El GP de Silverstone dejó, además de la histórica victoria de Sainz, uno de los accidentes más espectaculares de los últimos tiempos. Un choque que de no ser por el halo le podría haber costado la vida a Guanyu Zhou.
El piloto de Alfa Romeo fue víctima de un gran choque que afectó a George Russell, Alexander Albon, Yuki Tsunoda y Esteban Ocon. El joven chino recorrió varios metros bocabajo con el coche volcado hasta impactar contra las barreras. Fue trasladado en ambulancia al hospital, pero estuvo consciente y acabó sin daños reseñables.
El coche de Guanyu Zhou volcó cuando llegaban todos los coches a la primera curva del trazado de Silverstone. El coche de Pierre Gasly golpeó con una de sus ruedas en el de George Russell. El británico perdió el control y se fue contra el Alfa Romeo del chino. El golpe se produjo de forma lateral y su monoplaza empezó a volar volcando en el aire. El Mercedes no podía frenar y el joven piloto no pudo maniobrar para evitarlo.
Por si fuera poco, antes de la carrera de Fórmula 1, también hubo un grave accidente en la F2. El monoplaza de Dennis Hauger, el PREMA del corredor noruego, iba directamente contra el casco de Roy Nissany, piloto israelí de DAMS, y de no ser por el halo seguramente no se podría hablar de que los dos pilotos están en perfecto estado.
Un ejemplo de la importancia de la seguridad y los avances técnicos y tecnológicos en los coches, en las pistas y en la asistencia médica. Y es que, desgraciadamente, muchos de estos avances se han tenido que producir después de que haya habido víctimas mortales en los circuitos.
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Uno de los primeros accidentes que empezó a concienciar fue el de Roger Williamson en el GP de Holanda de Fórmula 1 de 1973. Durante la carrera, uno de los neumáticos de Williamson sufrió un reventón, perdiendo así el control del vehículo. El coche impactó contra las barreras a alta velocidad, siendo catapultado a una distancia de 275 metros por la pista para acabar finalmente bocabajo contra las barreras del otro lado del circuito, después de que el depósito de combustible se incendiase debido al roce contra el suelo.
Apenas tres años después, Niki Lauda, el tres veces campeón del mundo, sufrió graves quemaduras en la cabeza e inhaló gases tóxicos que dañaron sus pulmones tras un choque en Nürburgring. El incidente ocurrió en un punto del circuito de 22,8 kilómetros al que era casi imposible llegar, y Lauda tuvo que ser sacado por cuatro colegas pilotos. Tras el accidente, el circuito fue retirado de calendario en la siguiente temporada por la peligrosidad que suponía.
En el GP de Italia de 1978, el malhadado fue Ronnie Peterson. En un accidente con hasta 11 involucrados James Hunt intentó evitar un toque de Riccardo Patrese y golpeó al coche de Ronnie. Su Lotus se estrelló contra otros monoplazas y luego chocó contra el guardarraíl y se prendió fuego. Hunt logró sacarlo a Peterson que quedó consciente, pero con sus dos piernas rotas. La ambulancia llegó tarde y fue trasladado al Ospedale Maggiore de Milán, donde finalmente fallecería.
Sid Watkins, entonces comisario de la FIA y neurólogo, fue el que impulsó el safety car para tardar menos en llegar a la pista y a la zona de los accidentes, que fue una de las causas de la muerte de Peterson. Desde su llegada a la F1 a finales de los 70 hasta la actualidad, los coches médicos no han parado de evolucionar.
Villenueve salió despedido de su coche
El canadiense Gilles Villeneuve, primer piloto de la escudería Ferrari, se partió el cuello y las cervicales en el curso de los entrenamientos oficiales del Gran Premio de Bélgica de Fórmula 1 de 1982. Villeneuve chocó contra el March del alemán Jochen Mass y salió despedido por el aire.
En una curva a la que llegaba a casi 270 kilómetros por hora, el piloto de Ferrari se encontró delante al alemán, cuyo ritmo era mucho más lento. Mass vio por su retrovisor izquierdo la aproximación de Villeneuve y pretendió dejarle paso, pero acabaron chocando, provocando el mortal accidente. Villeneuve salió por el aire, roto el cinturón de seguridad, para ir a estrellarse contra las vallas. Con la seguridad actual, es prácticamente imposible que ocurra un accidente así.
Una de las más trágicas fue la muerte de Ayrton Senna en el GP de San Marino de 1994. Aunque nunca se reconoció de manera oficial, una de las supuestas causas de la muerte fue la ruptura de la barra de dirección, lo que obligó posteriormente a reforzar el 'cockpit' y cambiar circuitos como el de San Marino.
Senna entró con su Williams FW16 en la curva Tamburello, perdió el control y sufrió un grave impacto contra el muro. Tras acudir los servicios médicos al lugar, Senna fue rescatado del interior de su coche. Sufría graves heridas en la cabeza a causa del impacto de un neumático y de un elemento de la suspensión.
Incendio en boxes
Por su parte, el accidente de Jos Verstappen en el GP de Alemania 1994 tuvo que ver con una parada para cargar combustible en boxes. Su Benetton quedó envuelto en llamas tras su parada cuando la gasolina se salió de la manguera y prendió en un coche aún caliente. Un incidente que sucedió en más de una ocasión, aunque este fue de los más graves.
"Vi que salía líquido y fue justo antes de que pudiera oler nada y por eso agité mi brazo. Luego todo se prendió y se quedó a oscuras; no podáis respirar. Fue una situación en la que no sueles pensar; es como si de repente te meten en una sala oscura y luego piensas 'Tengo que salir de aquí...", dijo Verstappen sobre lo ocurrido. Desde entonces, hay un mayor control con los repostajes, incluso más tarde se llegó a prohibir repostar fuera del box por seguridad.
A bordo de su McLaren MP4/10, Mika Hakkinen estaba en su vuelta rápida de clasificación del GP de Australia de 1995 cuando un pinchazo en un neumático trasero antes de llegar a la curva ocho lo mandó de costado a la barrera de neumáticos, con una velocidad de impacto de casi 200 km/h.
Previo al accidente, Gerhard Berger, uno de los pilotos a cargo de la reformada Grand Prix Drivers Association, le habría comunicado a los oficiales de pistas que la barrera de neumáticos de esa zona de la pista no era lo suficientemente segura para el tipo de impacto que se esperaba amortiguar.
El lado izquierdo de su coche absorbió poco del gran impacto, mientras su cabeza golpeó el volante con tanta fuerza que lo terminó rompiendo y con los botones del volante marcados en la visera de su casco. Su cuello y cabeza se sacudieron violentamente de un lado al otro en la zona de la cabina, la cual había sido reforzada como consecuencia de la tragedia de Senna del año anterior.
Hakkinen sufrió una fractura de cráneo, contusiones, hemorragia interna y de milagro se salvó de que una de sus piernas fuese perforada por una de las barras de suspensión. Este grave accidente y las secuelas que tuvo Hakkinen provocaron la creación del HANS para más seguridad, el collarín que llevan todos los pilotos en la parte posterior del cuello.
[Milagro en Silverstone: el halo salva la vida de Nissany en la Fórmula 2]
Otro de los accidentes que supuso un antes y un después fue el de Jacques Villeneuve y Ralf Schumacher en el GP de Canadá 2001. Un comisario de carrera falleció por una rueda que salió disparada a toda velocidad por el choque, y desde entonces se impulsaron los sistemas de sujeción de las ruedas al chasis.
En 2009, el piloto brasileño Felipe Massa sufrió un violento choque en la sesión de clasificación del Gran Premio de Hungría 2009. El piloto perdió el control de su Ferrari después de que un pequeño tornillo del coche de Barrichello impactara contra su casco, lo que le destrozó la visera. Desde entonces se redujeron y fortalecieron las viseras, con el objetivo de evitar más accidentes como el de Massa.
La llegada del halo
En lo que se refiere a los españoles, Fernando Alonso también tuvo un gran susto en el circuito de Spa en 2012. El accidente llegó cuando antes de la primera curva, el Lotus de Romain Grosjean, que salía noveno, intentó meterse por el interior de la primera curva, sin dejar espacio al McLaren de Lewis Hamilton, haciendo que el inglés perdiera el control de su monoplaza y chocara con la parte trasera del coche de Grosjean, enganchando ambos monoplazas.
Grosjean chocó contra la parte trasera del Sauber de Sergio Pérez, saliendo catapultado por los aires para después caer directamente y con mucha fuerza sobre el Ferrari de Fernando Alonso.
El Lotus pasó por encima del monoplaza rojo, a tan solo centímetros de la cabeza del español, en un accidente que pudo ser fatal. Después de mucha deliberación, ese accidente fue el que finalmente impulsó la adopción del halo, que este mismo fin de semana ha salvado a Nissany y Zhou.
El último fallecido en un Gran Premio de Fórmula 1 fue Jules Bianchi en el GP de Japón de 2014. El piloto se salió de la pista a gran velocidad y chocó con una grúa que asistía a otro coche (pilotado por Adrian Sutil) que había quedado fuera de carrera en el exterior de la curva 7. Bianchi chocó directamente con la cabeza y, aunque murió de inmediato, Bianchi acabaría falleciendo nueve meses después de un largo coma.
Su accidente puso el foco (y más control) en las carreras sobre asfalto mojado y se decidió parar las carreras si era necesario cuando hubiera maquinaria o equipo de rescate en pista, como fue su caso.