Malas noticias para la Fórmula 1. Concretamente para el Gran Premio de Bahréin y todo lo que ello conlleva, ya que ha sido acusado de intentar lavar su imagen a través de la llegada del Gran Circo. Con ella ha intentado excusar las torturas realizadas y las desapariciones de personas. Y el contrato firmado con la F1 está bajo sospecha, ya que es el más largo otorgado.
Una mirada a un lado de la federación automovilística que ha sido denunciada. El Instituto para los Derechos y la Democracia de Bahrein (BIRD) ha interpuesto una demanda contra el Campeonato por violar las pautas marcadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Y lo ha hecho de manera muy particular, sin dejar que no se le escape ningún detalle. Ha acudido a ponerla con dos personas que han sobrevivido a la tortura. Najah Yusuf y Hajer Mansoor han acompañado a poner la denuncia a la Fórmula 1 ante el Punto Nacional de Contacto de Reino Unido (UK NCP).
Ellos fueron torturados tras las protestas pacíficas que hubo en el Gran Premio de Bahréin durante 2017. Ellos fueron detenidos y maltratados según han informado al poner la denuncia. Dos testigos en primera persona que ponen una encrucijada a la Fórmula 1 y el megalómano contrato firmado con el país de Oriente Medio.
En la propia demanda se deja claro desde cuando se han ido poniendo en esas prácticas basadas en "desapariciones forzadas, torturas y ejecuciones extrajudiciales". Todo se originó a partir de 2012, cuando el cuerpo de Salah Abbas Habib fue encontrado sin vida antes del comienzo del Gran Premio. Él era un reconocido activista que participó en una manifestación previa a la carrera. En ella se reivindicaba todas las reformas políticas que se estaban llevando a cabo en el país. Curiosamente, apareció muerto tras ser su grupo golpeado por la oposición.
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"Fue visto por última vez con las fuerzas de seguridad del gobierno. Al día siguiente, el cuerpo fallecido de Salah Abbas fue recuperado cerca del lugar de la protesta", aseguran desde el comunicado sus compañeros. Un hecho denunciado como represalia por parte del Gobierno para acallar las manifestaciones contra el régimen impuesto.
Dura denuncia
Una de las primeras personas que ha acusado directamente a la F1 ha sido Sayed Ahmed Alwadaei, director de Defensa del Instituto de Bahrein para los Derechos y la Democracia. Él como gran representante de la institución ha dejado un claro mensaje contra los principios de la entidad automovilística.
Una investigación que quiere llegar hasta el fondo con lo ocurrido para tratar de desenmascarar al régimen que predomina en Bahréin y que intenta blanquear los problemas sociales a través de la organización de grandes pruebas. Con ellas muestra la cara más amable, dejando ocultos los abusos de la autoridad como los que relatan los dos supervivientes de las torturas.
"La F1 no ha apoyado a las víctimas de abusos directamente relacionados con vuestras carreras, incluida Najah Yusuf, que fue torturada y encarcelada por criticar el Gran Premio, y cuyo hijo está detenido como 'represalias' por su activismo. Ignorar a dichas partes interesadas viola la propia política de derechos humanos de la F1 y corre el riesgo de ser cómplice de los abusos de sus socios", señala la denuncia. Unas duras palabras que cargan contra el máximo organismo y suS representantes, como su presidente Domenicali.
El propio Alwaddaei también mostró su crítica postura sobre lo sucedido, achacando la falta de interés del Gran Circo tras firmar un contrato que esconde muchas más cosas detrás que una cantidad económica. Un lavado de imagen que ha contado con la ayuda de la Fórmula 1.
"Parece que ha tomado la decisión de desconectarse de las partes interesadas, en violación de su propia política, y se ha distanciado de todos aquellos expertos que intentan advertirles sobre los graves riesgos en materia de los derechos humanos que plantean sus actividades en Bahréin", les atiza en un comunicado publicado.
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Enmascarar la tragedia
En este mismo año, la Fórmula 1 dio la exclusiva de su contrato con Bahréin, una extensión de contrato por todo lo alto. Nunca antes se había visto un compromiso de esas características con ninguna cita. Algo que sorprendió a propios y extraños. Una cantidad de millones no desvelada iba a parar a las arcas del entramado que preside Claudio Domenicali a cambio de una unión hasta 2036. Es decir, por catorce años más. Según diversas fuentes, las cifras podrían alcanzar los 630 millones de dólares por ese lapso de tiempo, a razón de al menos 45 millones por año que es lo que venían pagando. Pero a ello, hay que unirle la otra de la moneda, aquella que refleja todo lo que han sufrido los torturados en el país asiático.
"Toda la energía utilizada por el Gran Premio de Bahréin 2022 que provendrá de fuentes sostenibles, alineándose con el plan del Reino de Bahréin y de la Fórmula 1 de tener cero emisiones netas de carbono para 2030", expresaba en un primer momento el presidente de la F1. Además, estrechó los lazos de unión con una de las figuras más importantes del país.
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"Bahréin fue el primer país de Oriente Medio en dar la bienvenida a la Fórmula 1 y ocupa un lugar muy especial en nuestro deporte, y quiero agradecer personalmente a SAR el Príncipe Salman y a su equipo su dedicación y su duro trabajo a lo largo de nuestra asociación", terminó el comunicado publicado por el organismo.
Sin embargo, tras esas florituras a la hora de anunciar a bombo y platillo, el relato de uno de los supervivientes a la tortura deja al descubierto el pasotismo del Gran Circo a la hora de actuar contra los problemas sociales que han estado azotando a Bahrein desde 2012, cuando los hechos sucedieron. Y ahí es donde aparece el relato de Najah Yusuf. Uno de los protagonistas de los terribles hechos.
"Ver mis cartas ignoradas por la F1 es desgarrador. Necesito ayuda para obtener justicia, ya que parece que únicamente les importan los ingresos. Ahora me veo obligado a tomar más medidas al presentar una larga queja a través del PNC del Reino Unido", expresa en un alegato para que se investigue todo lo sucedido en lo que ha unido al país con el automovilismo.
Y no es la primera vez que alguien pone en marcha una protesta en el trazado de en el trazado de Sakhir. Allí Lewis Hamilton utilizó su marca de ropa dar visibilidad y apoyar a presos políticos como Ali Alhajee. Este recluso del gobierno bahreiní envió en su momento una carta de agradecimiento al piloto británico donde le explica cómo se convirtió en toda una inspiración para él y para muchos compañeros. La polémica vuelve a salpicar a Bahréin una vez más, haciendo que sus prácticas contra las personas que van contra el régimen empiezen a verse destapadas y esta vez vincula a uno de los organismos deportivos más importantes.
Un grave problema que ha puesto en el foco de los derechos humanos a la Fórmula 1, que parece haberlos obviado ante la ingentes cantidades de dinero que ingresarían tras el megalómano contrato. Sin embargo, las cosas no serán nada fáciles si quieren demostrar lo contrario y más tras las denuncias interpuestas. Un duro trabajo para limpiar su imagen tienen por delante si la demanda prospera.