El caos en el Monte Everest, y por extensión en toda Nepal, no cesa. Hace ya varias semanas que la Covid-19 acampa a sus anchas en la montaña más alta del mundo. Sin embargo, la situación es cada vez más dramática porque cientos de personas que han decidido retornar a sus hogares tras las recomendaciones de las autoridades no pueden salir del país.
Lo que comenzó siendo una amenaza en el campo base ha terminado siendo un problema a gran escala en todas las localizaciones del Monte Everest. Tanto en la zona más cercana a la base como en las situaciones por encima de los 5.000 y los 6.000 metros, el coronavirus sigue provocando contagios, retrasos y traslados que dificultan y mucho el margen de maniobra.
Además, ya es oficial que la temporada de ascensiones al techo del mundo ha quedado destrozada y que cientos de montañeros y alpinistas buscan por fin a sus expediciones sin saber aún cuál será realmente su destino ni tampoco cómo quedará finalmente el parte de bajas, ya que se han producido casos de extrema gravedad como han reportado los medios locales.
Por si esto fuera poco, el desastre de la temporada más peligrosa de la historia se ha traslado hasta las localidades más cercanas al coloso montañoso y especialmente Katmandú. Tal y como se denunciaba hace unos días, la desinformación hacia el exterior ha terminado creando problemas internos que han colapsado los organismos nepalíes hasta el extremo. Además, las condiciones climatológicas no están ayudando tampoco provocando que muchas expediciones sigan todavía en los diferentes campos base a la espera de una ventana de buen tiempo óptima para intentar hacer cima. Por el momento, todos se encuentran expectantes ante la llegada del segundo ciclón de la temporada al golfo de Bengala.
Los más afortunados
A pesar de que está siendo una temporada realmente mala por la climatología y por los efectos de la pandemia, hay algunos que han tenido más suerte y ya han podido completar su reto, aunque no sin bajas reseñables. De momento, en lo que va de temporada de ascensiones, se calcula que más de 160 personas han conseguido ya hacer cima en el techo del mundo. Sin embargo, sus peligros no han terminado, ya que el siguiente paso puede ser el descenso o encadenamiento con otras ascensiones.
La nota más negativa hasta el momento son las tres víctimas que se ha cobrado ya la presente temporada de expediciones rumbo a los 8.848 metros del Monte Everest. El último fallecido, conocido hace tan solo unas horas, ha sido el experimentado serpa Pemba Tashi Sherpa, que falleció en el descenso del campo 2 al campo 1. Antes habían muerto el suizo Abdul Waraich y el estadounidense Puwei Liu en los descensos de la primera oleada de expediciones.
Precisamente, en esa primera oleada de expediciones destacó la presencia de la realeza de uno de los países más importantes del golfo Pérsico. El príncipe de Bahréin, Mohamed Hamad Mohamed al-Khalifa, lideró al primer grupo comercial que hizo cima en el Monte Everest durante esta temporada.
No obstante, no lo hizo solo, ya que estuvo acompañado por su Guardia Real, quien le custodió en todo momento durante su expedición. A pesar de que los datos exactos no han transcendido, se cree que 12 de los 16 militares que comenzaron su camino con Mohamed Hamad llegaron hasta la cima junto a él. Además, lo hizo acompañado de un grupo de 8 serpas, aunque se cree que recibió la ayuda durante su travesía de hasta 42 montañeros expertos procedentes de la zona.
Esto unido a sus tiendas de última generación, servicio de cocineros, ropa ultramoderna, botellas de oxígeno ilimitadas y traslados en helicóptero. Un modus operandi que ya ha puesto en práctica en otras ascensiones y que ahora se han convertido en una lista interminable de privilegios gracias a la cual ha conseguido hacer cima el primero y huir del desastre que ha provocado la Covid-19.
La situación de Nepal
El coronavirus ha conseguido que la grave situación que se vivía y se vive en la montaña haya viajado también al país. Se han producido muchos traslados de personas contagiadas en los últimos días, pero también de montañeros sanos que han decidido poner punto final a su aventura después de las recomendaciones de las autoridades de abandonar la zona por culpa del virus.
Sin embargo, el problema, lejos de solucionarse, solo ha cambiado de punto geográfico. Con la intención de cortar los brotes que se multiplican en ciudades como Katmandú, Nepal ha decidido imponer fuertes medidas de restricciones así como suspender todos los vuelos comerciales en lo que resta de mes. De esta forma, los excursionistas no pueden abandonar el país a pesar de haber dado por concluidas sus expediciones, provocando todavía más colapsos en las instituciones y en los centros sanitarios.
Mientras se están pagando las consecuencias de haber registrado el récord de licencias en la temporada con más de 400, los datos no paran de crecer y en las últimas semanas Nepal registra más de 9.000 contagios diarios y va camino de superar el medio millón desde que comenzó la pandemia.
Los 'vuelos politizados'
Para intentar poner fin a este grave problema, Nepal se ha convertido en un centro de operaciones internacional con el fin de llegar a acuerdos de estado con varios países para que se permitan vuelos que rescaten a los montañeros atrapados en el país. Algunos países como Estados Unidos, Rusia o Tailandia fueron los primeros en agilizar estas gestiones para conseguir la salvación de sus alpinistas. Sin embargo, todavía quedan muchos que esperan una solución y Nepal también pretende obtener un beneficio de ello.
Quien también ha tomado cartas en el asunto es China, que ha decidido poner fin a la temporada de ascensiones que dependen de sus límites geográficos con el objetivo de erradicar los contagios en la montaña y evitar que la situación empeore a cada momento. Quizás, una medida que debería haber aplicado Nepal desde hace muchas semanas ya que no fue capaz de cortar la expedición de licencias en su momento.
Mientras las gestiones internacionales avanzan, España ya ha llegado a un acuerdo con Nepal para permitir que un vuelo enviado por el Gobierno, Ministerio de Sanidad y la Agencia Española de Cooperación Internacional pueda aterrizar en el país y llevarse a cerca de un centenar de montañeros europeos entre los que se encuentran unos 60 españoles.
Sin embargo, Nepal también obtendrá un beneficio de esta operación, y es que el avión procedente de España ha llegado con un cargamento de más de 5 toneladas de material sanitario que tienen un coste de más de un millón de euros y que son enviados en concepto de donación para paliar la situación. Es lo que ya se conoce como un 'vuelo sanitario', que al menos pondrá fin a la angustia de las personas que regresen en ese avión. El vuelo de Iberia partió desde Madrid con destino a Katmandú con respiradores, medicamentos y equipos de seguridad que paliarán la falta de equipamiento que Nepal recibía desde la India, situación que le llevó a elevar una petición a la Unión Europea. Además, la UE, a través del Mecanismo Europeo de Protección Civil, costeará parte de este vuelo, dejando los billetes de las expediciones retornadas en unos 600 euros por persona.
Quien no regresará en ese ya famoso vuelo será Kilian Jornet, el escalador y alpinista español que en mejor situación se ha encontrado dentro del desastre por méritos propios al formar parte de una de las expediciones más expertas y capaces. Jornet ha conseguido ver la situación desde una posición más adelantada que el resto debido a la gran velocidad de ascensión que cogieron las primeras etapas de su viaje y ahora mismo se encuentra en Nepal, practicando deportes como el trekking a la espera de que las condiciones climáticas mejoren para lanzar su asalto definitivo al Everest, que presumiblemente será su paso previo para atacar el Lhotse, otro de los colosos del Himalaya de 8.516 metros de altura.
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