La historia de Kristina Sotomayor-Dzhanhobekova es una de esas que encoge el alma. El suyo ha sido un viaje movido por el coraje de una familia y por el miedo de una guerra. La invasión promovida por las tropas de Vladímir Putin en territorio ucraniano le pilló en uno de los momentos más importantes de su vida. Justo cuando iba a ser madre. Por eso, se vio obligada a empezar un viaje de más de 3.000 kilómetros por la supervivencia para intentar regresar a España.
La jugadora de bádminton de nacionalidad ucraniana del CB Oviedo ha tenido que apartar sus éxitos deportivos para emprender la que ha sido la mayor aventura de su vida. Una aventura que por suerte ha terminado en España, en Avilés, con final feliz. Partiendo desde Leópolis junto a su madre y su marido, ha conseguido salvar la vida de su pequeño recién nacido entre sirenas, bombas e invasiones militares. La esperanza se abría paso entre la guerra a medida que conseguía dar un paso para escapar del infierno.
Kristina se encontraba en su país donde dio a luz a su hijo Samuel. Sin embargo, en el momento de mayor felicidad para una mujer y para una familia, estalló el conflicto entre Vladímir Putin y Zelenski. Por eso, juntos decidieron emprender un largo viaje en coche hasta territorio nacional para poder estar seguros y poder vivir los primeros instantes de la vida de su retoño con la tranquilidad necesaria.
La que fuera MVP de la Copa Iberdrola en el año 2020 quiere dejar atrás la masacre y empezar una nueva vida. Esa que se empezó a torcer un 24 de febrero de 2022 tal y como muestran sus declaraciones recogidas por la Federación Española de Bádminton: "Cuando me desperté, me enteré de que estaban bombardeando zonas de la frontera con Rusia y se oían ruidos de sirenas por todas partes. Nunca pensé que iba a escuchar una sirena de ese tipo. Antes de que pasara todo esto, estábamos viviendo allí mi marido y yo y estábamos pensando si volver o no a España, fue entonces cuando salí de cuentas y decidimos venirnos aquí".
"Me acuerdo que ese día, el 24 de febrero, estábamos durmiendo y a las 7, miré el móvil y en un grupo que tengo con compañeros de Ucrania vi un mensaje de una mujer que decía algo así como: 'No os preocupéis, todo va a estar bien, estar tranquilos'. No entendía a qué se estaba refiriendo, ni sabía lo que había pasado. Ya entonces me enteré de todo".
El viaje a España
Desde un primer momento, España se volcó con el caso de Kristina y su familia, principalmente porque su marido nació aquí. La embajada empezó a gestionar su llegada a Asturias e incluso se inició un proceso de recaudación de dinero para poder echarles una mano: "Tuvimos apoyo por parte de la embajada española y sentimos una gran ayuda en general del país, sobre todo cuando nos organizaron una recogida de dinero para poder empezar aquí la vida de nuevo. No puedo explicar cómo de agradecida estoy con todas las personas que aportaron su granito de arena. Yo no esperaba tanto cariño, y fue increíble todo lo que hicieron".
Después de un día tras otro de viaje y calvario, de sufrimiento y de ver alejarse su tierra entre el fuego, los edificios derruidos y las víctimas, consiguieron llegar a España donde poder empezar de nuevo. Sin embargo, no olvida la situación que está viviendo su país en un conflicto que parece no tener fin.
"Hay muchas organizaciones que ahora están trabajando por y para ayudar a mi país. Mi compañera Olena Bezshchasna, por ejemplo, es voluntaria en el Batallón de Defensa Territorial del municipio Obujiv, región de Kiev. Están recaudando fondos, así que creo que lo ideal sería poder colaborar con ella y su equipo en este recurso".
"Me llega información y la verdad es que se sufre mucho... Como mejor creo que se puede ayudar a la gente de allí es tratando de sacar a los niños, proporcionarles una vivienda temporal, o bien promoviendo actividades en instalaciones de algún club o por lo menos hasta final de la etapa que están viviendo. Ayudar además a que estos niños puedan practicar deporte estando a salvo, y que los padres estén más tranquilos en la medida de lo posible".
A pesar de los momentos tan complicados que ha tenido que vivir en mitad de un proceso tan complejo como es la maternidad, Kristina ya se prepara para volver a las pistas cuanto antes. Haber conseguido salir de la guerra y estar viendo los primeros pasos de Samuel, le dan fuerza suficiente para abrazarse a nuevos retos y uno de ellos es estar sobre la pista cuando antes. Aunque ahora pase por un periodo de poco descanso y muchas horas sin dormir.
"Aún estoy haciéndome con los horarios, con el poco descanso, las noches en vela. Yo quiero seguir, no soy de esas personas que piensan que con la maternidad todo se termina. Sigo teniendo mi talento y quiero seguir desarrollándome como deportista".
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