El español Raül Torras, de 46 años, es el último fallecido que deja el International Tourist Trophy de la Isla de Man, una de las carreras más famosas y a la vez más peligrosas del mundo. El piloto sufrió un accidente fatal en un circuito que se cobra numerosas vidas cada año. Su circuito, formado por la concatenación de carreteras urbanas y públicas que recorren la isla, se convierte en cada edicón en una ratonera para todos los pilotos que se atreven a competir y a jugarse la vida cada curso en las diferentes modalidades de las que se compone esta mítica prueba.
Con una velocidad media de unos 200 kilómetros por hora, aunque dependiendo de la categoría, y con máximas que superan los 330 kilómetros por hora, se trata de una prueba que no entiende del miedo ni del respeto por los riesgos. Todo ello entre lugares que no están acondicionados para el motociclismo de alta competición, formados por muros de piedra, vallas y guardarraíles.
Un infierno a simple vista, pero un paraíso para muchos kamikazes que se juegan la vida sin pensar en el mañana. La carrera se lleva a cabo principalmente en la ciudad de Douglas, la capital de la británica Isla de Man. En su puerto cuelga un cartel que recibe a todos los visitantes que llegan por mar y que les da el que para ellos es el lema que resume a la perfección el espíritu de esta prueba: "Si no te gustan nuestras reglas, sale un barco cada media hora".
Una afirmación que en parte es cierta, pero que en parte no lo es. El TT de la Isla de Man se podría considerar como la carrera sin reglas en la que la vida es solo un factor más de todos los que entrar en juego. Ni mucho menos el más importante. Por eso terminó saliendo del calendario de MotoGP después de haber permanecido en él durante casi tres décadas. Pero una leyenda como Giacomo Agostini se terminó plantando y consiguió que este trazado, considerado como una carnicería para muchos, quedara únicamente para los valientes sin remedio que deciden jugarse la vida una vez al año.
El circuito más peligroso
La carrera de la Isla de Man es una prueba que dura casi dos semanas. En total consta de seis días de entrenamientos libres antes de una clasificación y después cinco días de práctica de carrera y cuatro días de competición. Algunos de sus participantes aseguran que preparar una participación en el TT de la Isla de Man podría llegar a tener un coste de unos 25.000 euros a la temporada. Una cifra que se alcanza sumando la preparación de la moto y los gastos que podrían conllevar los entrenamientos. Se necesita una gran cualificación para participar en ella con ciertas garantías de no estar jugándose la vida en balde.
La carrera está considerada como una prueba internacional que celebró su primera edición en torno al año 1907. La competición transcurre por la famosa Ruta de la montaña de Snaefell en un formato contrarreloj y, lógicamente, cerrada al tráfico. Un dato que no parece tan obvio cuando se consulta la amplia lista de fallecidos cada año.
El circuito de Snaefell, considerado el trazado de motociclismo en uso más antiguo del planeta, es compartido también por otra conocida prueba que se celebra en la zona, el Manx Grand Prix. Cada temporada, estas carreteras se cierran al público con el permiso del gobierno de la isla tras la firma de un acta por parte del Tynwald, el órgano bicameral que ostenta el poder legislativo de la región manesa.
Consta de más de 60 kilómetros, una distancia abismal si se compara con la que tiene un circuito del Mundial de Motociclismo, que suele oscilar entre los cuatro y los cinco kilómetros aproximadamente. La salida se toma a través de la Glencrutchery Road en la ciudad de Douglas, la capital de la Isla de Man. Desde allí viajan hasta localidades como Ramsey, Peel, Castletown, Bungalow, Hailwood's Height y la subida al Monte Snaefell.
Esta prueba estaba concebida en un primer momento para ser realizada por automóviles, especialmente con las carreras precedentes que se organizaron en la zona y que terminaron desembocando en el año 1905 en una prueba también apta para motos. El recorrido fue sufriendo variaciones hasta que en el año 1907 se estableció de manera oficial el inicio del TT de la Isla de Man.
Sin embargo, el circuito ha sido sometido a importantes retoques a lo largo de la historia, divididos en varios periodos, los cuales se han prolongado incluso hasta el siglo XXI. El recorrido ha alcanzado una popularidad tan grande que ha sido utilizado también por otros deportes como el ciclismo, organizando ahí varias pruebas importantes en el Reino Unido. De esta isla es originario uno de los mejores sprinters de la historia, el corredor del Quick Step Mark Cavendish.
Se calcula que el recorrido, en sus más de 60 kilómetros, está formado por más de 200 curvas, algunas bautizadas con nombres ilustres, y en él se pueden alcanzar velocidades por encima de los 330 kilómetros por hora. De ahí que cuando se producen fuertes impactos o accidentes en zonas carentes de medidas de seguridad como las que se pueden ver en competiciones como MotoGP o el Mundial de Superbikes, estos tienen una alta probabilidad de terminar en lesiones muy graves e incluso la muerte.
El éxito de esta prueba está marcado sobre todo por la leyenda de tres pilotos. En primer lugar, Joey Dunlop, que sumó un total de 26 victorias y es el más laureado de la historia. En segunda posición se encuentra John McGuinness, con 23 triunfos. Y el podio lo cierra otro Dunlop, Michael, con 20 victorias.
Más de 260 víctimas
El rasgo más característico del International Tourist Trophy de la Isla de Man es su peligrosidad. Esta prueba está considerada como la más macabra y tenebrosa del mundo y es que sus continuos accidentes dejan un importante reguero de víctimas cada temporada. En 2022 se reconocieron hasta cuatro muertos y en 2023, de momento, la del español Torras, elevando el total por encima de los 260 desde la fundación de la carrera.
Una cifra mareante y desesperante, pero que también se explica desde algunos puntos de vista. Uno de ellos es su longevidad, superando ampliamente el siglo de vida. Otro es la duración, ya que el gran premio consta de entre 10 y 15 días. Y por último, la cantidad de participantes que asisten en todas sus modalidades y categorías. A mayor número de participantes con vehículos diferentes, mayor riesgo y mayor probabilidad de desgracias.
Históricamente, las diferentes categorías que han convivido en esta carrera son Superbikes, Supersport, Lightweight, Ultra-Lightweight, Senior, Superstock, TT Zero, y Sidecar TT. Actualmente siguen activas la mayoría de ellas, pudiéndose ver motos de una potencia superior a los 1200cc e incluso algunos ejemplos idénticos a los que compiten en el Mundial de Superbikes y en el de MotoGP.
Con su reglamentación en la mano, puede competir cualquier tipo de moto aunque tenga una especificación propia de la competición de máximo nivel. No obstante, la organización tiene la potestad para denegar su participación a aquellos que consideren que pueden perjudicar al desempeño de la carrera en una cierta igualdad.
Entre su amplia lista de víctimas, las pruebas realizadas en la Isla de Man fueron el final de un piloto español, Santiago Herrero. Fue el 10 de junio del año 1970. Este corredor madrileño, que llegó a competir en el Mundial de Motociclismo durante siete temporadas, siendo tercero en el campeonato de 250cc en el año 1969, perdió la vida tras un brutal accidente producido dos días antes de su fallecimiento.
Cuando rodaba tercero en la prueba dentro de la última vuelta, sufrió un brutal choque en Westwood Corner contra Stanley Wood, quien se rompió un tobillo y las dos clavículas. Santiago murió a causa de las graves heridas sufridas. Su fallecimiento supuso un shock terrible para su marca, la conocida OSSA, pero también para todo el motociclismo español que decidió vetar esta prueba para siempre.
El boicot de Agostini y España
A raíz de la muerte de Santiago Herrero, España decidió condenar la peligrosidad de esta prueba y la impunidad con la que se corría y se hacían verdaderas atrocidades. Por ello, la Federación Española de Motociclismo decidió no permitir la emisión de licencias para correr estas pruebas. Ese año fallecieron un total de 7 pilotos, una de sus temporadas más negras.
Una medida que fue muy criticada en su momento, ya que esta carrera siempre ha estado mitificada por aquellos que se consideraban como defensores de la vieja escuela. Sin embargo, todavía se mantiene en vigor, ya que el veto de España al TT de la Isla de Man es total. En la actualidad siguen existiendo pilotos de casa que corren esta prueba, pero lo hacen a través de licencias concedidas por federaciones extranjeras. Algo que, lógicamente, la FEM no puede controlar.
El otro gran veto que ha sufrido esta prueba a lo largo de su historia corrió a cargo de una de las mayores leyendas del Mundial de Motociclismo. Seguramente la mayor junto a Valentino Rossi y Ángel Nieto, aunque entre reyes importan más los gustos y las épocas que los títulos y los registros.
El International Tourist Trophy de la Isla de Man formó parte del Mundial de Motociclismo desde el año 1949 hasta el año 1976. Casi tres décadas en las que los mejores pilotos del mundo se jugaban la vida, mucho más de lo habitual, entre los muros y las casas de Douglas y las localidades colindantes. Allí brillaron durante esos años leyendas como el propio Giacomo Agostini o el británico John Surtees. El italiano se apuntó un total de 10 victorias entre las categorías de 350cc y 500cc.
Sin embargo, era plenamente consciente de los graves peligros que corrían participando en este tipo de pruebas y por eso en el año 1972 decidió decir basta. Tras ganar sus últimas dos pruebas ese mismo año, aseguró que no correría más en dicha carrera porque era casi una muerte asegurada para muchos pilotos. Aquel plante supuso un shock en el Mundial ya que el dominador de la época se negó a correr lo que por aquel entonces era el Gran Premio de Gran Bretaña.
Agostini aseguraba que era horrible que esta prueba formara parte del calendario profesional y, por lo tanto, fuera obligatoria para ellos. Una diferencia notable a la actualidad, ya que solo compite allí quien lo desea, asumiendo sus propios riesgos. Poco a poco, instituciones y pilotos se dieron cuenta de que Agostini tenía razón y se fueron sumando a este gran boicot que a su vez provocó que las marcas dejaran de interesarse por promocionar la carrera e invertir en su mantenimiento. En menos de 3 décadas se consagró como el circuito que más víctimas se ha cobrado en el Mundial con amplia diferencia con un total de 36. El segundo, a años luz, es Spa-Francorchamps con 10.
Así pues, en el año 1976, dejó de formar parte del Campeonato del Mundo, recibiendo su mayor golpe hasta la fecha. Fue reemplazado por otro Gran Premio de Gran Bretaña que se ha disputado en los circuitos de Silverstone, el actual, y Donington Park. Esta es la forma en la que ha ido creciendo y modificándose una prueba que ha pasado a ser conocida, casi únicamente, por el alto número de víctimas que ha provocado en sus más de 100 años de historia.