La historia de Hannah Schmitz es una de las cada vez más habituales mujeres con éxito dentro de la Fórmula 1. Un mundo que hasta hace algunos años estaba reservado a hombres y en el que las mujeres tenían muy difícil entrar ya fuera como pilotos, ingenieras, mecánicas o cualquier otro rol dentro del equipo.
Con 37 años, Schmitz es la jefa de estrategia de Red Bull F1. Esta temporada se ha convertido en uno de los principales dolores de cabeza de Ferrari. La escudería italiana además de sus muchos errores durante este año, no está sabiendo contrarrestar la capacidad táctica de la estratega británica desde el muro. De hecho, la última victoria de Max Verstappen en Hungría se basó en una gran estrategia del equipo austríaco para llevar a Max Verstappen del décimo puesto a ganar la carrera y a Sergio 'Checo' Pérez de la undécima posición a la quinta.
Las caras visibles de este éxito en Red Bull son el mencionado Verstappen y el mexicano 'Checo' Pérez, pero en el garaje de la escudería austriaca destaca por encima del resto la figura de una persona, Hannah Schmitz.
Red Bull decidió salir con neumáticos blandos tras varios problemas en la clasificación para atacar desde la salida y hacer pronto la primera parada. Mientras, en Ferrari, prefirieron salir con gomas medias y desde el equipo austriaco pasaron al ataque con una segunda parada en 'boxes' para Max Verstappen. El neerlandés consiguió pasar a George Russell y finalmente conseguir una carrera que le deja con una ventaja de 80 puntos sobre Leclerc en el Mundial y una catarata de elogios a Schmitz.
Pero la carrera de Schmitz se remonta a mucho tiempo atrás. Ingeniera mecánica graduada por la Universidad de Cambridge, actualmente es la encargada de analizar las carreras de su equipo en tiempo real, revisando las condiciones de la pista, monoplaza o clima entre otras muchas tareas, como la siempre decisiva entrada en 'boxes'.
Schmitz se unió a la escudería Red Bull en 2009, pero poco tiempo después fue nombrada directora de ingeniería de modelado y simulación en Milton Keynes, los cuarteles generales de la escudería. Para el 2011 fue nombrada directora de estrategia, y desde entonces no ha parado de crecer en importancia en el equipo.
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Desde el propio Red Bull no dudan en felicitar a Schmitz y en poner en valor su importancia en los éxitos del equipo, como en el GP de Mónaco. La estratega fue la que ideó el plan de parada en boxes que finalmente llevó a Sergio Pérez a ganar la carrera y a Max Verstappen a hacerse con un lugar en el podio.
Helmut Marko, asesor de Red Bull, llegó a decir después: "Estoy muy orgulloso de todo el equipo, especialmente de nuestra jefa de estrategia Hannah Schmitz. Obtuvo mucha información de Milton Keynes, mantuvo la calma y esperó para tomar la decisión correcta. No solo nos ayudó a ganar, sino que puso a Max por delante de Leclerc. El factor decisivo fue la estrategia, aunque otros dieron vueltas más rápidas con neumáticos medios".
Capacidad de adaptación
Una de las principales actitudes que debe tener un jefe de estrategia y que encarna Schmitz es la capacidad de adaptarse y tomar decisiones difíciles y rápidas en distintos escenarios. "Creo que es increíblemente emocionante. Te sientas en el borde de tu asiento cuando tomas esa decisión en una fracción de segundo", dijo la propia Schmitz en la web de su equipo.
"Entonces tienes quizás 20 segundos, lo que no suena como poco tiempo, pero en una carrera, estar sentado esperando ver si tu decisión ha valido la pena puede parecer una vida entera", indicó.
Todas las decisiones son importantes en un deporte en el que la diferencia entre ganar y perder a veces es inferior a un segundo. Tipos de neumáticos, táctica entre compañeros, paradas, agresividad o calma en determinados momentos... todas esas decisiones acaban llevándolas a cabo los pilotos en la pista, pero han tenido su origen entre ordenadores.
"Creo que mantener la calma es uno de los atributos más importantes de un estratega", dice Schmitz. En la mañana de un día de carrera normal Schmitz asiste a distintas junto a los ingenieros de carrera, Adrian Newey y, en última instancia, Christian Horner, para considerar los planes de carrera.
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Como revela Schmitz, la sala de última generación de Red Bull al estilo de la NASA ha cambiado la forma de ganar en la Fórmula 1. "Podemos estar escuchando la radio de cada equipo, podemos estar viendo las imágenes a bordo de cada equipo, podemos estar viendo todos los números en detalle y pasar eso al pit wall en segundos. Es como estar en la misma habitación. No hay demora".
Diferencias con Ferrari
La dedicación de Schmitz puede estar siendo determinante en este Mundial que, aunque no está decidido, sí está muy encarrilado para Max Verstappen y, en el caso de Red Bull, el Mundial de constructores.
Una capacidad resolutiva la de Schmitz que está siendo diferencial, en especial en comparación con su principal rival este año, Ferrari. La histórica escudería italiana ha sufrido a lo largo del año distintos errores de estrategia y problemas de fiabilidad (también errores individuales de su pilotos) que están lastrando sus opciones de pelear por un campeonato que se ha puesto cuesta arriba.
En el caso de Schmitz, se podría decir que el haber llegado a lo más alto en Red Bull forma parte de una carrera muy vocacional. Desde pequeña mostró interés en los automóviles y en cómo funcionaban por dentro, lo que con el tiempo se convirtió en pasión por la ingeniería.
Pero no fue un camino de rosas, la Fórmula 1 es un deporte históricamente masculino y no abundan las mujeres con puestos de relevancia dentro de los equipos. "Creo que hay muchas personas que inicialmente tal vez no tengan la confianza en ti para hacer el trabajo", dice Schmitz sobre el haber llegado al 'Gran circo' siendo mujer.
Trabajo y éxitos por delante
Se ganó poco a poco la confianza de todo el mundo en su equipo, pero hubo un momento que resultó ser un punto de inflexión en su carrera. En el Gran Premio de Brasil en 2019, Schmitz orquestó un plan en el que Verstappen tendría que entrar en 'boxes' y perder el primer puesto ya que el piloto estaba perdiendo ritmo, con el objetivo de ejecutar un 'hachazo' más tarde y acabar ganando la carrera, algo que consiguió el neerlandés.
Un movimiento arriesgado pero que le acabó ayudando a Red Bull a ganar el Mundial de Constructores, un trofeo que también levantó Schmitz, a la que se pidió que subiera al podio para recoger el título.
"Fue un momento increíblemente especial y el culmen de mi carrera. De hecho, acababa de volver a trabajar después de tener a mi primer hijo, así que eso fue algo muy importante para mí, demostrar que todavía estaba aquí y que podía hacer bien el trabajo. Fue simplemente una experiencia increíble", relata una de las figuras clave en el éxito de Red Bull en los últimos años.