España está a un solo punto de perder una eliminatoria imperdible. El triunfo de Nikola Mektic y Marin Draganja (6-7, 7-6, 7-6, 2-6 y 6-4 a Feliciano López y Marc López) dejó a la selección croata a una victoria de la hazaña: con un equipo muy debilitado por las ausencias (sin Marin Cilic, Ivo Karlovic, Borna Coric e Ivan Dodig), los locales llegan al domingo teniendo a La Armada contra la espada y la pared tras el 1-1 del viernes. El último día, Roberto Bautista tendrá que ganar a Franko Skugor en el cuarto encuentro de la serie para que luego Pablo Carreño se juegue con Ante Pavic el pase a cuartos de final en un duelo a cara de perro. Vienen curvas.
Los españoles, una pareja consolidada en el circuito (campeones de Roland Garros en 2016), atacaron el punto de dobles envueltos en extrañas circunstancias. Por ejemplo, y antes de llegar al desempate de la primera manga, Feliciano perdió dos veces consecutivas su saque (¡dos!) y Marc lo mantuvo sin problemas, hasta que le llegó el momento de sacar para sumar ese primer set (con 6-5) y lo acabó entregando también. Obligados a pelear el tie-break, con dos oponentes en clara línea ascendente, los López salieron adelante a trompicones, muy lejos de ser el dúo acompasado de otros días. No fue ningún espejismo, y así lo confirmó lo que ocurrió a continuación.
Feliciano, un especialista en superficies bajo techo, debería haber competido acunado por las condiciones de la pista, ideales para su juego de saque y red, agradecidas con los virtuosos como el toledano. El número 33, sin embargo, lo pasó fatal y vivió una tarde incomodísima, quizás frenado por los problemas en la espalda que condicionaron su arranque de temporada (llevó dos cintas kinesiológicas en el partido), posible causa de sus dobles faltas, de todas sus imprecisiones y de sus movimientos lentos en la media pista, un territorio donde habitualmente suele imponer su dominio.
Contagiado por la falta de chispa de su acompañante, algo inevitable porque el dobles es una especialidad donde el estado del otro es bien importante, a Marc le entraron sudores fríos al descubrir la velocidad de la pista, que le impidió cubrirse el revés con la derecha y permitió que sus oponentes se aprovecharan de eso, cargando una y otra vez sus embestidas por ahí, poniendo la diana en el costado más débil del catalán, que de siempre ha sido su golpe a dos manos.
Sin la experiencia de sus rivales, pero con el orgullo como motor, Mektic y Draganja se hicieron con la red para buscar desde allí sus opciones de victoria, decididos a irse hacia delante sin medianías. Los croatas fueron descontando sinsabores como hojas de una margarita, sin darle mayor importancia. Perdieron el primer parcial, dejaron escapar un 4-2 en el segundo y todavía tuvieron agallas para anular un punto de set que les habría dejado muy cerca de la eliminación. El premio a la constancia fue enorme.
A medida que avanzó el partido, los croatas empezaron a pensar que el triunfo no era ni mucho menos imposible. Si antes del arranque la victoria formaba parte de lo prohibido, tras ganar el segundo set se transformó en un objetivo al alcance de la mano. Motivados por el sueño de seguir alimentando una eliminatoria que parecía perdida el jueves, Mektic y Draganja se vieron conectando tiros imposibles, corriendo como locos para cazar voleas increíbles y dando la cara en los instantes cruciales, todo lo que correspondía a la pareja visitante.
Con el partido empantanado, mil fantasmas sentados en el banquillo de España, los López arrancaron el cuarto parcial propinándole un 4-1 a sus rivales y empatando el encuentro con claridad. Pese a pasarse casi todo el cruce sin hallar la forma de jugar, lo que también sucedió en ese arrebato fulgurante, los españoles sacaron provecho de la tregua que se tomaron los croatas, porque algo tenían que hacer para coger aire y asimilar lo que estaban consiguiendo, una pequeña conquista de oro.
Bastó que Mektic y Draganja volvieran a ser los del corazón del partido, que elevaran el nivel una vez más, para cumplir el sueño de los subcampeones del año pasado dejando fuera a los López. Antes del domingo, el mundo al revés: Croacia está a un punto de los cuartos de final y España bordeando el abismo de una eliminación completamente inesperada. La historia de la Davis.