Recuperar el compromiso de los mejores jugadores del mundo con la Copa Davis. Ése es el principal objetivo de Dave Haggerty, el nuevo presidente de la Federación Internacional de Tenis (ITF). El estadounidense, elegido a finales de septiembre en Santiago de Chile por una estrecha diferencia de votos sobre el indio Annil Khanna (200 por 192), se enfrenta a un reto mayúsculo desde la próxima temporada: tiene que realizar cambios para volver a contar con la participación de las estrellas sin borrar la magia de una competición centenaria.
No hay mejor ejemplo que la final de 2015 (Bélgica-Gran Bretaña, a disputarse en Gante del 27 al 29 de noviembre) para demostrar la necesidad de hacer algo, porque los belgas van a pelear por el trofeo sin un jugador estrella como David Goffin (17º mundial) y con sus siguientes tenistas fuera de los 60 primeros. Los números también reflejan cómo los jugadores más importantes han ido dando a la espalda a la Davis, priorizando sus carreras individuales sobre el torneo por países más importante del planeta.
De las últimas 10 eliminatorias de Davis, Rafael Nadal se ha ausentado en ocho y Novak Djokovic ha faltado a cinco. Roger Federer jugó en 2014 porque entendió que la posibilidad de ganar la Ensaladera (el único título importante que faltaba en su currículo) era real, como Andy Murray en 2015.
“La Copa Davis debe mantener su esencia, pero no debe cerrarse completamente a los cambios”, explica Francesco Ricci Bitti, el presidente de la ITF durante los últimos 16 años, a El ESPAÑOL: “El formato actual es el mejor, quizás con algún pequeño cambio. El tenis es cada vez más físico y duro. Por eso, los cambios tienen que ayudar a los jugadores, ponerles más fácil la participación en la competición”, reconoce el mandatario, en el punto de mira de los tenistas por su inmovilismo desde la poderosa posición que ha ocupado durante más de cinco lustros.
“Nosotros no estábamos preparados para cambiar de cinco a tres sets, como decían algunos jugadores. Tampoco para organizar la competición cada dos años. La anualidad es un valor muy importante de la Davis. El calendario tenístico es anual y por eso la Davis debe seguir siendo anual”, asegura el italiano, que está obligado por el reglamento a estar disponible un mínimo de tres meses y un máximo de seis para lo que necesite el nuevo presidente. “Haggerty es una persona muy equilibrada que conoce realmente bien el mundo del deporte”, dice sobre su sucesor, con el que contó para su consejo de administración.
“Tiene experiencia como presidente de la Federación Estadounidense (USTA). Viene de un país americano, pero es un americano que conoce bien el mundo. Esa no es una cualidad muy habitual en los americanos”, cierra Ricci Bitti, consciente de que la persona que se sentará en su silla no planea sacudir el legado que él escribió durante años.
Formato bienal
Tras la elección de Haggerty, los dirigentes se marcharon de la asamblea celebrada en Santiago con una idea bien clara. El nuevo presidente quiere cambios, pero no una ruptura. Mientras que los jugadores piden un formato bienal, como la Copa Ryder de Golf, e incluso cada cuatro años, como el mundial de fútbol, Haggerty busca una evolución contenida. Si alguien quiere ver una revolución total, puede esperar sentado. La Davis se jugará en 2016 de la misma forma que este año y en 2017 se estudiará la posibilidad de introducir algún cambio. Haggerty quiere que los cuatro semifinalistas se enfrenten en una sede neutral, pero antes debe valorar si el peaje que pagará por ello es demasiado alto.
“Dave plantea una final de cuatro equipos”, confiesa Juan Margets, mano derecha de Ricci Bitti durante sus 16 años de legislatura y uno de los tres rivales a los que Haggerty superó en la votación final para llegar a la presidencia de la ITF. “Quiere decir que habrá menos semanas de Copa Davis. Para los jugadores de perfil más alto es una buena noticia, porque no van a ver mal jugar menos, pero esto significa menos actividad en todos los países. Es decir, si el Grupo Mundial actualmente son cuatro semanas al año, con una final entre cuatro el número de semanas que los países podrían disfrutar de la competición es bastante menor”, continúa el español, consciente de que la ITF no se atreve a romper completamente con su formato de toda la vida porque dejaría de generar una importante cantidad de ingresos. “Si los recursos que genera esa final entre cuatro equipos son suficientes, se podría sobrevivir”, asegura Margets.
“El tema va un poco más allá de la cuestión económica o comercial. Uno de los mandatos de la ITF es la promoción del deporte. Habrá países que se quedarán sin la competición nacional por excelencia. La Copa Davis lleva el deporte profesional a 70 u 80 países al año. El circuito ATP se disputa en unos 30 países, por hacer una comparación. El ejemplo más claro es la eliminatoria que España ha jugado recientemente en Dinamarca. Eso ha dado la posibilidad de ver a Nadal y Ferrer en un país sin un gran torneo”.
Como la Davis está colocada en semanas clave (antes de Indian Wells y Miami, tras Wimbledon y después del Abierto de los Estado Unidos), los mejores tienen un motivo más para renunciar a ella. Por eso, y buscando algún pequeño incentivo, la ITF aprobó que desde 2016 se jugará con tie-break el quinto set, eliminando la tortura de vencer por diferencia de dos en la manga decisiva. "Hace tiempo que lo venía diciendo, incluso antes de la eliminatoria contra Brasil”, explica Leonardo Mayer, que el pasado mes de marzo ganó el partido individual más largo (6 horas y 42 minutos) en la historia de la competición al imponerse por 7-6, 7-6, 5-7, 5-7 y 15-13 a Joao Souza.
“Los encuentros tienen que ser más cortos, no a cinco sets, no a muerte. Con eso vale y al aficionado le encanta”, prosigue el argentino, que acabó con suero en una ambulancia como consecuencia de la deshidratación provocada tras el esfuerzo y renunció al Masters 1000 de Indian Wells, fundido tras la paliza. “Los partidos como ese son una maratón que te matan físicamente. No se debe repetir algo así. Además, es mejor para el espectáculo, para que no sea
aburrido. Yo no vería un partido de cinco horas ni loco”, subraya el número 36 del mundo.
El calendario ATP, muy largo
“Todo lo que sea abreviar la Copa Davis está bien”, celebra David Ferrer por teléfono desde Pekín. “Pero lo que buscamos los tenistas es que se haga en una semana, como un torneo único. Si cambian los partidos a tres sets sería mejor, porque hay muchos jugadores que deben jugar individual, dobles y otro individual”, añade el número ocho del mundo. “Físicamente, el cuerpo ya lo tenemos muy desgastado”, insiste el alicantino, que volvió a ponerse la camiseta de España en Dinamarca después de casi tres años ausente. “Los mejores juegan mucho partidos durante el año. Si se hiciera en una semana, o se acortara y no fueran tantas eliminatorias, seguro que sería positivo. Eso es lo que todos decimos. El calendario ATP es muy largo, son muchas semanas
seguidas jugando y muchos partidos encima. La Copa Davis lo único que hace es alargarlo y más a cinco sets. Por eso, muchos jugadores la dejan de lado”.
Mientras el vestuario se muestra firme, los mandatarios lamentan la dificultad que entraña realizar cambios en el circuito, por pequeños que sean. “La cúpula del tenis está fragmentada”, revela Margets, poniendo el acento en la cantidad de organismos que deben entenderse (ATP, WTA, ITF…) para tomar decisiones. “Esto es un hecho. Por eso, hay que poner de acuerdo a muchas personas para implementar cambios que sean globales. La fragmentación de tenis es real. La ATP eliminó los cinco sets en 2008 sin contar con nadie. No tenemos un comisionado como en el fútbol americano o un poder centrado en una sola organización, como es el caso de la FIFA”, recuerda el dirigente español. “A veces, la concentración de poder trae problemas de otros tipos, pero el proceso de decisión es más rápido”. 16 años después, la presidencia de la ITF tiene nuevo rostro con intenciones esperanzadoras. Solo el tiempo dirá si se traduce de forma positiva en la práctica. De momento, Dave Haggerty ya trabaja para solucionar un problema que acumula décadas de polvo: volver a dar brillo a preciada Ensaladera.