Los deportistas olímpicos estadounidenses están dispuestos a alzar la voz más que nunca en contra del escándalo del dopaje en Rusia. Según el New York Times, los representantes del país en bobsleigh y skeleton aprobarían ausentarse del Mundial de ambas modalidades, a disputar en la localidad rusa de Sochi en febrero de 2017. La preocupación con respecto a los controles de doping y la seguridad del personal y de la información de los atletas sería la principal causa del boicot al evento. Su sede, coincidente con la de los últimos Juegos Olímpicos de Invierno, resultó el epicentro del elaborado sistema de trampas que contó con el beneplácito del Estado ruso.
Las informaciones que maneja el prestigioso diario neoyorquino apuntan a que los deportistas estadounidenses tendrían el apoyo de su propio Comité Olímpico. Éste no se ha pronunciado oficialmente, aunque fuentes de la entidad apuntan que se apoya el derecho de los deportistas a decidir dónde y cuándo competir. Varios de los miembros de su comisión de atletas han votado por unanimidad saltarse el Mundial si no se celebra en otro lugar. Por mucho que el evento sea clave de cara a determinar los ránkings para los próximos Juegos de Invierno, que se celebrarán en Pyeongchang (Corea del Sur) en 2018.
"El hecho de que no se haya hecho nada en relación al escándalo de Sochi y de que aún tengamos que ir a competir allí no nos hace sentirnos seguros ni tener la constancia de que la situación se está tomando en serio", ha declarado Katie Uhlaender, competidora en skeleton. "Hay un apoyo tremendo para boicotear el evento, y creo que es la decisión correcta", continúa Kyle Tress, deportista en la misma modalidad.
Todo viene a raíz del escándalo revelado en mayo, cuando el jefe de un laboratorio antidoping ruso destapó también en el Times que los mejores deportistas del país se doparon durante Sochi 2014. Las muestras de orina verdaderas, con esteroides, eran sustituidas por muestras limpias en los controles, como verificó una investigación de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) en julio. También han influido para mal los numerosos positivos de varios medallistas rusos en los Juegos de Verano de Londres 2012 y Pekín 2008 que han salido a la luz durante este 2016.
La gran esperanza de los deportistas que apoyan el boicot al Mundial de Sochi es que el informe que publicará este viernes la AMA escude su decisión de cara al Comité Olímpico Internacional y a la Federación Internacional de Bobsleigh y Skeleton. "Quizá después de que se publique el informe nos escuchen. Hay intereses políticos, económicos y en cuanto a patrocinadores en juego, pero es una oportunidad de abogar en favor del deporte limpio. Y, de momento, se ha perdido esa oportunidad", opina Tress.
Los estadounidenses no son los únicos deportistas dispuestos a ausentarse de la cita rusa. La británica Lizzy Yarnold dijo en octubre que también estaba planteándose no acudir a Sochi y, según el jefe de la Agencia Antidopaje estadounidense, "deportistas de todo el mundo están preocupados por esto y (el boicot) se trata de su último recurso".
Todavía no está claro si el Mundial se celebrará definitivamente en Rusia o no. El COI manifestó a todas las federaciones internacionales de deportes de invierno olímpicos que paralizar la preparación para los eventos de importancia celebrados en territorio ruso quedaría bajo la responsabilidad de éstas. También la tarea de buscar organizadores alternativos para las competiciones. No obstante, se espera que el problema concreto con Sochi sea discutido esta misma semana en las reuniones que mantendrá el Comité Ejecutivo olímpico en Suiza.
"Sochi está en Rusia, y es el sitio donde se sucedieron las trampas. Estoy confusa por cómo el COI dijo lo que dijo, por el hecho de que aún se mantenga la celebración de nuestros Mundiales allí", se resigna Uhlaender. Thorhild Widvey, un político noruego que forma parte del Comité Ejecutivo de la AMA, es mucho más rotundo: "Mientras Rusia siga desobedeciendo, no deberían disputarse competiciones allí". No sólo ediciones olímpicas (algo imposible ahora mismo por la prohibición de la propia AMA), sino todo tipo de eventos.
La presión de los deportistas hacia los distintos gobiernos nacionales para que apoyen su causa deja en una situación comprometida a Estados Unidos. En plena carrera olímpica para que Los Ángeles albergue los Juegos de Verano en 2024, la necesidad de obtener votos se contrapone con la de mitigar la "frustración" de los auténticos protagonistas de las competiciones. ¿Qué podrá más: luchar contra las inseguridades provocadas por los controles de dopaje, la protección de la información médica y la seguridad de los atletas o ganar a cualquier precio?
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