Ángel Garza (Monterrey, México; 1992) es luchador de la WWE desde 2019. Él es uno de los grandes exponentes de la nueva generación de superestrellas latinas que trabajan para recoger el testigo de Rey Mysterio en la mayor empresa de wrestling del mundo. En menos de un año, desde abril de 2019 a febrero de 2020, dio el salto al roster principal de la compañía y ahora anda inmerso en una rivalidad con Bad Bunny y Damian Priest.
En EL ESPAÑOL ya escribimos sobre la llegada de Bad Bunny a WWE, que va mucho más allá de una aparición puntual. Desde el pasado Royal Rumble, celebrado el 31 de enero, ha aparecido en cada episodio semanal del programa RAW y hasta ha ganado un campeonato, el 24/7. En este tiempo también ha tenido careos con varios luchadores y uno de ellos es Ángel Garza.
En el último mes se ha visto a Garza pelear contra Damian Priest, el amigo y compatriota del puertorriqueño cantante. En ambos combates, las interrupciones de Bad Bunny pasaron factura al mexicano y este acabó perdiendo. En el último de ellos, ocurrido este lunes, Garza 'invitó' a subirse al ring al 'conejo malo'.
EL ESPAÑOL ha podido hablar con Ángel Garza junto a otro medio español. Fuera del kayfabe -término utilizado para referirse a las historias ficticias de los luchadores con sus personajes-, Garza ve "increíble" la participación de Bad Bunny en la programación de la WWE.
"El que diga que no, no sé qué tiene en la cabeza. El traer figuras externas es arrastrar un publico diferente al mundo de la lucha libre, del wrestling. Es girar millones de ojos, porque no son solo miles, a la WWE. Para ellos, él es la figura principal. ¿Cuál es nuestro trabajo? Atrapar, cautivar y dejarlo con nosotros", dice sobre la repercusión que han generado las apariciones de Bad Bunny.
Garza ve el 'fichaje' de Bad Bunny como una gran oportunidad para el resto de luchadores: "No sabemos qué va a pasar el día de mañana con Bad Bunny. Si se va a quedar, si se va a ir, si se va a hacer luchador... ¿Qué va a pasar con él? Yo no lo sé, pero si nosotros logramos dejar como público fijo al suyo, será que hemos hecho bien el trabajo también nosotros".
"Él está haciendo excelente su trabajo. Está trayendo a toda su fanaticada, lo está disfrutando, lo está gozando... Es un 'master'. Es el número 1 en lo que él hace. Nosotros somos los número 1 en lo que hacemos. Es un match perfecto".
"No soy enemigo de estar recibiendo a boxeadores, peleadores de MMA, jugadores de fútbol americano, cantantes, artistas... Por algo este deporte es conocido como 'deporte de entretenimiento' en el que tienes que hacer un match entre estas dos relaciones (deporte y entretenimiento). Al momento en el que lo logras, en el que logras la química entre los personajes, creeme que es la fórmula para el éxito".
Eso sí, volviendo a su personaje dentro del ring manda un aviso a su nuevo rival.
Pregunta: En el último programa de RAW, durante tu combate con Damian Priest retabas a Bad Bunny a subir al ring. ¿Te gustaría tener una pelea con él?
Respuesta: Por algo está ahí. Hay rumores de que ha estado entrenando y está aprendiendo lo que nisotros hacemos. Mi invitación era porque esta era la segunda semana en la que se pasa el tiempo gritándome, distrayéndome, y llegue al punto en el que dije: "Sabes qué, no es lo mismo estar gritando allá abajo del ring que estar aquí adentro. ¿Quieres entrar? Bienvenido. Yo encantando de darte la bienvenida como me gusta". Al momento en el que él ponga un pie dentro del cuadrilátero, probablemente las cosas van a cambiar mucho.
Garza también analiza lo que ha supuesto luchar sin aficionados durante, practicamente, todo el último año. Reconoce que se han acostumbrado a luchar sin ellos y que el día que vuelvan sentirán un cosquilleo y hasta nervios al notar su calor. Y sin público, los shows se redujeron a las emisiones televisivas y eso se ha traducido en menos oportunidades para mostrarse. Garza reconoce que ha sido de lo más difícil estos meses.
P: Hace casi un año pude hablar contigo antes de Wrestlemania. Entonces charlábamos principalmente de lo extraño que era no tener al público en los eventos. Se les sigue echando de menos, ¿no?
R: El público es una parte muy importante de nuestra programación. Son los que le ponen ese sabor a los combates y creeme que se les extraña y mucho. Al momento de estar en el combate, volteamos y no es lo mismo ver pantallas con personas desde su casa que ver aficionados emocionado, enojado, llorando, con un cartel. La vibra es muy diferente, pero en este punto ya nos hemos acostumbrado.
Cuando ahora hagamos la transición de ue regrese el público, nosotros vamos a ser los que vamos a estar nerviosos. Vamos a sentir adrenalina de más y vamos a tener que volvernos a aocstumbrar al público en las arenas.
P: Sin tanto house-show (evento no televisado), el espacio en televisión hay que pelearlo más y hay menos tiempo para desenvolverse en el ring. ¿Cómo estáis llevando esa parte?
R: La competencia está al millón. No está ese termómetro que es el público. Normalmente, para que un personaje se consolide en televisión depende mucho de las reacciones que tiene el público. Si lo quieren, si lo odian, si lo aplauden, si lo ovacionan... Qué es lo que pasa cuando el personaje sale a escena.
Ahora, lamentablemente, no existe ese termómetro y se tiene que hacer un doble esfuerzo para llenarle el ojo a todos los que están detrás de escena para que ellos sigan confiando en ti y sigan programándote en planos estelares, que te sigan programando en televisión. Es muy difícil y es difícil mantener el ritmo porque ahora solo estamos trabajando una vez por semana, cuando antes trabajábamos cuatro o cinco veces.
La lucha libre es constancia y repetición. Para ser mejor tienes que estar repitiendo lo mismo. Ahora mismo estamos tomando los 'azotones' los lunes, haciendo nuestros movimientos nada más que los lunes y, quieras o no, esa pérdida de ritmo te lleva a estar más enfocado, cuidando más lo que hago, porque solo tengo los lunes para ganarme una oportunidad. Y tengo que esperar a que me den esa oportunidad para poder llenarles el ojo.
Es un proceso muy difícil, pero no imposible. Llenarle el ojo a los superiores, todos nuestros escritores y jefes, tiene su lado, pero hay que encontrar esa fórmula y luego todo fluye por sí solo.
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