Sophia Florsch saltó a la fama mundial en el año 2018 cuando sufrió un accidente que casi le cuesta la vida. Una situación que parecía truncar la carrera de uno de los mayores talentos femeninos del mundo del motor. Su sueño era llegar a la Fórmula 1 y tras ese trágico vuelo en el circuito de Macao, todo parecía venirse abajo. Sufrió entre otras muchas lesiones una fractura en la médula espinal que casi termina con todo.
Sin embargo, no fue así. Después de unos años complicados entre su recuperación y su vuelta a la competición, pasando por competiciones como el DTM, Sophia consiguió retornar a la élite para seguir peleando por un reto que ahora ve más complicado que nunca. No obstante, no niega que cada vez tiene más complicado poder llegar al 'Gran Circo', el que era su objetivo desde que despuntó siendo solo una niña por su enorme talento.
Pero a Sophia le duele algo mucho más que no poder llegar a la Fórmula 1. Y es la hipocresía que se puede ver en el mundo del motor con la figura de la mujer. En los últimos años, parece que las marcas y las organizaciones están intentando visibilizar más a las pilotos y darles oportunidades para que puedan llegar estar al nivel que merecen, al mismo que los hombres, y cada uno marcado por su talento. En esa línea se han creado competiciones como las Women Series.
Sin embargo, para Sophia eso no es más que una posición de cara al exterior que luego no se corresponde con la realidad: "Los equipos se 'adornan' de pilotos sin darles una oportunidad real. Al hacerlo, justifican clichés modernos y chic como 'promovemos a la mujer y la diversidad', pero es solo una fachada barata, palabrería sin dar ningún apoyo real en términos de inclusión deportiva en igualdad de condiciones".
La experiencia de Sophia
Sophia ahora compite en el Campeonato del Mundo de Resistencia donde parece que continuará también durante la próxima temporada. Su lugar parece ser de nuevo la prestigiosa categoría de los LMP2. Pero desde su experiencia narra uno de los episodios más lamentables que se han visto en los últimos años. Ella tuvo un auge de patrocinadores y de ingresos a raíz de su accidente, pero cuando esa fiebre se pasó, todos la dejaron de lado de manera flagrante.
"De hecho, a menudo es solo un compromiso calculado a bajo costo y en su mayoría sin apoyo real a nivel de inclusión deportiva en igualdad de condiciones. Ya no me queda ninguno después de 'capitalizar' mi exposición mediática relacionada con el accidente. El automovilismo se mueve rápido tanto dentro como fuera de la pista, el accidente llamó la atención, pero en el sentido deportivo no fue un paso adelante".
A pesar de todo este calvario que ahora denuncia alzando la voz, no pierde la esperanza de poder llegar a la Fórmula 1 en algún momento. Confía en su juventud y en su talento: "A los 21 años puedo y debo seguir persiguiendo este objetivo. Con un presupuesto grande sería rápido, con un presupuesto pequeño a veces hay que desviarse. Pero me estoy abriendo camino luchando y creo firmemente que hay un futuro. En algún momento, la inversión valdrá la pena tras lo ocurrido".
[Más información: Max Verstappen hace saltar la banca de la Fórmula 1 y renueva con Red Bull hasta 2028]