Vladímir Putin y Zelenski siguen sin llegar a ningún punto de acuerdo y eso ha provocado que la guerra en Ucrania se siga cobrando víctimas. Además, la salida de civiles de las fronteras del país no cesa. Y los casos de deportistas que tienen que hacer las maletas y dejar su tierra sin saber cuándo podrán volver se repiten. Uno de los últimos casos ha sido el de Olena Akopyan.
Olena es una reputada nadadora paralímpica ucraniana que ha vivido un auténtico infierno en las últimas semanas. Sin embargo, ahora ha conseguido cumplir el objetivo vital de abandonar Ucrania para poder empezar una nueva vida lejos del horror y el riesgo de la guerra.
Concretamente lo ha hecho en España, hasta donde ha llegado a través de una impresionante huida en coche. Ni siquiera su condición de persona que necesita de una silla de ruedas para moverse le han impedido pelear por su vida con uñas y dientes y envuelta en multitud de dificultades. Y con su país en ruinas, además, ha recibido una ayuda que quizás no esperaba.
Ha sido la de su rival en la competición, pero hermana a partir de ahora en su vida, Teresa Perales. La deportista paralímpica más laureada de la historia de España con 27 metales ha querido echar una mano a Olena desde que se enteró que estaba intentando huir de la barbarie. Y ahora recuerdan juntas como han sido estos días mientras se reúnen en España.
La huida de Olena
Olena Akopyan es una de las grandes estrellas del deporte paralímpico en Ucrania. A su vez, se convirtió durante una larga etapa de su carrera en una de las grandes rivales de Teresa en su trayectoria deportiva. De hecho, Olena cuenta en su palmarés con hasta 15 medallas de importancia internacional, aunque solo 13 de ellas fueron en natación, ya que esta atleta ucraniana también tuvo éxitos consumados en biatlón y esquí de fondo.
Al contrario que Teresa, que continúa en activo a sus 46 años, Olena se retiró de la práctica deportiva en el año 2008. Y hasta hace unas semanas vivía plácidamente en su Ucrania natal ajena al desastre en el que se iba a convertir su vida y su tierra. La exnadadora residía en la localidad de Brovary, muy cerquita de la capital del país, Kiev.
Cuando arrancó la invasión de las tropas de Vladímir Putin, y ante el conocimiento de que Kiev era uno de sus máximos objetivos, Olena decidió arrancar una heroica huida junto a sus hijos, dos mellizos de 11 años, y sus dos gatos. A pesar de su paraplejia, que lógicamente reducía su capacidad de maniobra, emprendió un impresionante viaje que ha terminado días después en España.
En un primer momento, cogió su vehículo y junto a sus hijos, recorrió un total de 736 kilómetros en unas 27 horas casi sin descanso. Fue a parar a un centro paralímpico de rehabilitación en la región de Leópolis. Y ahí pudo descansar y tomarse un respiro después de haber dejado atrás las zonas de mayor riesgo, aunque no todo el peligro. Estando ya Lviv Oblast, cerca de la frontera con Eslovaquia y Polonia, fue cuando recibió la llamada de Teresa y juntas pudieron organizar, con la ayuda del centro, la ONG Accem y la Fundación Dfa, su viaje exprés a España para cerrar su huida de la guerra.
La intervención de Teresa
Teresa Perales se enteró de la situación que estaban atravesando Olena y su familia y por eso empezó a mover sus contactos desde España para intentar salvar a su compañera, esa con la que tantas veces se había medido la nadadora aragonesa en la piscina. Su objetivo era estudiar la manera en la que la traería a España.
Por eso se puso en contacto con el centro paralímpico en el que Olena llegó a permanecer hasta 10 días refugiada junto a otras 125 personas, 40 de las cuales eran niños. La situación era indudablemente más segura que en Brovary o Kiev. Sin embargo, solo tardaron unos días más en empezar a escuchar los bombardeos y a sentir el avance de las tropas de Putin. Por ello, decidieron emprender una huida desesperada hacia España. Cruzaron finalmente la frontera y se hicieron otros 2.700 kilómetros hasta llegar a la península.
En ese viaje tuvieron que dormir incluso en el coche porque no encontraron hoteles disponibles y se cruzaron con mucha gente que seguía necesitando ayuda de manera desesperada. Pero finalmente, pudieron llegar a España para reunirse con Teresa, quien les esperaba para alojarles en su antigua casa en Zaragoza. Ahora, Olena ya tiene una tarjeta de identificación para personas desplazadas por el exilio de la guerra. Esto le permite contar con tarjeta sanitaria y que sus hijos puedan ser escolarizados gracias a la intercesión también de la Policía Nacional.
Teresa ha celebrado poder reunirse con Olena después de días de incertidumbre sin saber si podrían llegar hasta la ansiada salvación: "Una guerra, una invasión sin sentido, que nos tiene el corazón encogido. Millones de vidas que han cambiado para siempre. Pero hay mucho que podemos hacer. Por eso quiero contaros esta historia en primera persona, no sin antes agradecer a todas las personas y entidades que os habéis implicado, ya que sin vuestra ayuda esto no habría sido posible. Gracias de corazón".
"Después de días de incertidumbre y de mucho miedo por sus vidas, Olena y sus hijos, ya están conmigo. Agotados, pero a salvo. Mucha gente, como ellos, necesita nuestra ayuda. Abramos nuestras casas y nuestros corazones. Colaboremos con las organizaciones que trabajan allí. Nos necesitan".
[Más información: Carlos Molina, de Ucrania a su refugio en Santander: una huida de la guerra y una lucha por la salvación]
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