Paco Sedano (Móstoles, Madrid, 1979) intimida. Su 1’90. Su figura. Todo. Gasta 36 primaveras, pero no se le discute. El jugador del Barcelona y campeón de Europa es un gigante con reflejos de veinteañero. Aunque su secreto, confiesa, es, simplemente, cuidarse. Y, por supuesto, esas tortillas que hace su chica, las mismas que no ha podido probar en el último mes, concentrado con la selección de fútbol sala de cara al Mundial de Colombia. Una oportunidad única para poder bordar la tercera estrella en la camiseta de España. En primera instancia, con el hándicap de superar a Irán, Azerbaiyán y Marruecos. Pero antes de nada, se para a hablar con EL ESPAÑOL.
¿Ya tendrían ganas de empezar y dejar de oír los gritos de su entrenador, Venancio, en los entrenamientos, no?
[Risas] La verdad es que sí. Llevábamos ya casi un mes entrenando y además, en pretemporada, siempre son duros. Había ganas de comenzar a competir. Pero los gritos no nos los quitamos hasta dentro de un mes… [Risas].
España ha ganado todos los Europeos desde 2005, excepto el de Bélgica 2014 (tercera posición). ¿Qué tal llevan la presión?
Bien. Es presión de la buena. A cualquiera le gustaría tenerla. Somos unos privilegiados por ser considerados uno de los equipos favoritos. Y además está muy bien ser favoritos. Al final, hay quien va simplemente a vivir la experiencia y nosotros, además de eso, también vamos a ganar.
Ese buen papel en los Europeos contrasta con lo hecho en los dos últimos Mundiales, en los que ustedes han quedado subcampeones. ¿Qué le falta a España para terminar de ganar?
La verdad es que, en los dos últimos campeonatos, caímos por penaltis y en la prórroga, y por eso precisamente tenemos muchas ganas. Pero bueno, ya tenemos dos Mundiales y queremos la tercera estrella. Vamos a ir a por ella.
¿Piensan mucho en esa tercera estrella?
Se ha hablado mucho de eso porque, en los dos últimos mundiales, hemos estado muy cerca. El Mundial es cada cuatro años y no hay muchas oportunidades. Por eso queremos esa tercera estrella. El objetivo es ganar. Y esta selección está hecha para ganar. Esto no es como en los Juegos, que muchas veces vale con un bronce. Queremos el oro.
Hablando de usted: debutó en 1998. Ya ha llovido... ¿En qué ha cambiado?
Bueno, tengo más experiencia y físicamente me he desarrollado un poco más. Me cuido, he ganado más masa muscular… He crecido como persona y como portero, y eso se nota. Estar en un club grande, además, te hace mejor.
Es de Móstoles, como Casillas. Seguro que nunca se lo han dicho…
[Risas] Sí, siempre se me compara. Al final, los dos somos de Móstoles, los dos somos porteros y es normal. Y aunque las comparaciones son odiosas, en este caso es un halago que te comparen con el mejor portero en la historia del fútbol. Hemos coincidido alguna vez cuando yo estaba en Móstoles. Pero hace mucho que no nos vemos…
Usted, Casillas, Cobeño… ¡Vaya tres porteros! ¿Qué les dan de comer en Móstoles?
[Risas] La verdad es que no lo sé, pero tenemos mucha buena cantera de porteros. Por algo será. Puedo decir que a mí, particularmente, me gusta mucho la tortilla de mi chica, que las hace espectaculares.
Tiene 36. ¿Da vértigo mirar atrás?
Bueno, todos cumplimos años y todos tenemos una fecha de caducidad. Pero si físicamente estás bien, te haces mejor portero. Al final, todo se resume en cuidarse. Cuesta más, pero luego el rendimiento es bueno. He estudiado INEF y he aprendido cosas que me sirven ahora.
A estas alturas, ¿tiene miedo de algo?
No, para nada. Si eres portero y tienes un fallo sabes que se va a notar mucho, pero si no cometemos errores no hay goles. Al final todos cometemos errores e intentamos analizarlos y corregirlos en los entrenamientos y en los partidos. Es una cosa normal. La primera vez que juegas una final te tiemblan las piernas, pero luego, a base de jugar partidos decisivos, consigues controlar más las emociones.
Ronaldo, el ‘Gordo’, para entendernos, decía que al final quería llegar a las pelotas y no podía. A usted no le ha pasado lo mismo. Sigue con los mismos reflejos que cuando era joven.
Por suerte, no me ha llegado aún ese momento. Suelo salir a correr, voy al gimnasio, tengo más masa muscular y me siento bien físicamente. Con los años cuesta más arrancar mentalmente que físicamente.
En resumen, que usted es más como Ruth Beitia.
[Risas] Al final no hay secreto, de verdad. Lo único que hay que hacer es cuidarse. Seedorf, por ejemplo, cuando tenía muchos años jugaba muy bien.
Cambiando de tercio. Lleva 10 años viviendo en Barcelona. ¿Le preguntan por la independencia de Cataluña cuando viene a la selección?
No, no demasiado. Cuando hablas con amigos o cuando hay elecciones, o ahora que es la Diada, siempre se habla mucho, pero es un tema como otro cualquiera. Últimamente, por como están las cosas, mucho más. Pero es una situación que se trata con total normalidad y no pasa nada. Cada uno tiene su opinión y hay que respetarla. A mí, personalmente, Cataluña es una comunidad que me gusta. Me encanta y me tratan muy bien. Y quien se quiera independizar tendrá sus motivos.
Siguiendo con la política. ¿Les preocupa no saber quién os va a recibir en la Moncloa cuando regresen, en el mejor de los casos, con el oro?
Ni idea. Cuando ganamos en 2004 nos recibió Juan Carlos. Ojalá tengamos suerte. Estaremos agradecidos a quien nos reciba. En el Europeo no tuvimos esa suerte, no nos recibió nadie. Si ganamos, a ver si alguien nos recibe [en la Moncloa]. Si no, ya nos recibiremos nosotros, o la afición, que es lo más importante.
Volviendo al deporte. ¿No es un milagro que sigan ganando tal y como ha sufrido la crisis el fútbol sala?
Es verdad que hace 10 años había más presupuestos, más dinero, más jugadores, más base… Más de todo. Pero la crisis ha hecho mucho daño a nivel de patrocinio de ayuntamientos y muchas empresas constructoras que apoyaban el fútbol sala. Pero, por otra parte, al bajar los presupuestos, hay gente que antes no tenía la oportunidad de jugar y ahora sí. En cuanto a la selección, al final se nutre de los equipos más fuertes (Inter, Pozo y Barça), pero sigue habiendo una gran base en España y en la selección se hace muy buen trabajo con la cantera. Eso, al final, con los años, se nota.
Obviamente, la situación del fútbol sala mejoraría si los medios les hiciesen más caso…
Es ley de vida. Nos gustaría que nos prestasen más atención, pero el Mundial es lo más y comprendemos que es lo que más expectación despierta y es cuando los medios acuden a nosotros. Sí que tenemos un poco de envidia del balonmano, donde juegan Europeo, Mundial, Europeo, Mundial… Y entonces tienen hueco todos los años. Nosotros sólo tenemos la oportunidad cada cuatro años.
¿Echan de menos que haya más prensa?
Sí, claro que lo echamos de menos, pero cada deporte genera lo que genera. Nosotros no nos podemos quejar. Los partidos se televisan y, aunque nos gustaría tener más presencia, está el fútbol y después todo lo demás. Para que haya más medios interesados tenemos que ganar el Mundial. Por eso es muy importante.
Definitivamente, al fútbol sala no le queda otra que “ganar, ganar y ganar”, como decía Luis Aragonés…
Nosotros vivimos de las victorias. Y el fútbol sala se conoce mucho porque España ha ganado mucho. Si queremos llamar la atención hay que ganar estos torneos. A nivel individual y colectivo te ayuda mucho, la gente se engancha y España está orgullosa de nosotros.
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