La gimnasia se ha caracterizado siempre por ser un deporte en el que sus profesionales, especialmente en el sector femenino, suelen brillar y llegar a lo más alto a una edad muy corta. Tradicionalmente, cuando las grandes campeonas llegan a la élite lo hacen siendo todavía niñas. Como mucho adolescentes que llevan dedicándose a su sueño prácticamente desde que dieron sus primeros pasos en la vida. Sin embargo, entre todas ellas hay un caso que resalta con especial fuerza por encima del resto.
Pero no lo hace por su juventud. Todo lo contrario, lo hace por su experiencia. Se trata de la gimnasta de Uzbekistán Oksana Chusovitina. A sus 46 años, esta deportista se ha convertido en uno de los nombres propios de la gimnasia en los últimos tiempos porque parece no tener fin. Su trayectoria, a pesar de acercarse peligrosamente a los 50, sigue estando más viva que nunca y es que Oksana no ha encontrado todavía el momento de poner punto y final a su trayectoria.
Su último intento de retirada llegó tras los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Ahí, la uzbeka había tomado la decisión de poner punto y final a su trayectoria. Sin embargo, decidió dar marcha atrás a su idea y pronlongar un breve periodo de tiempo más su carrera. Tanto es así que ahora mismo tiene en mente poder volver a disputar unos nuevos Juegos Olímpicos, los que serían los novenos para ella.
Un caso sin duda de lo más excepcional teniendo en cuenta que cada vez es más frecuente que niñas con 14, 15 o 16 años puedan colarse ya entre las mejores gimnastas del mundo. Ella, con tres décadas más de rodaje en la élite, sigue cumpliendo etapas y sigue dando pasos hacia delante para convertirse en una de las gimnastas más longevas de la historia. Al menos, a nivel olímpico, ya lo es.
Chusovitina sigue hacia delante
Oksana Chusovitina había tomado la decisión que parecía definitiva de haber puesto punto y final a su carrera en Tokio. Unos Juegos, sus octavos, que le hicieron romperse tras su última prueba. Entre un mar de lágrimas y llena de emoción se despedía de lo que había sido su vida durante más de 30 años. Sin embargo, la ilusión de la competición le ha seguido tocando en el interior y decidió hacer su regreso de manera oficial. O mejor dicho, dar marcha atrás a la decisión de su retirada.
Su siguiente reto se instaló en los Juegos Asiáticos, los cuales se iban a disputar en el mes de septiembre. Sin embargo, los efectos de la pandemia de la Covid-19 y la nueva ola que está azotando China, han provocado que tengan que ser aplazados hasta el año 2023. Eso ha supuesto un contratiempo grande en los planes de Chusovitina, que se ha visto obligada a cambiar su calendario y con ello también a alargar su carrera.
Con el aplazamiento de los Juegos Asiáticos hasta el próximo curso, Chusovitina se iba a quedar a las puertas de estar en París 2024. Por ello, no se ha podido resistir y ha dado un paso más hacia delante, alargando su trayectoria hasta la cita europea para lo que solo quedan ya algo más de dos años.
Este ciclo olímpico tan particular le ha venido bien a una Chusovitina que se presentará en los próximos Juegos con la friolera de 49 años. Una edad pocas veces vista para una deportista de élite y más teniendo en cuenta que se trata de una disciplina en la que lo más habitual es ver a chicas menores de edad compitiendo por lo máximo. Haber retrasado los JJOO de Tokio por culpa de la pandemia y que ya solo queden algo más de dos años para la nueva cita le han servido para ampliar sus propios récords.
Para estar en París 2024 primero tendrá que clasificarse, pero Chusovitina se mantiene con la ambición de conseguirlo. De momento, ya se ha ganado su billete para los próximos Mundiales después de sus brillantes actuaciones en la Copa del Mundo donde incluso ha llegado a colarse en el podio en las pruebas del salto del potro.
Todavía no ha decidido si va a ir a los Mundiales de este año, pero lo que sí tiene claro es que tiene intención de estar en los Juegos Asiáticos del 2023 y no cierra la puerta tampoco a competir en los Mundiales del próximo curso. Ahí podría obtener su billete para la cita de París. Unas decisiones que debe tomar en el futuro, también en función del estado en el que se vaya encontrando, pero que podrían suponer todo un récord para ella con sus novenos Juegos, uno de los registros más importantes de la historia.
Una rara avis en la gimnasia
La historia de Oksana Chusovitina es una de las más peculiares que existen en el mundo del deporte y de la gimnasia. A sus 46 años, le queda algo más de un mes para cumplir los 47, sigue manteniendo viva la ambición por seguir compitiendo en una disciplina en la que su idiosincrasia siempre ha sido la de sacar cuanto antes a jóvenes talentos a la luz. Lo habitual en el universo de la gimnasia femenina es que cada vez las competidoras salten antes a la primera plana. Algo que también termina provocando problemas físicos y mentales a chicas tan jóvenes.
De hecho, en los Juegos Olímpicos, la media de edad para las deportistas que se enrolan en la disciplina de gimnasia rítmica es de unos 19 años. Sin embargo, esta baja considerablemente cuando se trata de la gimnasia artística, ya que cae hasta los 17 años. Es el deporte que lleva a sus profesionales de menor edad con clara diferencia. Todas ellas en un mismo evento deportivo de primer nivel con Oksana, quien a muchas podría llegar a sacarles hasta 30 años, demostrando lo impactante de su caso.
"Todo llega paso a paso. En cuanto a los Juegos, me gustaría preparar un nuevo salto, algo que no haya realizado hasta ahora. Estoy llena de energía y con salud". Así abría la saltadora uzbeka la puerta a esa presencia en la cita de París que llegará dentro de poco más de dos años y que será muy especial para ella, sirviendo para engrosar un historial que es de lo más peculiar.
A pesar de haber nacido en Uzbekistán, durante su larga trayectoria Oksana ha competido por tres países diferentes. Primero para la URSS, después Uzbekistán, más tarde Alemania y por último de nuevo Uzbekistán, país al que ahora sigue representando y al que quiere llevar a otros Juegos Olímpicos.
Sería una hazaña más en una carrera legendaria después de haberse colgado la medalla de oro en Barcelona 1992, hace 31 años, de haber sido campeona del mundo, y de haber tenido que dejar la gimnasia de manera temporal para ser madre y regresar para recaudar fondos para ayudar a su hijo con leucemia. Todo un ejemplo de superación y constancia.
[Más información: El 'Caso Nassar' golpea de nuevo: indemnizaciones y responsabilidades ante más abusos sexuales]