La Fórmula 1, además de ser uno de los deportes más espectaculares del mundo, también está marcada por la rigurosidad de sus reglamentos. En esta ocasión, el piloto de Red Bull, Max Verstappen, ha sido sancionado por la Federación Internacional del Automóvil (FIA) no por una maniobra en la pista, sino por el uso de un lenguaje inapropiado durante una rueda de prensa.
El neerlandés, conocido por su estilo agresivo tanto en el circuito como fuera de él, usó una palabra malsonante para describir el estado de su monoplaza durante la clasificación en el Gran Premio de Azerbaiyán, lo que desató la reacción de la organización.
Todo comenzó cuando a Verstappen, después de una clasificación complicada, se le preguntó sobre el rendimiento de su coche en comparación con el de su compañero de equipo, Sergio Pérez.
El piloto respondió: "En cuanto entré en la clasificación, supe que el coche estaba jodido", una expresión que no fue bien recibida por la FIA. Esta respuesta no solo generó controversia por su contenido, sino que también llevó a la organización a tomar medidas para frenar el uso de un lenguaje ofensivo en el ámbito público del automovilismo.
La FIA, que ha venido endureciendo su postura sobre el comportamiento de los pilotos fuera de la pista, consideró que el lenguaje empleado por Verstappen no era adecuado para una transmisión pública, ya que la rueda de prensa fue emitida en medios internacionales.
Según la FIA, los comentarios del piloto constituyeron una "mala conducta", ya que el uso de lenguaje soez puede resultar ofensivo y no es apto para ser retransmitido, especialmente en un deporte con una audiencia global y variada.
Una sanción sorprendente
A diferencia de otras sanciones típicas en la Fórmula 1, como penalizaciones en el tiempo de carrera o deducciones de puntos, la FIA optó por imponer a Verstappen una medida que muchos consideran innovadora: la obligación de completar "trabajos de interés público".
Aunque aún no se han detallado las actividades específicas que deberá realizar, se especula que podrían incluir charlas educativas sobre comportamiento en público, campañas de concienciación o incluso actividades relacionadas con el automovilismo para jóvenes.
La decisión de la FIA busca no solo corregir el comportamiento de Verstappen, sino también enviar un mensaje a toda la comunidad de Fórmula 1.
En los últimos años, la organización ha trabajado para mejorar la imagen del deporte, y una parte fundamental de ese esfuerzo es asegurarse de que los pilotos, como figuras públicas y modelos a seguir para muchos aficionados, se comporten de manera apropiada en todas las situaciones.
La justificación de la FIA
El incidente ha reavivado el debate sobre los límites del lenguaje de los pilotos en situaciones de estrés. Verstappen, tras ser llamado por los comisarios de la FIA, alegó que su primera lengua no es el inglés, lo que podría haber influido en la elección de sus palabras.
Sin embargo, los comisarios no aceptaron esta justificación, subrayando que los pilotos, como figuras de alto perfil, deben ser conscientes de cómo se expresan, independientemente del idioma que utilicen.
Además, la FIA destacó que el campeón del mundo no estaba bajo ninguna presión particular cuando hizo el comentario, lo que refuerza la necesidad de moderar su lenguaje en entornos públicos. A pesar de esto, Verstappen reconoció su error y se disculpó por el incidente, lo que fue tomado en cuenta por la FIA a la hora de imponer la sanción.
Este no es el primer caso en el que la FIA toma medidas enérgicas contra el uso de lenguaje inapropiado. En noviembre pasado, durante el Gran Premio de Las Vegas 2023, dos jefes de equipo, Frederic Vasseur de Ferrari y Toto Wolff de Mercedes, fueron advertidos por la FIA tras utilizar palabras malsonantes durante entrevistas en los medios.
En esa ocasión, Vasseur expresó su frustración por los daños sufridos en el coche de Carlos Sainz debido a una tapa de alcantarilla rota, mientras que Wolff respondió con una serie de expletivos ante las quejas del jefe del equipo italiano.
La FIA ha dejado claro que pretende ser más estricta en cuanto a los comentarios que se emiten públicamente, tanto por los pilotos como por los equipos, para mantener un estándar de respeto y profesionalismo en la Fórmula 1.
Este esfuerzo es parte de una iniciativa más amplia liderada por el presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem, quien ha solicitado a la administración de la Fórmula 1 que modere mejor lo que se transmite al público para evitar que se difundan expresiones inadecuadas.