Es el piloto más rápido y en forma de la parrilla de MotoGP, pero en las últimas fechas también ha demostrado una mentalidad extraordinaria para sobreponerse a los errores y no desistir en su empeño de pelear hasta el último suspiro por el título de campeón del mundo de la clase reina. Jorge Martín ha logrado una victoria de campeonato en el Gran Premio de Tailandia, donde ha peleado hasta el final cuerpo a cuerpo con Brad Binder y Pecco Bagnaia. El italiano, que se mantiene al frente del liderato con 13 puntos de ventaja a falta de tres citas, ha heredado la segunda posición tras la sanción de tres segundos al sudafricano por superar los límites de la pista en una última vuelta de infarto.
“Ha sido la carrera más bonita de mi vida. Los malos momentos son difíciles, pero te hacen más fuerte. Reconozco que ya siento la presión y no he dormido nada. Este sábado no disfruté nada la victoria [al esprint] porque estaba completamente centrado en la carrera del domingo. Necesito cuatro o cinco días para no pensar en motos. Estoy mentalmente destrozado”, ha reconocido el español, que estos días se quedará en Bali para relajarse antes de poner rumbo a Malasia. Y es que la exigencia del calendario mundialista en esta parte final de la temporada está comenzando a pasar factura, con cinco grandes premios en seis semanas y cambios de meteorológicos extremos con todo en juego.
Jorge Martín ha completado un fin de semana impecable en el circuito de Buriram, donde marcó la pole, ganó la carrera al sprint y supo sufrir este domingo para adjudicarse la carrera larga. Llegó a Tailandia a 27 puntos del liderato y se marcha a 13 a falta de tres pruebas para el final de un año que puede ser apoteósico.
El español, que partía desde la pole, lideró la carrera sometido por la presión de Brad Binder, pegado a su estela. A la fiesta se unió Pecco Bagnaia, que llegó a caer a la séptima plaza. Lo intentó el sudafricano a siete vueltas del final, pero Martín se la devolvió en la curva siguiente. Probó de nuevo a seis vueltas de la conclusión y pasó lo mismo, aunque al final logró consolidar el adelantamiento a cinco vueltas de la conclusión.
Parecía que Binder se iba a escapar, pero no lo consiguió y comenzó la lucha a tres bandas. Martín pasó al ataque a dos vueltas del final. Se metió por dentro en la frenada de la curva 3 y, a partir de ahí, otra vez a defenderse hasta la conclusión. En esa penúltima vuelta llegó el intento más espectacular de la carrera: Bagnaia apostó todo al rojo y en la última curva frenó bastante tarde para intentar rebasar por fuera a sus dos contrincantes, que ya hacían trazadas más defensivas. Cuando Martín le vio por el rabillo del ojo, soltó los frenos y defendió la posición.
El español no falló en la última vuelta y defendió su posición con uñas y dientes para lograr su cuarta victoria dominical y acercarse más a Bagnaia.