El 31 de julio de 2008 más de 35 personas entre alpinistas y sherpas se hacinaban en el Nido de Aguila, el Campo IV del K2 a 7.900 metros de altitud. Alberto Zerain, el único español presente entonces en la segunda montaña más alta del planeta, decidió esperar en el Campo III -"Tenía muchas dudas sobre el tiempo y además vi que subía mucha gente al IV y que sería complicado descansar", relataba-. En otra demostración de su proverbial prudencia, el vitoriano salvó el pellejo en la conocida como Tragedia del K2. Una cautela que, por desgracia, no le ha salvado la vida nueve años después en el Nanga Parbat, donde los equipos de rescate le dan por muerto y han renunciado a proseguir con sus trabajos de búsqueda después de perder el contacto con la cordada del español y del argentino Mariano Galván tras una avalancha hace una semana.
Aquel 1 de agosto de 2008, minutos después de que Zerain hollase cima y regresase a la seguridad de su tienda en el Campo III, el Cuello de Botella -una travesía a 8.400 metros por debajo de un glaciar colgado- se convirtió en el infierno. Hasta 11 personas de siete nacionalidades diferentes perdieron la vida por una avalancha en lo que se ha conocido como La tragedia del K2. El vitoriano, ajeno a todo aquello hasta que conoció la información un día después en el Campo Base, había esquivado la muerte como lo hizo tres años más tarde en el Nanga Parbat. No habría un tercer día de suerte.
La 'montaña asesina' y la arista Mazeno
Hasta que en 1953 el austríaco Hermann Buhl coronó la cima del Nanga Parbat, 31 personas habían perdido la vida en el intento, granjeándole merecidamente el apelativo de 'montaña asesina' a la segunda cima más alta del mundo (8.611 metros, sólo por detrás del Everest). Con Alberto Zerain y Mariano Galván esa cifra asciende ya a 81 fallecidos -un macabro recuento que entre los 14 ochomiles se sitúa sólo por detrás del Annapurna-, aunque el español y el argentino ya habían recibido un aviso en 2011 en el mismo lugar donde han perdido la vida: la arista Mazeno.
"Es algo grande. Es algo muy grande". A Zerain se le abrían mucho los ojos durante la presentación del desafío 2x14x8000 en el que se había embarcado junto a Juanito Oiarzabal y al argentino Galván. "Muchas veces no se intenta esa ruta, con la complicación que entraña, porque la gente no va. Hoy en día, todo el mundo está acostumbrado a ir por vías normales, no a hacer cosas como esta", proseguía Oiarzabal en un relato tremendamente acertado. De hecho, cuando en 2011 la cordada hispanoargentina intentó ascender por aquella arista, apenas pudieron provisionar 1.200 metros, pues tuvieron que abandonar para preservar la vida ante las malas previsiones meteorológicas y el elevadísimo riesgo de avalancha. Exactamente igual que hace una semana.
"La arista Mazeno era uno de los tabúes del himalayismo. Se trata de una senda de alrededor de 13 kilómetros que divide los valles de Diamir y Rupal con ocho sietemiles por el camino y 12 puntos por encima de esa marca", comentaba Oiarzabal a Noticias de Álava. De hecho, cuando Zerain y Galván fracasaron en su primer intento aún se trataba de una ruta virgen hasta la cima. Rick Allen y Sandy Allan lo consiguieron un año después, pero apenas era la sexta expedición de toda la historia que lo intentaba por ese camino.
“Este tipo de rutas en el himalayismo están destinadas a escaladores que tienen mucho nivel -prosigue, contundente, Oiarzabal-, ya que tienes que realizar la ascensión en estilo alpino, con todo encima. Eso es algo, que si les sale bien, tremendamente importante, de reconocimiento mundial, sólo los más dotados son capaces de superarla”. Por eso volvieron, por eso se separaron del grupo de 13 personas con el que habían comenzado la ascensión. Lo que no sabían es que la 'montaña asesina' les estaba esperando desde hacía seis años.
Una semana de búsqueda
Zerain y Galván, que en primavera de 2016 había coronado el Dhaulagiri y en otoño del mismo año el Manaslu, perdieron contacto con la compañía Summit Karakoram el pasado sábado cuando se encontraban a más de 6.400 metros de altitud. Fue en la arista Mazeno donde el tracker de su GPS emitió por última vez su posición, separados del grupo con el que habían comenzado la ascensión -los otros 11 regresaron sin complicaciones-. Durante unas pocas horas el localizador emitió señal sin moverse, hasta que se apagó.
"Lo sorprendente", afirmaba Jon Pérez a la agencia Efe desde Bilbao como miembro del equipo de seguimiento, "es que no estén descendiendo hacia donde deberían, pues han bajado hacia una ladera en vez de seguir el recorrido de la arista". Aquella explicación derivaba del hecho de que el GPS marcaba una posición muy por debajo de donde deberían haber estado: "Que el racetracker haya descendido esa cantidad de metros no sería raro si estuvieran descendiendo...". Desde Bilbao mantenían la esperanza y, de hecho, se planteó la posibilidad de desplazar a los alpinistas Alberto Iñurrategi, Mikel Zabalza y Juan Vallejo para un posible rescate, pues se encuentran en una expedición en el Gasherbrum y Gasherbrum II y manifestaron su total apoyo y predisposición.
Las labores de rescate, por desgracia, ya no serán necesarias, pues una vez las condiciones climatológicas han permitido realizar un despliegue de búsqueda aérea con dos helicópteros de la fuerza aérea paquistaní cualquier esperanza ha desaparecido. "El equipo de búsqueda vio pisadas hasta un punto y (luego) éstas desaparecen, de modo que se confirma que están enterrados bajo una avalancha. Aviación Militar nos ha confirmado que ya no están entre nosotros", indicó a Efe una fuente diplomática española en Pakistán.
Alberto Zerain (Vitoria, 1961; Nanga Parbat, 2017) llevaba escalando ochomiles desde principios de los años 90. Fue un activo colaborador del programa de TVE 'Al filo de lo imposible', para quien interpretó el papel de Andrew Irvine en la recreación de la expedición británica que ascendió al Everest por su cara norte en 1924, y logró hollar la cima de 10 ochomiles a lo largo de su vida deportiva, que compaginaba con su actividad profesional como transportista. Su muerte eleva a 50 el número de alpinistas españoles muertos en los 14 ochomiles.