Max Verstappen es un fuera de serie. El campeón del mundo quiere revalidar su título en este 2023 y desde luego que va camino de ello porque ya ha ganado tres de los cinco Grandes Premios que se han disputado esta temporada. En Miami salía desde la novena posición y parecía que con auparse al podio ya sería un gran resultado para él, pero no hay nada que sacie el hambre del holandés.
Fue una verdadera fiesta de Red Bull en Estados Unidos, que por segunda vez acogía esta prueba. Checo Pérez salía desde la pole pero no pudo aguantar las embestidas de su compañero de equipo. Son Zipi y Zape, da igual quién se ponga de por medio porque ya han firmado cuatro dobletes en las cinco carreras que se han disputado hasta el momento. El monopolio es absoluto y entre ellos tan sólo se atreve a asomar el hocico Fernando Alonso.
El piloto asturiano fue de nuevo tercero, el mejor del resto de los 'mortales'. Su Aston Martin subió al podio entre tanto coche de la bebida energética y Alonso firmó la tercera plaza por 33ª vez en su carrera deportiva. Serán cosas del destino, pero este número se vuelve a cruzar en el camino del español.
Carlos Sainz, que salía tercero, no pudo aguantar el ritmo de los mejores y fue cediendo con el paso de las vueltas aunque terminó en una meritoria quinta posición. Fue sancionado por los comisarios a mitad de carrera por un exceso de velocidad en su entrada a boxes, pero esos 5 segundos de penalización no supusieron ningún drama y sumó más puntos a su casillero como el mejor Ferrari.
Una carrera insulsa
La clasificación condicionó mucho la carrera. El accidente obligó a detener antes de tiempo el evento y la parrilla de salida que quedó configurada distaba mucho de ser la esperada. Checo Pérez salía desde la pole, y el futuro que se abría para el automovilismo español era esperanzador con la segunda posición de Sainz y la tercera de Fernando Alonso.
Había que bajar hasta la novena plaza para encontrar a Max Verstappen, algo inaudito. Al holandés le da igual, puede salir lejos de los mejores que para él las remontadas y los milagros están a la orden del día.
La salida fue limpia. Sin accidentes, sin colisiones y sin abandonos. Cada uno siguió su marcha y las posiciones entre los primeros puestos no se intercambiaron porque Pérez, Sainz y Alonso mantuvieron sus respectivas plazas. Así se mantuvo la carrera, siguiendo por sus cauces habituales, durante las primeras vueltas al menos en cabeza.
Verstappen comenzó pronto su remontada. En la vuelta 14 su acoso a Carlos Sainz dio sus frutos y le superó con facilidad, mientras que Checo Pérez estiraba la distancia por delante. Una vez que Verstappen descolgó a Sainz fue a por Alonso, que tampoco pudo oponer mucha resistencia.
Los comisarios le impusieron una sanción a Carlos Sainz por entrar pasado de rosca a boxes. Cinco segundos de penalización que, por suerte para el de Ferrari, no supusieron nada grave que lamentar al término de la carrera. A mitad de carrera hubo disputa entre los españoles, y ahí Fernando Alonso pasó volando a Carlos Sainz. Después lo hizo también Russell.
Hubo en general poca emoción en la carrera. Eso, hasta que en el último tramo llegó la pelea entre los Red Bull. Verstappen salió de su paso por boxes justo por detrás de Checo Pérez cuando restaban 11 vueltas para el final. Hubo disputa entre los compañeros de equipo y, tras varios adelantamientos, Max salió vencedor. Ya nadie le paró y el holandés volvió a subirse a lo más alto del podio.