El Torneo de Buenos Aires dejó este jueves una imagen bochoronosa de la que el francés Benoit Paire fue responsable. El tenista galo se medía a Francisco Cerundolo, pero estalló de furia tras una jugada muy justa. Su cabreo fue a más y terminó el partido de la peor manera, costándole las recriminaciones de las personas presentes en las tribunas.
Todo surgio de una acción en la que el juez de silla tuvo que bajar a pista para comprobar si la pelota había sido buena o mala. Paire le presionó con gritos y de forma airada, lanzando un escupitajo a la marca como muestra de desaprobación.
Ahí no acabó su polémico comportamiento. Con el marcador en contra, Paire bajó los brazos y hasta se dejó ganar en el último punto. Paire tenía el saque, pero con 40-0 en contra. Su reacción fue dejarse ganar con una doble falta ridícula.
En cuanto al resto del torneo, el español Albert Ramos ya ratificó el miércoles su buen andar con un contundente triunfo ante el alemán Dominik Koepfer, mientras que el indio Sumit Nagal dio el golpe al eliminar al chileno Cristian Garín, para acceder a los cuartos de final del Abierto de Argentina, que se juega en Buenos Aires sobre tierra batida.
Ramos, número 46 de la clasificación de la ATP, que viene de perder la final del ATP 250 de Córdoba la semana pasada, no dejó dudas y se impuso por 7-5 y 6-4 ante el alemán Dominik Koepfer (71) en una hora y 45 minutos de juego.
Su próximo rival será el indio Sumit Nagal (150), que tras haber eliminado al portugués Joao Sousa en su presentación, este miércoles dio cuenta del chileno Cristian Garín (22), segundo favorito del certamen por 6-4 y 6-3 en una hora y 43 minutos de juego.
Esta fue la gran sorpresa de la jornada en el Buenos Aires Lawn Tennis Club, que en el partido que inauguró la jornada tuvo el ajustado triunfo del serbio Miomir Kecmanovic (42), cuarto preclasificado, ante el brasileño Thiago Monteiro (74) por 5-7, 6-3 y 6-4.
Con su técnico, el argentino David Nalbandian en las tribunas despobladas del estadio por las restricciones de la pandemia del coronavirus, el europeo se sacó el gusto amargo que había sufrido en Córdoba donde había perdido en su presentación.
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