Corría diciembre del año 2000 y España no sabía lo que era ganar una Copa Davis. Una piña de cuatro tenistas que no pasaban de los 25 años, un G4 de capitanes, un Palau Sant Jordi encendido con una selección de españoles y el germen de la gran generación de deportistas que ha venido dando éxitos en estos últimos 20 años al país lo cambiaría todo. Es, sin lugar a dudas, una victoria histórica que quedó guardada en los anales y que esta modalidad siempre recordará.
El Palau se convirtió en una auténtica caldera el fin de semana del 8 al 10 de diciembre del año 2000. España no sabía como era la tradicional ensaladera que se lleva el equipo campeón de la Copa Davis, pero todo cambiaría desde ese instante. El legado del tenis español en este torneo arrancaría en esa fecha gracias a Joan Balcells, Albert Costa, Alex Corretja y Juan Carlos Ferrero. Ellos serían los responsables de que el país aprendiera a ganar colectivamente al tenis.
EL ESPAÑOL repasa con los campeones cómo fue aquella victoria ante el cuadro de Australia, lo que supuso para España este triunfo, los entresijos de aquella final y dan respuesta a la pregunta de por qué fueron ellos y no otros antes. La realidad es que eso se entiende a partir de que jugaron cuatro partidos a un nivel increíble, en el que incluso en la derrota de Albert Costa ante Lleyton Hewitt se jugó por encima de lo esperado. Aunque todos apuntan a algo fundamental: jugaron en un Palau Sant Jordi entregado.
Las retransmisiones de los partidos de aquella final dejan muy claro lo que supuso para el país esta cita. Cada punto se celebraba como una victoria particular. Cada set se vitoreaba al equipo hasta llevarlo en volandas al triunfo final. Pero es que cada vez que los australianos conseguían un tanto, les llovía encima el ambiente de olla a presión que había en ese coliseo. Los 'Aussies' se quejaron de ese ambiente, pero es que ellos se habían beneficiado de este factor en el 65 y el 67, cuando privaron a Santana y Orantes de dar esa primera ensaladera antes.
"Lo considero irrepetible. Era espectacular. Para mí, el mejor ambiente con el que he jugado", explica Juan Carlos Ferrero. Fue muy importante este factor cancha que les acompañó durante toda la competición. En el camino, España superaría a Italia, Rusia y, sobre todo, a la todopoderosa Estados Unidos. Esas semifinales, el equipo que capitaneaban Javier Duarte, Josep Perlas, Juan Avendaño y Jordi Vilaró se impondría al cuadro que más veces ha ganado esta competición sobre todo gracias a que ni Pete Sampras ni André Agassi fueron a la cita.
"Es uno de los mejores momentos de mi carrera. A nivel individual, ganar el Torneo de Maestros fue un sueño a nivel mío, pero ganar al Davis fue un sueño conjunto. Lo hicimos de forma especial porque fueron todas las eliminatorias en casa. La clave del éxito estaba en esa unión entre los aficionados, jugadores y equipo. Aquí se llevó el ambiente un poco al fútbol y se celebraba todo por demás, no teníamos éxitos de Copa Davis, no sabíamos lo que era eso", explica Alex Corretja sobre ese momento.
Con el pie izquierdo
Lo importante es el resultado y, aunque Albert Costa hizo un auténtico partidazo, cayó derrotado en el choque que abría la final. "Fue un poco sorpresa, me lo dijeron el domingo anterior. También el equipo jugó sus cartas. Si jugaba Alex, le iba a tocar jugar los tres días. Él era el número uno del mundo, pero podía llegar muy cansado. De hecho, yo cansé a Hewitt", explica el protagonista sobre su elección, cuando todos esperaban que fuera Corretja el encargado de disputar ese encuentro.
"Al final, los capitanes creyeron que teníamos muchas opciones de ganar a Rafter tanto Juan Carlos como yo. Me dijeron: descansa y empieza el sábado. Estaba planificado para llegar al domingo a tope. Aunque todas las eliminatorias jugué individual y dobles. Yo lo que quería tener es la copa en casa, me daba igual lo que jugara. No era un tema de quién iba a salir a hombros, era un tema de ganar", concreta Corretja sobre ese momento.
Tuvo un inicio de choque impecable con un 5-0 a favor, llevó el encuentro hasta el quinto set, pero finalmente sucumbió ante el Top10 del momento. "Esa derrota que tuve con Hewitt fue la más dura de mi carrera, pero me enseñó muchas cosas de mi futuro", concreta un Costa que recuerda de forma agridulce este hito del tenis español.
"La pista estaba muy rápida ese día, pero yo creo que hice mi papel. Lo tuve contra las cuerdas y se me escapó. Tenía mucha ilusión por ese partido. Había ganado todos mis partidos en las eliminatorias previas. Perdí el más importante", explica Albert Costa. La realidad es que de alguna forma mostró el camino de cómo hacerle daño a Hewitt. Al final, La tierra batida que tanto simboliza para el deporte nacional sería la condena del equipo de Australia.
Victorias de moral
El combinado oceánico venía de ganar la anterior edición, con un equipo similar pero ya sin Mark Philippoussis, el héroe de esa Copa Davis. El triunfo de Hewitt ponía las cosas difíciles, pero España supo darle la vuelta. Y la primera piedra la puso Ferrero ante Patrick Rafter. "Juan Carlos tenía un partido muy difícil. No conseguía restarle al principio y parecía que se podía complicar. Reaccionó, sacó adelante el partido y cogimos mucha moral", explica Costa.
Hizo falta llevar el partido hasta el cuarto set para que Rafter se retirase. Unos problemas físicos decantarían un partido muy igualado en las dos primeras horas. Ahí Ferrero cogió una confianza más que necesaria para un joven de 20 años. Aunque había tenido un gran año, no era más que su segundo dentro del circuito ATP. Toda victoria que pudiera lograr era necesaria para que el más novel de los integrantes de la armada se mantuviera al mejor nivel.
Pero el sábado llegaría la madre de todas las batallas. Al menos, así lo estimaban tanto los jugadores como el G4. En las reuniones que tenían para preparar la final, el dobles estaba señalado en rojo y prepararon la pareja de Balcells y Corretja a conciencia. "Joan y Alex hicieron un partidazo. Sorprendieron a todos. Teóricamente era el partido más complicado de todos y fue el que más fácil se ganó", explica Albert Costa.
Delante de toda Barcelona, Corretja y Balcells barrerían de la pista a Sandon Stolle y Mark Woodforde. "Joan y yo jugamos muchos torneos juntos. Quizás me equivoqué porque durante el año jugué tanto que llegaba destrozado físicamente. Teníamos una conexión especial, nos entendíamos con una mirada. Me apoyaba en su físico, su saque, su juego en la red y yo aportaba mi experiencia, mi solidez y el hecho de haber competido en choques de alta tensión", explica el tenista catalán.
Ferrero, el héroe
Con la ventaja en el marcador, la selección afrontaba el domingo con un grado más de tranquilidad. De hecho, la mayoría de ellos valoran esa ventaja como decisiva para que Juan Carlos afrontase mejor su partido. "Yo creo que Ferrero salió más tranquilo por el hecho de que luego había un partido más, tenía ese colchón. Pero lo que hizo con 20 años fue increíble. Fue su 'boom' como tenista profesional", explica Albert Costa.
Un punto de vista del que prefiere quedarse al margen el que fuera capitán entre los tenistas en esa cita. "Prefiero que lo digan los otros, aunque Juan Carlos lo ha admitido. Él era muy joven, salió a jugar un punto importante y lo sacó adelante. Es lo que todos queríamos todos. Todo el mérito para él. Imagino que algo de más tranquilidad le daría, pero no voy a pensar que él ganó porque después de su partido jugaba yo contra Rafter", concreta Corretja.
Ferrero estaría ante eso, el partido que provocaría que unos años después mantuviera ese nivel hasta llegar al número uno del mundo. "Encontrar una palabra para describir ese momento es difícil. En momentos tan claves como esos sientes que todo pasa a cámara lenta. Como si hubiera visto ganar el punto decisivo antes de ganarlo de verdad. Toda la tensión desaparece y solo queda alegría. Euforia más bien. Es una sensación increíble. Felicidad absoluta", explica el tenista valenciano.
Más de tres horas de partido sufrieron los Reyes de España, Juan Carlos y Sofía, en el palco del Palau Sant Jordi. Ese lugar se convirtió en una mina moral para Hewitt, que se encontraría a un chaval con una cabeza muy fría y que sabría dar renta a las ventajas con las que contó durante el partido para ganar el partido. Lo que hizo durante los dos primeros sets fue una muestra de tenis brutal. Movió de un lado al otro al australiano, provocando hasta sus aplausos.
La primera
6-2, 7-6, 4-6 y, por fin, 6-4. La alegría se desbordó entre todos los integrantes del equipo. "Había soñado muchas veces con levantar la Copa Davis y tengo flashes de ese instante. Javier Duarte trae la copa para que la levantemos y son imágenes que se te quedan grabadas para toda la vida", explica Costa sobre esos recuerdos que guarda del instante. Aunque, para felicidad, la del protagonista del momento.
"Por supuesto, yo me alegre muchísimo como todo el equipo, pero no fui realmente consciente de la importancia de lo que habíamos conseguido hasta volver a casa. En mi pueblo, Ontinyent, me recibieron como un héroe. El hecho de que después hayamos ganado más y hayan llegado tan buenos tenistas y resultados en este deporte es parte de lo que implico esa victoria. Una prueba de que España podía estar ahí. Y lo está", confiesa Juan Carlos Ferrero sobre lo que significa para él su hito.
El gran título de Corretja tuvo una celebración a la altura. "Veníamos soñando con este momento mucho tiempo, jugábamos con la historia del tenis español. Lo celebramos primero en pista con un público entregado y luego en privado con familiares y amigos. Fue una de las mejores noches de mi vida. Habíamos conseguido algo único. Años más tarde lo seguimos recordando, aunque ninguno de mis compañeros necesitamos este reconocimiento, pero todos estamos súper agradecidos de tenerlo", desvela el también ganador de un Torneo de Maestros.
Costa conseguiría un par de años después su único Grand Slam, pero este hito tuvo incluso un valor igual de importante que el 'Trofeo de los Mosqueteros' que levantó. "Está a la par con la victoria en Roland Garros. Tiene mucha repercusión y mucho valor a nivel profesional, pero había una deuda en el Sant Jordi ganar la Copa Davis en ese momento", explica el catalán sobre las sensaciones que guarda de lo que supuso este triunfo.
Un año después que Costa, consiguió su también único Grand Slam Juan Carlos Ferrero, pero el valenciano señala la Copa Davis como un punto de inflexión: "A nivel personal es una de mis victorias más importantes. A nivel de carrera tenística podría catalogarla como la más importante. Fue un cambio enorme para mí. Me hizo darme cuenta del nivel que podía dar. Al vencer a Hewitt en un partido tan importante. Creo que ahí fue cuando me dí verdadera cuenta de que podía ser número 1 del mundo".
Importancia histórica
Después de esta, llegarían otras cinco con la última que levantó Rafa Nadal y la armada que conformaron Roberto Bautista, Marcel Granollers y Feliciano López en 2019. El balear ya ha estado presente en todas las demás Copa Davis que ha conseguido España. Uno de los mejores deportistas de todos los tiempos ha contribuido a dar más alegrías al país en esta competición de naciones. Pero todo ello sin que hubiera un ego por encima del otro.
"Una de las cosas más importantes que teníamos en el equipo es que no teníamos envidias entre nosotros. Eso nos hizo triunfar. El tenis español a mediados de los 90 estaba desunido y demostramos que la unión hace la fuerza. Es muy difícil triunfar sin equipo. Se había jugado muchas veces en casa, y no se había ganado. Fue vital estar unidos", explica un Corretja que ve en esta razón la unión que se ha creado con esta competición desde ese éxito.
Que se lo digan a Costa. Actualmente es el encargado de la nueva Copa Davis que estrenó el año pasado la empresa Kosmos, propiedad de Gerard Piqué. "Esta competición y yo tenemos una historia muy bonita. He sido jugador, he sido capitán y ahora estoy en el equipo de Kosmos para organizar el evento. Me encanta esta competición y representar a este país es algo irrepetible", explica el actual director de la organización de la fase final.
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