Kilian Jornet, a pesar no de dedicarse a deportes muy mediáticos, ha conseguido convertirse en un fenómeno de masas, en un deportista conocido por parte del gran público y en alguien capaz de inspirar a otros para proponerse grandes retos. Seguramente, nadie sea capaz de conseguir hazañas como las que él acostumbra a regalar al mundo, pero cuando uno saca su propio Kilian Jornet desde dentro, es capaz también de alcanzar su propio Everest.

Si la cima más alta del mundo no tiene secretos para Kilian y casi no supone un desafío para él, es que las hazañas que este catalán de Sabadell lleva realizando durante tantos son realmente algo grandioso. Sin embargo, a pesar de haber cumplido con decenas retos de extremos, no se le han acabado todavía las fuerzas ni la imaginación para seguir dibujando en su mente metas 'imposibles'. 

Talento entre montañas

Kilian Jornet, aunque sea difícil definirlo y catalogarlo, es un atleta en la expresión más amplia de la palabra. Sin embargo, sus grandes especialidades son la montaña y la escalada, aunque nadie mejor que él es capaz de afrontar extenuantes retos de carreras a pie en distancias extremas. Por ello, a Kilian se podría definir como un auténtico todoterreno que se lo debe todo a esas elevaciones del terreno que se convierten en el techo del mundo.

Lo de Kilian se podría decir que es un talento de nacimiento, ya que a edades muy tempranas registró logros impensables e inimaginables. Con tan solo tres años fue capaz de subir hasta el Tuc de Molières, en el Valle de Arán, lo que sería el primer 'tres mil' de su vida. Sin embargo, sus metas no se quedaron ahí y con cinco años fue capaz de hacer cima en los 3404 metros del Pico Aneto, cumbre de los Pirineos. Con seis conquistó su primer 'cuatro mil', el Breithorn, entre los Alpes suizos e italianos.

Kilian Jornet durante una carrera en Los Alpes Reuters

Con este talento innato estaba claro que Kilian iba a llegar muy lejos, pero no fue hasta el año 2004 cuando fue declarado de forma oficial deportista de alto rendimiento. Entre sus grandes hazañas, conocidas ya por muchos, destaca su doble subida al Everst en menos de una semana, estableciendo un primer registro de 27 horas para después rebajarlo hasta en 10. Y todo ello sin ayuda de cuerdas, oxígeno, ni sherpas y en un solo ataque. Una hazaña solo al alcance los más grandes y los más valientes.

Además de este tipo de hazañas, Kilian Jornet puede presumir de haber sido ocho veces campeón del mundo de esquí de montaña y cuatro veces campeón de Europa. En total, suma 22 grandes metales en esta disciplina. Por si todo eso fuera poco, Jornet se ha proclamado cuatro veces campeón del mundo y otras cuatro campeón de Europa de skyrunning, una disciplina que consiste en correr por la montaña a más de 2000 metros de altura, con inclinaciones por encima del 30% y donde la dificultad de escalada no sea mayor al grado II. También ha sido ganador de las Series Mundiales de skyrunning en cuatro ediciones y campeón de las Series Mundiales de Ultra Running en otras cuatro. Su palmarés crece todavía más con numerosos récords de ascensión a montañas tan conocidas como el Cervino o el Mont Blanc y carreras extremas como la Transpirenaica, de 700 kilómetros, o el Tahoe Rim Trail, de 265 y más de 8000 metros de desnivel.

Su próximo Everest

Kilian Jornet está acostumbrado a los retos imposibles y eso es lo que va a intentar en las próximas semanas cuando ponga rumbo a la cordillera del Himalaya para encarar una empresa realmente complicada y que sería histórica. El Everest podría ser testigo de la próxima hazaña de Kilian que quedaría para siempre en los libros de las leyendas de la montaña.

Este gran reto, que todavía no está confirmado al 100% y que depende de algunos factores incontrolables, consistiría en escalar los 8848 metros del monte Everest por su arista oeste, algo que solo han conseguido dos expediciones en la historia del alpinismo.

Thomas Hornbein y Willie Unsoeld son los nombres de los creadores de esta ruta y los primeros en completarla con éxito en el año 1963. Después, solo los canadienses Sharon Wood y Dwayne Congdon han conseguido repetir esta proeza de hacer cima en el Everest por la cara que separa Nepal de el Tíbet. Además, este ascenso, que podría realizarse sin oxígeno artificial, podría suponer la primera parada de un encadenamiento de dos ascensiones para llegar finalmente al Lhotse, de 8516 metros de altura.

El Monte Everest. Efe

Estos salvajes retos ya están en la mente de un Kilian Jornet que no se detiene ante nada y que ya prepara un nuevo viaje a lo que para él es el paraíso y la mayor fuente de inspiración para encontrar estímulos que le motiven a seguirse superando y a empujar un poquito más lejos los límites del ser humano, si es que él todavía sigue compartiendo especie con el resto de la humanidad. Gracias a su enorme capacidad, Kilian ha descubierto que tiene posibilidades de hacer actividades de gran esfuerzo y de larga duración en condiciones tan extremas y a los niveles más altura más exagerados del planeta. 

Su reto de 24horas

Sus retos en el Everest y en todas las montañas del mundo no son los únicos que persigue Kilian, ya que también le apasiona romper barreras a ras del suelo. Por ello, se embarcó el año pasado en una empresa casi imposible de conseguir, la de estar 24 horas corriendo sin parar y, además, superar el récord histórico de esta 'discipina' que está en más de 303 kilómetros, sin duda una auténtica barbaridad. Esto reto se llamó 'Phantasm 24'

Este intento llegó a finales del mes de noviembre de 2020 y se quedó en algo menos de la mitad de lo que se había propuesto, ya que unos problemas médicos, con repetidos mareos y un malestar general terrible, le obligaron a parar cuando llevaba más de 10 horas en movimientos. Los galenos que controlaban su salud durante la prueba así se lo recomendaron.

Cuando llevaba ya más de 134 kilómetros recorridos, Kilian empezó a sentir unos fuertes pinchazos en su pecho y se mareó tanto que llegó a perder el rumbo y la orientación. Había puesto su cuerpo al límite y este le había dado un aviso muy serio. Su objetivo era superar el registro establecido por Yiannis Kouros en 1997, quien completó las 24 horas corriendo a un ritmo superior a 12 kilómetros por hora. De haber podido continuar, Jornet habría estado en disposición de mejorar esa barrera, pero su cuerpo le dijo basta.

Kilian Jornet durante un entrenamiento kilianjornet.cat

La psicosis que se vivió aquel día en Noruega, lugar en el que decidió intentar su proeza, fue enorme, ya que a pesar de caer en el tartán desfallecido y de ser atendido por los médicos, decidió probarlo en varias ocasiones más hasta tener que rendirse por culpa de los mareos. Aquella noche la terminó en el hospital. Sin embargo, Jornet no abandona su sueño de poder romper también esta meta y ya tiene en mente volver a atacar este increíble récord en el futuro, aunque tendrá que ser después de volver a dominar el Everest a su antojo.

Una figura universal

La figura de Kilian Jornet no solo ha llegado tan lejos por sus grandes conquistas y por sus hazañas, sino que con el paso del tiempo ha aprendido a acumular experiencias que le han hecho amar lo que hace y, sobre todo, amar donde lo hace. No solo es un talento y un portento que se ejercita entre montañas, es alguien que ha nacido y se ha criado entre ellas.

Por ello, entre sus muchos proyectos también se encuentra el de su fundación que intenta preservar el medio ambiente y todo este tipo de parajes montañosos que a él le han dado la vida más feliz que podría haber imaginado. La Kilian Jornet Foundation nació en septiembre del año pasado con la principal misión de preservar las montañas y todo su entorno y está enfocada en tres grandes vertientes relacionadas con el medio: acciones directas, concienciación y financiación de investigaciones. Además, en su primer proyecto ya decidieron apostar muy fuerte y se unieron al World Glacier Monitoring Service (WGMS) de la Universidad de Zúrich para dar soporte al estudio e investigación del retroceso de los glaciares.

Gracias a su enorme repercusión mundial, Jornet se ha convertido en un personaje multiplataforma capaz de inspirar a muchas personas para perseguir sus retos a través de sus libros y de los documentales que se han creado alrededor de su figura. De momento, y muchas veces ajeno a todo lo que le rodea por su pasión por el silencio, Kilian se centra ahora en su próximo objetivo, desafiar al Everest como nunca antes lo ha hecho.

[Más información: Kilian Jornet y los horribles dolores que le obligaron a abandonar su reto de 24 horas en pista]

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