaba recuperando su forma, pero la realidad es que no ha sido hasta este 2021 cuando ha empezado a ser constante.
La llegada de la pandemia fue un palo duro después de que llegase a la final del Open de Australia de 2020 y esta fortaleza que ha mostrado la exnúmero uno del mundo a sus 27 años es el punto de partida para volver a estar bajo el foco del tenis mundial. Es joven, tiene margen de crecimiento y puede aún ser la mejor tenista de la historia de este país. Lo que consiguió Arantxa Sánchez Vicario no está al alcance de cualquiera, pero es una importante motivación.
"El mejor momento"
Ahora mismo la española ha recobrado la confianza que parecía haber perdido y se atreve a decir que está en "el mejor momento" de su carrera. "Me atrevería a decir que sí. Me noto más completa que en años anteriores. Tenísticamente no estoy segura, pero más completo sé que sí. Diría que estoy en un gran momento. Ganar un torneo significa mucho para ti. Significa que has ganado muchos partidos de manera consecutiva y eso te da confianza de cara a los próximos torneos. Como a cualquier jugadora, a nadie le gusta perder en las finales, pero he aprendido de esas derrotas y sabía que tarde o temprano si conseguía mantener este nivel el trofeo llegaría", exponía una Muguruza eufórica por su título.
Es la tenista que más victorias lleva en este año y esas buenas sensaciones no hacen más que confirmarse. Las 18 victorias y 4 derrotas son una marca muy a tener en cuenta, sobre todo viendo cómo ha jugado en esos partidos que acabaron sin premio. El crecimiento de Muguruza en esta temporada es más que evidente y solo cabe esperar a lo que viene por delante.
Todo esto sucede durante un año de Juegos Olímpicos en el que la española llegará en un gran estado de forma y después de que, a finales del año pasado, le propusiera a Nadal jugar el dobles mixto. La mentalidad del paso a paso se ha instalado en la tenista y parece que le está saliendo bien. Garbiñe Muguruza tiene mucho que decir este año y los grandes torneos ya esperan su comparecencia.
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