Todas las historias no tienen un comienzo bonito y en el que todo sale bien. Superación, ganas de luchar y no rendirse nunca también entran en la mente de algunos deportistas que todo no salió como esperaban. Lo que puede ser el mayor evento de la historia muchas veces se transforma en una pesadilla. El problema es mayor cuando se intenta levantar, pero al instante le llueve otro golpe que lo manda a la lona.
La historia de Youba Sissokho es así. Un boxeador sin motivación en sus inicios pero con una virtud que pocos tienen: el sacrificio. El mallorquín no tuvo un comienzo deseado. Poca motivación y sin ganas de seguir creciendo con sus estudios, el boxeo fue la llamada para una vida nueva, pero no todo era tan fácil, y de la felicidad al sufrimiento se pasó muy rápido.
Cada día que pasaba era una tortura para él, que incluso se planteó dejar el cuadrilátero cada noche antes de dormir. Un bulto, el cual pensaron que era síntoma de un cáncer, le privó de dar lo mejor de él en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, evento del que nunca guardará un bonito recuerdo. Pero la vida le ha enseñado a levantarse y seguir adelante aunque cada día se vea todo oscuro.
El boxeo y cómo cambio su vida
Youba Sissokho le debe todo al boxeo, y para él es muy especial hablar del deporte que le motivo a seguir y pelear por sus sueños: "El boxeo es una posibilidad de conseguir mi sueño y poder luchar. No tenía mucha ilusión cuando era pequeño y no me gustaba estudiar y tuve una oportunidad de poder luchar por mis sueños".
Pero no todo fue un camino de flores, ya que su peor momento estuvo muy cerca de acabar con todo: "La peor época de mi carrera fue en el tramo de clasificación para los JJOO de Río. Pase un momento complicado porque tuve problemas de salud. Entre unas cosas y otras se estaban barajando ya temas más serios. Fueron tres meses muy duros y muy complicados, y llegando a sentir incluso que las Olimpiadas para mí no eran un evento tan bonito. Llegue muy mal psicológicamente".
Sissokho se planteó en más de una ocasión dejarlo todo: "Se me ha pasada varias veces por la cabeza dejar el boxeo. Para ser sincero todas las noches antes de irme a dormir me preguntaba que qué hacía, qué estaba haciendo. Por qué seguía luchando por algo que no veía claro. Cada vez que intentaba levantar cabeza me venía otro golpe, perdí la oportunidad de los Top Clasificatorios y la verdad es que fueron momentos muy difíciles. No tuve en quien apoyarme porque mi familia estaba en Mallorca e incluso con mi pareja la relación se hizo difícil".
Los Juegos de Río, el inicio de su nueva vida
A pesar de que nunca guardará un buen recuerdo de ese evento, le ayudó a mentalizarse y cambiar su forma de pensar: "En el transcurso de los JJOO de Río no pude valorar nada porque yo ya sabía que no estaba en condiciones de hacer las cosas que se que si puedo hacer. Cuando terminé todo me dije hasta donde podía llegar y lo lejos que podía ir. Estando bien de salud. Lo que puedo valorar es que puedo estar en un evento así y en buenas condiciones dar lo mejor de mí".
Unos meses de puro calvario pero con un beneficio claro, fortaleza mental: "Me he hecho más fuerte, pero no físicamente, mentalmente. Aguanto bastante carga de trabajo y soy una persona fuerte. Mentalmente he cambiado porque antes en muchas ocasiones me derrumbaba fácilmente aunque luego tengo la capacidad de levantarme rápidamente. Todo lo vivido de camino a los JJOO de Río me ha hecho muy fuerte mentalmente. Y también más mayor".
Pese a todo eso, no cambiaría nada de su pasado, ya que para él es muy importante lo vivido en 2016: "Sinceramente no quitaría nada de mi pasado porque gracias a él soy lo que soy hoy. Tanto errores como aciertos no cambiaría nada. Gracias a esto estoy donde estoy".
La llamada que lo cambió todo
Con tan solo 17 años y una vida en el boxeo por delante, la Federación llamó a Youba Sissokho, algo que cambió su vida: "El mejor momento de mi carrera fue cuando me llamaron para venir al equipo nacional. Ese fue uno de los momentos más bonitos de todos. Empecé a entrenar con 17 años y con esa misma edad ya llegué al equipo nacional. Perdí ese campeonato porque el árbitro no me dejó seguir cuando quedaban 10 segundos y ganaba yo por 6 puntos. Eso me dolió mucho y cuando llegué a mi casa decidí ponerme a trabajar. Estaba todo perdido, pero esa llamada fue lo mejor que me ha pasado en la vida".
En 2018, logró el Oro en el Nacional, bronce en los Juegos del Mediterráneo y este domingo plata en el Campeonato de la Unión Europea, los tres torneos más importantes del año y firma su regreso al más alto nivel.
El púgil tiene varios objetivos en mente, como volver a unos Juegos Olímpicos para quitarse la espina de los últimos y recuperarse una lesión que le obligó a pasar por el quirófano. Una persona alegre y que siempre tiene una sonrisa para todos sus amigos, aunque le pongan la etiqueta de "boxeador loco". Un auténtico luchador y un ejemplo para mucha gente.