La Fórmula 1 prepara ya con mimo el que puede ser uno de los grandes eventos deportivos del año. Se trata del Gran Premio de Miami, uno de los estrenos más esperados en la presente temporada del 'Gran Circo', esa ya mundialmente conocida como la del cambio. El espectáculo lo están poniendo en la pista los Charles Leclerc, Max Verstappen, Fernando Alonso y compañía.
Pero la idea es que las novedades que llegan cada curso impulsadas por Liberty Media y por la gestión de la Federación Internacional del Automovilismo lo que intentan es potenciar que ese espectáculo vaya a más. Sin embargo, hay planes y proyectos que no siempre salen como tienen en mente los magnates que controlan este deporte seguido por todo el mundo y que tiene en Estados Unidos uno de sus mercados pendientes.
La Fórmula 1 quiere crecer al otro lado del Atlántico y por eso cada vez está llevando más y más eventos hasta dichas fronteras. De momento, ya se corre en el Gran Premio de Brasil, en el Gran Premio de Canadá, en el Gran Premio de México y en el Gran Premio de las Américas. Este curso llega Miami y en el horizonte aparecen opciones como Cancún.
Sin embargo, es Miami la carrera que más expectativas está generando de todas por la importancia que tiene esta ciudad de la costa de Florida. Además, sin contar la que se disputará este fin de semana en el trazado de Imola, será la siguiente parada del calendario que dará un gran salto desde Europa hasta América. Y no lo hará exenta de polémica, ya que el Gran Premio de Miami ha pasado incluso por los juzgados.
Librando una demanda
El 'Gran Circo' celebra de manera increíble la carrera que se va a disputar el fin de semana del 6 al 8 de mayo en tierras estadounidense. Sin embargo, no se ha librado también de las sombras que a veces lleva consigo la propia Fórmula 1, un negocio que mueve enormes cantidades de dinero y que a veces se topa con conflictos con los ciudadanos de las urbes en las que aterriza o con la idiosincrasia de países a los que llega. Así ha sucedido en los casos de Qatar o Arabia Saudí.
En Miami también ha habido disputas y es que parte de los habitantes de la ciudad, concretamente de la zona por la que correrán los monoplazas de Fórmula 1 en este trazado urbano muy similar a los que ya se utilizan en la Fórmula E, se han quejado de la falta de organización que se ha producido. Concretamente, sus quejas son porque consideran que van a estar sometidos durante varios días a unos niveles de ruidos casi insoportables por el rugido de los motores V6 de los coches de la parrilla.
Los vecinos de Miami Gardens, la zona en la que se encuentra el Hard Rock Stadium y donde se va a llevar a cabo el grueso del Gran Premio, han sido los que han impulsado esta demanda contra la prueba. Su argumentación se basaba en que los informes médicos que ellos manejaban aseguraban que los decibelios que se podrían alcanzar durante el fin de semana les podrían causar daños auditivos irreparables.
La celebración del Gran Premio ha estado en riesgo en las últimas semanas. Incluso ha habido protestas por parte de asociaciones y grupos de vecinos frente al Ayuntamiento de Miami Gardens. Los demandantes presentaron un estudio que hacía una estimación del ruido que podría generar el evento y que se elevaría hasta los 97 decibelios.
Esto penetraría en los hogares dentro de un radio de más de 4 kilómetros en la zona alrededor del estadio Hard Rock. Sin embargo, este informe ha sido obviado por el juzgado que se ha encargado del caso y que ha dado luz verde, anulando el valor de la demanda interpuesta.
Los famosos tapones
Después de semanas de intesas protestas, el Gran Premio de Miami ha recibido la luz verde definitiva y se disputará, como está previsto, a partir del 6 de mayo. Sin embargo, para ello ha sido necesaria la entrada del juez del condado Miami-Dade Alan Fine. Tal y como adelanta el diario Miami Herald, es la persona que ha desestimado los recursos presentados para evitar que se paralizase la celebración de la carrera.
El magistrado ha rechazado la demanda y ha apuntado hacia la clave del caso, la cual estaría en considerar el Gran Premio como 'evento especial'. Eso permitiría, bajo la ley, dotar de mayor flexibilidad a la prueba en cuanto a las ordenanzas municipales de respeto de niveles de ruido. Esta posibilidad, aunque no está confirmada, se baraja con seriedad.
Además, el juez Alan Fine considera que los argumentos presentados por los denunciantes en el estudio presentado son una mera cuestión especulativa y que en base a la misma no se puede tomar una medida tan taxativa como sería la prohibición de la carrera. Por si fuera poco, recuerda que la información no está basada en datos de la Fórmula 1 actual ni tampoco en carreras de años anteriores, ya que es la primera vez que este Gran Premio se celebra.
Lo más llamativo de todo es que tras la desestimación de la demanda, el polémico juez Alan Fine se ha permitido dar consejos a los vecinos afectados. Las observaciones realizadas han sido tan sonadas que irían desde la recomendación de permanecer todo el fin de semana en sus casas sin salir hasta transitar por la zona con tapones en los oídos. Unos hechos que han provocado todavía más alboroto en lo que se refiere a la celebración del Gran Premio.
Estas instituciones sienten que se han reído de ellos con este tipo de 'consejos' y por ello no descartan llevar a cabo protestas agresivas durante el fin de semana que la Fórmula 1 hace parada en Miami. Además, afirman ser conscientes de que este tipo de eventos mueven tantos millones de euros que una simple demanda por contaminación acústica no iba a conseguir nada. Pero al menos, pretenden hacer ellos también su propio ruido.
Para rebajar la tensión, el juez sí ha abierto la puerta a que todos los afectados realicen sus propias mediciones de ruido para informar en un futuro a la corte y así decidir si efectivamente, existe riesgo para la salud de los aficionados. "Creo que es importante tener una medida objetiva de cuáles son realmente los decibelios que afectarían a un demandante", aseguraba Alan Fine en información recogida por el Miami Herald.
El Gran Premio es el producto de un magnánimo acuerdo firmado para los próximos diez años y que pretende llevar la Fórmula 1 hasta un nuevo punto de los Estados Unidos. Miami se unirá en unas semanas a una larga lista que conforman lugares como Indianápolis, Sebring, Riverside, Watkins Glen, Long Beach, Las Vegas, Detroit, Dallas, Phoenix o el Circuito de las Américas en Austin.
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