Simone Arianne Biles (14 de marzo de 1997, Ohio, Estados Unidos) volvió a brillar con luz propia en el Mundial de gimnasia artística celebrado en Stuttgart entre el 4 y el 13 de octubre de 2019. Cinco medallas de oro y un nuevo título mundial para convertirse en la gimnasta más laureada de todos los tiempos con sus 19 oros, 3 platas y 3 bronces. Estos 25 metales en los mundiales traen consigo una curiosidad que se ha hecho muy viral: Biles tiene más medallas que años.
El récord hasta el campeonato celebrado en la ciudad alemana lo ostentaba Vitali Scherbo. El bielorruso acabó su carrera con 23 medallas en los mundiales, pero el tsunami en el que se ha convertido una Simone Biles que arrasa con todo tipo de marcas y parece no tener techo, ha pulverizado lo conseguido por Scherbo en la década de los noventa.
La estadounidense llegó a Stuttgart con un claro objetivo en mente: igualar y superar a Scherbo. El primero de los retos lo logró al alcanzar su medalla número 23 después de colgarse al cuello el oro por equipos el martes día 8 y el de individual el jueves 10. El viernes 11 de octubre ya es una fecha histórica en el mundo de la gimnasia. Biles salió a por todas en la final de salto y ni siquiera la amenaza de su compatriota Jade Carey hizo perder los nervios a Simone.
Salto y suelo son la especialidad de la norteamericana. Para conseguir el suelo en la primera de estas, e igualar el récord de Vitali Scherbo, Simone Biles ejecutó dos de los saltos más difíciles para las mujeres: el Amanar -un Yurtchenko con doble pirueta y media- y el Cheng -que ya lo realizó en 2018, siendo la primera mujer en llevarlo a cabo-. Con una puntuación de 15,399 se llevó el histórico oro.
Ese mismo día disputó la final de barras asimétricas. Este programa es en el que la estadounidense se siente menos cómoda y acabó fuera del podio, en quinto lugar. Su físico -pequeña, fuerte y ágil, hace de Biles una máquina perfecta para la gimnasia artística, y eso le ha llevado a lo más alto con solo 22 años. Después de ese oro en salto, llegaron los de suelo y barra.
Dos oros más para su palmarés personal y llegar a 25 metales en campeonatos del mundo. En suelo se lo llevó con una puntuación de 15,133, imponiéndose a la también estadounidense Sunisa Lee (14,133) y a la rusa Angelina Melnikova (14,066). Mientras que en la especialidad de barra se proclamó campeona con una puntuación de 15,066, por delante de las chinas Liu Tingting (14,433) y Li Shijia (14,300).
El infierno en su niñez
La infancia de la gimnasta estuvo marcada por la nula presencia paterna y los problemas de su madre con las drogas y el alcohol. Shanon Biles era adicta y no podía hacerse cargo de sus cuatro hijos. Fue entonces cuando su abuelo rescató a los pequeños del infierno. Los dos hermanos mayores -Tevon y Ashley, fueron a vivir con la hermana de su abuelo Roland; mientras que la propia Simone y Adria fueron acogidos por él y su segunda esposa, Nellie.
"Cuando era más pequeña me preguntaba qué habría sido de mi vida si no hubiese pasado nada de esto. A veces todavía me pregunto si mi madre biológica se arrepiente y querría haber hecho las cosas de manera diferente, pero evito plantearme estas preguntas porque no las tengo que responder yo", ha llegado a asegurar la deportista a medios de su país.
La gimnasia, un salvavidas
Desde los 6 años, Simone Biles practica la gimnasia. El deporte le ayudó a salir adelante después de que parte de su niñez le fuese arrebatada por sus padres biológicos. Su abuelo apostó por las aptitudes de su nieta y ahora todos los sacrificios por los que tuvo que pasar la pequeña para llegar a ser la número uno han dado sus frutos.
"Un día decidió que sería una gran gimnasta y desde entonces lo ha hecho todo para lograrlo", dijo a la revista británica Time la que fuera su entrenadora desde los 8 años Aimee Borman. Pero también tuvo que superar otro duro capítulo en su vida: los abusos sexuales del que fuera médico de la selección de Estados Unidos, Larry Nassar. Biles fue una de las gimnastas que lo denunció de forma pública y que no le tembló el pulso al contar su historia después de sentirse durante demasiado tiempo "rota".
Sin embargo, y pese a esos oscuros episodios, la gimnasia siempre le ha puesto una sonrisa en la cara a Simone. Ella mismo dijo que se le conocía por ser una chica "feliz, risueña y enérgica". Una deportista que ha tenido que pasar por mucho cuando no había superado ni la veintena, pero que con su sacrificio, trabajo y calidad ha logrado ya pasar a la historia.
Mirando a Tokio
La gran cita que tiene en mente Simone Biles son los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. La norteamericana es la gimnasta que ha ganado un mayor número de metales en una sola edición de los JJOO. Fue en Río 2016 cuando cuatro medallas de oro y una de bronce. Cada año sigue incrementando la dificultad de su programa y ya existen dos ejercicios que llevan su nombre. Tokio apunta a ser el evento en el que vuelva a sorprender a propios y extraños.
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