Pasan los meses, los días, las carreras y las clasificaciones. Unas veces es en un continente, otras veces en algún otro. Y siempre (o casi siempre) pasa. Hay un momento de la carrera, un instante, en el que Fernando Alonso abandona. Esta vez, en el Gran Premio de Estados Unidos, el piloto asturiano, con un problema en motor, se fue camino de boxes y ya no volvió a salir: “No me lo puedo creer. Otros seis u ocho puntos perdidos”, reconoció el español, indignado, tras romper el motor. 



Su McLaren-Honda ha evolucionado durante toda la temporada. De hecho, es más potente. Sin embargo, sigue careciendo de fiabilidad. Cuando todo parece que va bien, cuando Alonso piensa en, simplemente, acabar una carrera, su motor se rompe y lo deja tirado en la cuneta. Esta vez, en el Gran Premio de Estados Unidos, llegó a salir en octava posición por detrás de Carlos Sainz, que se estrenaba en Renault. Sin embargo, no pudo terminar.



Su abandono llegó en la vuelta 25 de 56. Es decir, el McLaren-Honda de Alonso llegó hasta prácticamente la mitad de la carrera, pero después sufrió el problema. Tuvo que abandonar y dejar la carrera. No sumará puntos. Otra vez. Y la pesadilla sigue. Aunque, con un poco de suerte, todo cambiará el curso que viene, cuando su McLaren dejará de tener motor Honda y lo cambiará por un Renault.

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