Con una toalla colgando de su cuello, empapado en sudor, Marin Cilic puso rumbo al vestuario con la sensación de haberse enfrentado a un Rafael Nadal preparado para participar con garantías en la Copa de Maestros. El viernes por la mañana, mientras varios operarios trabajan a buen ritmo para rematar los últimos detalles del estadio, el español derrotó por 6-3 al croata en el set que jugaron entrenando sobre la pista central del O2 Arena de Londres y continuó avanzando en su proceso de rehabilitación, que entró así en la fase final. Desde ahora, y hasta su estreno en el torneo (el próximo lunes por la noche ante David Goffin), el número uno mantendrá el nivel de esfuerzo para testar los límites de la carga de estrés que sufre en el tendón rotuliano de la rodilla derecha.
“No es momento de hablar de si me limita o no porque estoy a punto de empezar un torneo muy importante para mí”, se arrancó Nadal cuando le preguntaron por el dolor de la articulación, el mismo que le obligó a abandonar en el último Masters 1000 de la temporada. “Si me retiré en París no fue por ninguna precaución, fue porque no podía seguir. Evidentemente, en pocos días es difícil arreglarlo”, prosiguió el mallorquín, que se puso en manos del tratamiento específico que le propuso Ángel Ruiz Cotorro, su médico de confianza, con el objetivo de llegar a tiempo a Londres. “Claro que me molesta un poco, pero espero poder manejar el problema de la rodilla y competir a mi máximo nivel”.
Tras realizar sesiones suaves en los tres días previos, Nadal subió un par de marchas contra Cilic, con el que se entrenó sin muchas precauciones. Durante el parcial que ambos disputaron, el balear le exigió a su rodilla con desplazamientos agresivos, remató algunos intercambios en la red con subidas explosivas y sacó con normalidad, algo que no había hecho hasta el jueves porque la finalización de ese golpe (caer después de saltar al impactar la bola) le provocaba dolor en la pierna. Frente al croata, sin embargo, Nadal se obligó a exprimirse y el resultado con el que regresó a su hotel fue positivo.
“La rodilla va mejorando”, reconoció a este periódico Carlos Moyà, uno de los entrenadores del tenista. “Hoy ha tenido la primera prueba exigente después de ir progresando poco a poco. Ha sido el primer día que se ha movido jugando puntos”, continuó el ex número uno del mundo. “Las molestias siguen, pero está mejor que en París. Seguramente, en otro torneo habríamos optado por descansar. Siendo el último del año, teniendo tiempo para recuperar y tratándose de la Copa de Maestros… obviamente le apetece jugar, intentar competir y tratar de ganar el título”, avisó.
“Quizás, si estuviéramos en otro torneo el planteamiento habría sido otro”, coincidió el jugador. “Depende del evento que fuera y de las situaciones en las que estuviéramos”, insistió. “Esta es la decisión que hemos tomado a día de hoy y vamos a intentar hacerlo de la mejor manera posible. No puedo predecir cómo me voy a sentir mañana o lo que va a pasar, pero mi idea es estar aquí y competir hasta que yo lo haga mejor que mi rival o hasta que mi rival lo haga mejor que yo”.
La situación no es nueva para Nadal. Durante todos estos años, incluido su maravilloso 2017, el español ha aprendido a convivir con el dolor, a jugar casi siempre con alguna molestia y a conseguir ganarlo prácticamente todo, pese a tener heridas importantes de la cabeza a los pies. Se llama tolerancia a los males, y la del balear es altísima.
“Al margen de las limitaciones físicas, Rafa está muy bien”, aseguró Moyà. “Creo que sería un buen candidato a lo máximo. Con sus problemas en la rodilla vamos jugando y ya veremos cómo van los próximos días. Es algo que ha estado ahí durante buena parte del año y lo ha ido manejando, hasta que en París fue más complicado”, recordó el balear. “Estamos hablando de Nadal, un jugador que tiene el umbral del dolor bastante alto, pero hay que hacer balance y no forzar hasta el punto de que le pueda perjudicar en el futuro. Es algo que tenemos en cuenta”.
Así transcurren las horas previas a su debut en la Copa de Maestros. Nadal entrena cada vez mejor, emplea más tiempo del habitual en la camilla para culminar su rehabilitación y agudiza mucho el oído: su intención es jugar la Copa de Maestros, pero cualquier señal negativa de su rodilla puede hacerle cambiar de opinión en un segundo.
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