Hay muchos deportes que han incorporado en los últimos años diferentes sistemas tecnológicos avanzados para mejorar el rendimiento, prevenir lesiones o predecir qué tipo de cosas pueden suceder en el futuro cuando se produzcan situaciones similares a las del presente. Así es como se han ido introduciendo conceptos como el de la inteligencia artificial o la realidad virtual. Sin embargo, el más famoso de todos ellos es el Big Data.
Por encima de cualquier deporte, hay uno que se lanzó a este universo de los primeros hace ya muchos años. Se trata de la hípica, disciplina que lleva trabajando con estos sofisticados sistemas durante más de dos décadas con el objetivo de mejorar su deporte. Además, quien se encuentra al frente de estos avances que han dejado enormes progresos ha sido el ente más importante que rige esta disciplina.
La Federación Ecuestre Internacional lleva años intentando evitar la mayor parte de los accidentes que se producen con el fin de reducir las lesiones graves de los jinetes y también de proteger la salud de los caballos. Como sucede en disciplinas como MotoGP, la Fórmula 1 o el ciclismo, los avances en seguridad son constantes para lamentar cada vez menos desgracias. Y el uso de sistemas como el Big Data ya es la envidia de cada vez más deportes que se suman a este tipo de aplicaciones.
El uso del Big Data
La hípica, a pesar de no ser considerada como uno de los grandes deportes de masas en buena parte del planeta, es una disciplina que mueve muchos millones de euros al año. Por eso, también está en la obligación de buscar la innovación constante. Además, cuenta con una particularidad que no tiene casi ningún deporte.
En cada actuación se pone en riesgo la integridad de dos seres vivos, el jinete y el caballo. Por ello, reducir golpes, caídas y accidentes va en beneficio de una doble vertiente y es básico para seguir avanzando. Por ello, la Federación Ecuestre Internacional lleva ya un tiempo utilizando la tecnología del Big Data en los circuitos de concurso completo para conseguir reducir los infortunios y así elevar la categoría y el nivel de este noble deporte.
Esta disciplina se divide en las pruebas de doma, resistencia y salto en pista y requieren una coordinación y un trabajo incansable y diario para conseguir controlar y sacar la mejor versión de unos impresionantes animales que pueden llegar a pesar más de 400 kilos.
A lo largo de una temporada se realizan multitud pruebas como por ejemplo las diferentes etapas de la Copa de Naciones con el objetivo de llegar a la competición estrella, los Juegos Ecuestres Mundiales, en las mejores condiciones. Este evento que se celebra cada cuatro años y que es organizado por la FEI, supone el punto más importante del calendario en cada ciclo. Todos se preparan para llegar en plenitud al momento de la verdad. Por ello, mejorar la seguridad de jinetes y caballos también es un reto que se pone a prueba al más alto nivel en estos Juegos Ecuestres.
Para conseguirlo se realiza un control pormenorizado de cada obstáculo y cada barrera para saber cómo los caballos los afrontan. Así son capaces de monitorizar el encuentro entre el animal y su impedimento, analizando los golpes y choques y creando una base de datos que les permite reducir los accidentes y también minimizar los daños que se producen tanto para el equino como para el deportista que va sobre él.
David O'Connor, director del comité de concurso completo de la FEI, explica a la Agencia EFE cómo este tipo de análisis se producen especialmente en las pruebas de campo a través ya que su idiosincrasia les permite obtener mejores datos. Estos circuitos incluyen subidas y bajadas, elementos como el agua, saltos en ángulo y recorridos de más de 3 kilómetros. Todo ello provoca que la exigencia a la que se ven sometidos caballo y jinete sea mayor.
Los datos confirman el avance
La propia Federación Ecuestre Internacional ha ido creando en los últimos años una amplia base de datos para comprobar si el uso del Big Data y de otro tipo de métodos avanzados les sirven para mejorar en sus propósitos principales. Estos son reducir el número de accidentes y la gravedad de los mismos, principalmente.
Desde el año 2010, el 5,33% de los caballos que tomaron la salida en alguna prueba de gran nivel sufrieron accidentes, bien por caídas provocadas por el terreno, la velocidad o incluso por la pérdida de control de la situación por parte del jinete. Este porcentaje perteneciente al ciclo de estos últimos 11 años es superior al que se ha producido en este 2021, cuando se quedó en un 4,98%. Una tendencia a la baja que demuestra que los métodos empleados están surtiendo efecto.
Cierto es que los datos del 2021 han estado por encima de los del 2020, cuando el porcentaje fue del 4,34%. Pero también es verdad que hubo menos competiciones por culpa de la pandemia de la Covid-19 y, con ello, menos posibilidades de registrar caídas y lesiones.
Gracias a la enorme base de datos de la FEI, se puede comprobar también cómo se produjeron los diferentes accidentes. Aquellos contabilizados únicamente como caídas de los caballos, sin que haya pérdida del control del jinete, ascendieron hasta las 183. Una cifra que en el año 2016 fue mucho mayor, ya que se fue hasta las 278. Cinco años antes habían sido 283. Estos datos demuestran que la tendencia mejora año a año y que, además, en los últimos se ha conseguido un avance significativo y mucho mayor al de temporadas anteriores.
Con el paso del tiempo se han ido mejorando estos datos y, en gran medida, se ha conseguido aplicar mejores medidas de seguridad dentro de los campos. Así es como se han introducido los sistemas MIM Clip, un dispositivo que permite que la barrera se doble en caso de impacto y que consigue que el caballo no caiga o que no lo haga de cabeza, situación en la que se producen los accidentes que ponen en mayor riesgo al animal y al jinete. Así se ha conseguido también reducir casi en un 50% el número de lesiones graves cada temporada.
Analizando todos estos datos y comprobando quién sufre los accidentes se dieron cuenta también de que otra medida positiva era separar a los participantes en las competiciones por grupos de experiencia. Así han conseguido también reducir el número de accidentes y su gravedad. Una tendencia que han mejorado en la última décadas gracias en parte a la utilización del Big Data.
Este éxito ya es envidiado por muchos deportes que quieren adentrarse también en el universo del Big Data con unos resultados tan importantes como los que está consiguiendo la hípica. Su paso hacia delante en el uso de estas tecnologías, la cual se produjo hace ya más de dos décadas, demuestra dar sus frutos y es referencia para otra disciplinas como el fútbol, el tenis o el baloncesto, quienes hacen ya pleno uso de este fenómeno del análisis creciente.
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