10 años después, Rafael Nadal volverá a usar la camiseta sin mangas con la que se hizo famoso a ojos del mundo entero entre 2004 y 2008. Cuando el número uno mundial debute el próximo lunes en el Abierto de Australia ante Víctor Estrella Burgos lo hará vistiendo esa reconocible indumentaria que deja al aire sus brazos (camiseta gris; cinta del pelo, pantalón y muñequeras de color rosa será la combinación de colores que empleará en Melbourne) y que también utilizará durante varios torneos de la temporada, mezclándola con el modelo con mangas que ha llevado desde 2009, el año que el número uno cambió su imagen por completo.
“Me hace ilusión volver a jugar sin mangas”, reconoció el español el sábado tras entrenarse en la pista Margaret Court con Diego Schwartzman y acudir luego a la sesión de fotos de la ATP vestido con la misma ropa que lucirá en el torneo. “Son decisiones que uno va tomando, aunque es una parte de un mundo que me importa hasta cierto punto. La realidad es que siempre me he sentido cómodo jugando sin mangas, aunque también he jugado muchos años con ellas”, prosiguió. “Tengo buenos recuerdos de esa época y no está mal volver a hacerlo. Además, con los meses voy a ir combinando las dos opciones”, continuó el balear, que esta temporada se quitará las mangas en varios de los torneos del Grand Slam y volverá a ellas en la mayoría del resto de pruebas del calendario, aunque podría hacer una excepción en lugares donde el clima sea extremo.
El regreso al pasado de Nadal, sin embargo, no es repentino. El primer intento de volver a llevar la camiseta sin mangas ocurrió en 2014, aunque al final quedó en nada porque el número uno no pudo jugar el Abierto de los Estados Unidos como consecuencia de una lesión en su muñeca derecha. Con la idea de hacer un guiño puntual a su antigua forma de vestir como tenista en el escaparate más importante de planeta (Nueva York), Nike le había preparado al español dos equipaciones sin mangas (una azul para la sesión diurna y otra negra para la nocturna) que nunca llegaron a salir del armario por su renuncia al último grande del curso.
Hace un año, Nadal y Nike se sentaron para planificar los diseños de la temporada 2018, algo que normalmente se hace con 12 meses de antelación. En esas reuniones, el mallorquín le planteó al equipo que trabaja con él en la multinacional estadounidense la posibilidad de retornar a sus orígenes con un modelo que se convirtió en un icono de la época. Nadal, que habitualmente entrena sin mangas, se había encontrado cómodo con esa camiseta principalmente por el mismo motivo que le llevó a probar distintos tejidos al dar el paso de usar una indumentaria más clásica en 2009: al campeón de 16 grandes le molestaba el roce con el sudor que acumula la manga izquierda en el momento de golpear la pelota con su derecha.
Entonces, Nike consiguió arreglar el problema del sudor empleando materiales revolucionarios y el jugador apareció en la pista con un aspecto más adulto, recortando también la longitud de sus pantalones (de los piratas con los que arrancó su carrera a unos mucho más cortos). Poco a poco, Nadal se adaptó perfectamente a la nueva camiseta y experimentó con varios tipos (primero con forma de polo, luego con cuello, más tarde ajustadas...) hasta que le propuso a Jordi Robert Tuts, su hombre de confianza en la compañía, el deseo de cortarse las mangas, al menos en algunos torneos.
“Es un trabajo de las dos partes”, explicó el tenista sobre su relación con Nike, una marca con la que lleva desde los 14 años. “Ellos proponen cosas. Hay algunas que me gustan y las acepto rápidamente y hay otras que no me gustan y pido cambios. También intentamos buscar soluciones para que ambos estemos conformes”, prosiguió el mallorquín, que en Melbourne también estrenará un modelo de zapatillas nuevas (Cage 3, dejando las Lunar Ballistec que había calzado desde 2014). “Por suerte, algunos jugadores tienen la opción de elegir la manera, los colores, todo… Yo soy uno de ellos e intento jugar siempre con los colores que me gustan, aunque tenemos tantas equiparaciones distintas a lo largo del año que nos toca variar para no repetir”, cerró el español.
“En mi caso era un tema comercial, pero me gustaba mucho porque era cómodo”, confesó Carlos Moyà, uno de los entrenadores del número uno, que en los últimos años de su carrera también empleó una camiseta similar a la de Nadal, la misma que causó un fuerte impacto en las tiendas. “Entonces fue como una revolución”, recordó el mallorquín. “Pero la verdad es que te acostumbras a jugar sin mangas y luego ya te cuesta volver a lo otro”.
Así, Nadal disputó su último partido de competición oficial con la camiseta sin mangas ante el ruso Davydenko en los cuartos de final del torneo de París-Bercy en 2008. Ahora, en pleno 2018, el mallorquín ha recuperado el aspecto guerrero que sorprendió a todos para comenzar un año lleno de desafíos.
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